CAP 57 ATRAPADOS

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"Pienso en ti mucho más de lo que crees, te demuestro más de lo que te prometo y te amo mucho más de lo que jamás podrás imaginar".​

-Liz, me estaba preguntando si te gustaría venir conmigo al Frost Fest en Luna Park, ya sabes... No sé, podríamos ir por unas banderillas, por algodón de azúcar y esas cosas.

Henry titubeó sumamente nervioso mientras una muy emocionada Liz lo escuchaba atenta. La castaña se mordió el labio, se abrazó a sus hombros y siguió moviéndose al ritmo de aquella balada tan romántica. Todo el mundo en la pista se encontraba bailando muy pegadito con su pareja y ellos no fueron la excepción.

-¿Es como una especie de cita?

Liz quiso confirmar, aguantándose las ganas de sonreír cuando los pómulos de su bombón se pusieron súper rojos. Henry pasó saliva con algo de vergüenza y terminó asintiendo. Temía que ella dijera nuevamente que no.

-Podría serlo si tú quieres, fierita. -Henry respondió sin más, mirando fijamente a su chica. Liz fingió pensarlo un poco para después mirarlo muy seria y finalmente asentir con la cabeza.

-De acuerdo, será una cita. -Liz respondió y Henry no pudo contener las ganas de abrazarla fuertemente y levantarla por la cintura entre sus brazos para dar muchas vueltas juntos.

-¡Al fin, nena! Demonios, no puedo creerlo... -Henry celebró como todo un chiquillo mientras reía a carcajadas.

-¡Espera! ¡Vamos a caer, torpe!

Liz se aferró bien a sus hombros y sonrió toda enternecida al verlo tan feliz. Era tan infantil, mandón y posesivo cuando se lo proponía y eso la excitaba mucho, no podía negarlo. Quizá ya era tiempo de dejar de hacerlo sufrir tanto, ella también se moría de ganas por besarlo cada que se le diera la gana, de manosearlo y abrazarlo libremente. Se merecían esa cita, y muchas más.

-Espera... ¿Lo dices en serio, no? ¿No juegas? Después de haber dicho que si ya no puedes retractarte. -Henry la miró con la frente arrugada. Liz se mordió el labio nuevamente y esperó a que sus pies estuviesen nuevamente sobre el piso de madera. Lucía tan lindo.

-No, no juego. Y si, si quiero salir contigo.

Liz soltó sin titubeos mientras sus manos subían a sus mejillas picosas, tomó su rostro entre sus manos, se puso de puntitas y sin querer hacer más larga la espera, presionó sus labios contra los suyos para darle un beso que dejó al pobre hombre petrificado. Henry se quedó quieto y cuando fue consciente de que no estaba soñando, la estrechó contra su torso y correspondió aquel beso inocente tan delicioso, para convertirlo en un vaivén demoledor en el que sus lenguas se enredaron apasionadamente mientras la respiración de cada uno se hacía una sola.

Todo al rededor de ambos desapareció mientras ambos flotaban en una nube placentera de éxtasis o eso fue lo que ambos imaginaron hasta que un inesperado y muy inoportuno muro colisionó contra la espalda de Henry, empujándolo con violencia contra el cuerpo pequeño de su fierita.

-¡Ouch, Henry!

Liz se quejó muy adolorida al sentir aquel impacto. A pesar de que él intentó protegerla, fue imposible que sus frentes chocaran y sus dientes se enterraran un poco en los labios del otro. Henry reaccionó enseguida, inspeccionando de inmediato que su mujer estuviese bien, pero lo que se encontró al levantar la mirada no hizo más que su sangre comenzara a burbujear.

-Nena... Demonios, tu labio está sangrando.

Henry soltó muy preocupado, frunció el ceño y tomó el rostro de su chica entre sus manos para revisarla mientras la furia que nacía en su estómago se iba propagando por cada célula de su ser. El hombre maldijo y todo su auto control se nubló dentro de él cuando la irritante y maliciosa voz de Bastián Rogers llamó la atención de ambos tras ellos. Ese bastardo.

Lღcɑʍєитє Eиɑʍღʀɑdɑ 💕Where stories live. Discover now