CAP 60 ENAMORADOS

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"Sé que no puedo volar, pero hay alguien que me hace sentir que lo puedo lograr y esa persona eres tú". El amor de mi vida, el único hombre que consigue alterar mi corazón.

Natalia apresuró sus pasos para alcanzar a su tía quien iba subiendo las escaleras con tanta determinación que por un segundo creyó que le cerraría la puerta en la cara, pero no fue así. Rachel entró a su habitación y dejó la puerta abierta para que su sobrina entrara tras ella. La pelirroja cerró y puso el pestillo antes de girar en dirección a las cortinas blancas de bailaban al ritmo de la brisa a través del balcón. Ver de espaldas la silueta entristecidas de su querida tía le rompió el corazón, así que con mucha cautela avanzó hasta ella para alcanzarla.

-Tía...

-Mi cielo... -Rachel trató de mostrarse fuerte como cada vez, pero terminó rompiéndose al igual que su sobrina.

-Ella se fue... Lo hizo de nuevo.

Natalia susurró en un hilo de voz tan decepcionado antes de atravesar las cortinas que las separaba, Rachel se limpió las lágrimas con discreción y ladeó su cuerpo para mirar a su hermosa niña convertida en adulta, su compañía eterna. Su pequeña pelirroja era más que su sobrina, era la hija que siempre deseó tener. Nat era todo lo que tenía, todo lo que le quedaba, y se tendrían mutuamente por el resto de sus vidas. Así lo había querido el destino.

-Ven aquí, mi corazón.

Nat esbozó un puchero de tristeza al escuchar el cariño con el que Rachel la recibió para después simplemente correr a los brazos de su tía y echarse a llorar como un verdadero bebé.

-Mamá prometió que no se iría, tía. Dijo que estaba muy feliz de estar con nosotras, dijo que se quedaría un poco más, dijo que no desaparecería otra vez.

Nat sollozó en hueco de su cuello mientras su tía frotaba su espalda y la mecía entre sus brazos para darle un poco de consuelo. Ella estaba igual de afectada que su niña, pero conocía a Jessica mejor de lo que ella misma se conocía.

-¿Por que dijo cosas que no cumpliría? ¿Por qué no nos quiere? -Nat preguntó entre su llanto mientras Rachel sentía sus lágrimas silenciosas escurrir por su mejillas. La verdad es que no tenía una respuesta exacta para esas preguntas.

-No digas eso, mi cielo. Ella nos ama... Tenemos que entender que tu madre siempre ha sido muy diferente a nosotras... Su mundo no funciona igual que el nuestro. Ella será siempre tu madre, no importa lo que suceda o las cosas que hagas. Además me tienes a mi y yo te tengo a ti... ¿No es suficiente?

Rachel le preguntó con la voz quebrada mientras su niña sollozaba y asentía con la cabeza. La pelinegra le dio varios besos en la mejilla para después llevarla de vuelta a la habitación y sentarse juntas en la orilla de la cama.

-Por favor, dime que decía la carta, tía.

Nat le suplicó con los ojitos enrojecidos. Su tía suspiró mientras se quitaba las sandalias e invitaba a su niña a ponerse cómoda para recostarse a su lado. Nat obedeció y a los pocos segundos ambas se encontraron acostadas frente a frente mientras se sostenían la mano con mucho cariño.

-Dijo que lo sentía mucho, pero que no podía quedarse por más tiempo. Que debía seguir la voz de su corazón y encontrar el amor. Dijo que trataría de estar aquí para tu graduación. Escribió que nos amaba y que nos extrañaría mucho.

Rachel le explicó mientras sus lágrimas escurrían por sus mejillas, Nat no dudó en secarlas todas antes de abrazarla y acurrucarse contra el pecho cálido de su tía, quien la envolvió entre sus brazos y besó su cabeza. La pelinegra sorbió su nariz para después tirar de una mantita y cubrirlas a ambas.

Lღcɑʍєитє Eиɑʍღʀɑdɑ 💕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora