CAP 11 CONFÍA EN MI

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"Cada vez que el destino nos acerca siento algo mucho más fuerte y especial por ti".

-¡Natalia a mi oficina, ya mismo!

Steve le gritó furioso desde el umbral de su oficina para después cerrar la puerta de un solo golpe. La pelirroja palideció y sin más se paró para ir a pasos temerosos hasta la boca del lobo. Nunca antes lo había visto tan enojado y todo el personal del piso parecía no querer involucrarse en nada.

-Pasa y cierra la puerta... -Rogers la miró colérico mientras ella temblaba aún así obedeció sin rechistar.

-¿En qué puedo ayudarle señor? -Nat preguntó antes de tragar saliva.

-¡Ya lo sé todo! Sé que te has estado burlando de mi, sé que haz sido tú quien ha estado enviando esos estúpidos correos. -Steve la apuntó severamente con el dedo, provocando que ella negara desesperada con la cabeza mientras lo negaba todo.

-No, señor... No sé de qué está hablando, yo no he enviado nada.

Nat comenzó a llorar angustiada mientras su corazón taladraba 20mil veces más fuerte que otras veces. Le iba da un infarto si él seguía gritándole, si él seguía acusándola.

-No vale la pena que lo niegues, sé que eres Hormiguita Enamorada, no trates de mentir más. ¡Estás despedida! Jamás en tu asquerosa vida vuelvas a pisar Rogers Business Association.

Rogers le gritó entre maldiciones mientras ella se queda helada y entre lágrimas de verdadera angustia. Ese hombre no era Steve Rogers, ese hombre era un monstruo, un verdadero ogro.

-No, no, por favor, no me eche Sr. Rogers.

Nat le suplicó, pero el solo pudo dedicarle una sonrisa burlona y engreída que terminó de marchitar su pobre corazón.

-Yo jamás me fijaría en una mocosa inútil y torpe como tú. ¡AHORA LARGO SE MI EDIFICIO!

-NOOOO, POR FAVOR, LO SIENTO TANTO...

Nat soltó un fuerte grito ahogado entre sueños hasta que un estruendoso rayo cayó en la ciudad, provocando que despertara de golpe sobre su cama, sintiendo como su corazón galopaba sin rumbo mientras su respiración alterada le dificultaba pensar con claridad. La pelirroja llevó sus manos hasta sus mejillas y notó que había estado llorando aún dormida, aquello se había sentido tan real.

-Solo fue una pesadilla... -Nat se abrazó así misma para después ver su lado contrario de la cama. Liz seguía dormida como un tronco.

-Nada fue real, Nat. Vuelve a dormir.

Natalia se repitió un par de veces, respiró hondo y se volvió a acostar. Se había sentido tan desesperada y tan avergonzada en su pesadilla que fue muy difícil volver a conciliar el sueño de nuevo. Estaba completamente segura de que él jamás se atrevería a tratarla de esa forma, podría ser un gruñón, pero no era violento. O al menos eso deseaba pensar.

La mañana llegó y con ella sus ánimos románticos de seguir con su plan de conquista. Las chicas le habían dicho el día anterior que no debía seguir desaprovechando su buen porte y le sugirieron vestirse un poco más linda para ir a la oficina y en parte les dio la razón. Quizá era momento de recurrir a las tácticas básicas de enamoramiento de cualquier mujer. Además no estaba de más arreglarse un poco más de la cuenta para sentirse bonita en el trabajo.

Quizá era más por amor propio que por llamar su atención.

-Te va caer un rayo por mentirosa, todos aquí sabemos que tú único propósito es que el Sr. Rogers no pueda despegar la mirada de tus curvas de infarto. ¿No te gustaría que te comiera la boca sobre el escritorio de su oficina? Apuesto que si, pequeña Pinocho. -Su angelito malo río maliciosamente y ella lo miró realmente mal.

Lღcɑʍєитє Eиɑʍღʀɑdɑ 💕Where stories live. Discover now