CAP 18 ENFADADA

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"Eres ese todo que tiene algo, que no sé qué, me fascina y me tiene loco".

-¡Wowww! ¿Es aquí?

La tía Rachel preguntó al instante en el que la camioneta paró frente a la inmensa entrada de una enorme residencia. Estaban en una de las zonas más lujosas, famosas y caras de todo Nueva York. Solo la gente con mucho dinero era capaz de mantener casas de ese calibre en buen estado y no esperaban menos de la familia Rogers.

-Si... Hemos llegado a la casa de mis padres.

Steve entró hasta la caseta de seguridad que había en la entrada de la propiedad, lugar donde los chicos del servicio le hicieron una seña para que se detuviera. Sabía que no iba ser tan sencillo infiltrarse.

-Buenas tardes, señor.

El jefe de seguridad de su madre se acercó hasta su ventana, echando un rápido vistazo al interior de la camioneta. Había sido notificado hace unas horas la posibilidad de que Steve Rogers llegaría de visita.

-Buenas tardes, Stuart... Abre la compuerta, las invitadas de mi madre vienen conmigo.

Rogers fue rotundo, pero el hombre negó enseguida con la cabeza. Había recibido intrusiones muy claras.

-Me temo que eso no será posible, señor. Uno de los buggies de su padre ya espera por las señoritas del otro lado. Fueron órdenes de su madre, solo chicas tendrán acceso hoy a esta casa. -Stuart se disculpó y Steve reprimió las enormes ganas que tenía de estrangularlo.

-¡Vaya! Entonces será reunión de chicas! Fantástico.

La tía Rachel sonrió y antes de que alguien dijera algo, ya se encontraba bajando de la camioneta junto con Liz.

-Gracias por traernos, señor Rogers. Nat, cielo, vamos, apúrate o te quedas.

Rachel agradeció y le hizo señas a su sobrina para que las alcanzara. Tanto Liz con Rachel recibieron la ayuda de los empleados quienes cargaron sus bolsos y bajaron el arreglo de flores de la cajuela. Las estaban tratando como las invitadas especiales que eran y eso las tenía embobadas así que se dejaron guiar hasta la puerta junto a la caseta.

Aquella era la única entrada disponible para cruzar a la propiedad.

-Bueno... Gracias por traernos, Sr. Rogers. Ha sido muy amable conmigo y mi familia, pero creo que ya debo bajar o me dejarán.

Natalia se aclaró la garganta para después sonreír con nerviosismo. Si que la estaban dejando atrás las muy ingratas, ambas iban sonriendo y charlando animadamente hasta desaparecer de la caseta.

-Aguarda un poco, quédate un segundo en la camioneta.

Steve le respondió sin más antes de bajar del vehículo y dejarla sentada en el asiento del copiloto.

-Pero yo... Señor...

Nat titubeó y frunció el ceño realmente confundida mientras lo miraba discutir con los empleados de su madre. La pelirroja miró a todos lados para luego intentar quitarse el cinturón de seguridad, pero su buena suerte no podía ser eterna y lo confirmó cuando el botón no cedió.

-Ahora no, vamos... Necesito que me dejes bajar.

Nat bufó mientras trataba de dialogar civilizadamente con el seguro de su cinturón, pero el muy cabrón se había atascado o quizá alguien lo había atascado para que no pudiese huir. Ella era su pase de entrada y sin ella jamás podría atravesar aquellas enormes compuertas. Steve conocía demasiado bien a la loca de su hermana, Emily y mucho más a su queridísima madre, Virginia.

Lღcɑʍєитє Eиɑʍღʀɑdɑ 💕Where stories live. Discover now