CAP 54 CONEY ISLAND

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"Eres el único ser humano con dos corazones: el tuyo y el mío".

-Al fin llegamos...

Henry estacionó su deportivo en el garage que estaba a un costado de la enorme casa de playa a la que habían llegado. El chofer de Chad se estacionó justo a su lado unos segundos después, el viaje había sido tranquilo y silencioso ya que las chicas se habían quedado ligeramente dormidas durante el transcurso.

Eran a penas las 6:20 de la mañana, pero para todos ellos cada minuto era sumamente importante para que todo en la ceremonia de sus padres saliera perfecto.

-Nat... Ya estamos llegamos, despierta, preciosa.

Steve acarició la mejilla de la encantadora mujer que tenía durmiendo abrazada a su pecho. Peinó su cabello pelirrojo tras sus orejas y la tomó de la barbilla para darle un delicado y muy suave beso sobre sus labios cerrados.

-Quiero dormir un poco más... -Nat frunció el ceño, y se quejó mientras un puchero muy gracioso se formaba en sus labios, se rehusaba a abrir los ojos. Rogers no dudó en darle otro par de besos, haciéndola finalmente sonreír.

-Yo sé, nena, pero si no te entrego en 5 minutos mamá se pondrá histérica. -Steve le dijo entre bufidos que la hicieron reír y finalmente abrir sus hermosos ojos color esmeralda.

-Hola...

Steve la tomó de la mejilla y le dio un beso pausado que ella correspondió con el mismo ritmo delicado y romántico, pero antes de que pudieran profundizar alguien se aclaró la garganta frente a ellos para llamar su atención. Así que con mucha vergüenza tuvieron que interrumpir aquel delicioso beso.

Nat no dudó en mirar muy feo a Liz por haberlos interrumpido mientras sentía como sus mejillas se ponían tan rojas como las de un tomate. Steve, por otro lado, se relamió los labios, abrazó a la joven a su costado y su rostro todo enamorado se transformó enseguida en uno un poco más serio. Maldijo en su interior cuando vio al torpe de Henry a través del espejo retrovisor con una sonrisa burlona y maliciosa pintada en su rostro de zoquete.

-La tía Rachel y tú madre ya están bajando del auto, hormiguita. Dejen los besos para luego o los descubrirán.

Liz le dijo después de asomarse entre los asientos, mostrándoles una sonrisita muy divertida en la que tuvo que contenerse a decir cualquier cosa que pudiese poner de mal humor al jefe. Lo veía y no lo creía, no podía creer que ese hombre tan estoico y amargado pudiese tratar a su mejor amiga con tanto amor y cuidado, era tan raro ver ese lado humano y romántico en el jefe, muy, muy raro.

-Ya vamos, Liz... ¿Nos dan un momento a solas?...

Nat le respondió a su amiga con unos ojitos que le suplicaron el que no dijera nada inapropiado, Liz asintió muy sonriente para después mirar a su bombón asesino, ambos intercambiaron una sonrisita cómplice y sin más abandonaron el deportivo para abrir el maletero y comenzar a bajar las cosas. Al parecer Chad ya había bajado y entrado a la casa con la tía Rachel en brazos mientras Jessica y Charlie charlaban y se encargaban de sus propias maletas.

-Entonces... ¿Me sacarás a bailar o tendré que pedirle a otro chico que lo haga?

Nat preguntó en un tono de bromita en el que Steve gruñó muy inconforme. El hombre la tomó de la mejilla con cariño para después mirar esos ojitos juguetones con algo de reproche.

-Le tumbaré los dientes a cualquiera que intente acercarte a ti esta noche, amor. Así que sé una niña muy buena y no me hagas secuestrarte para darte un par de buenas nalgadas. -Steve gruñó muy sensualmente sobre sus labios, provocando que toda la piel de la pelirroja se erizara mientras una sonrisita traviesa aparecía en su rostro.

Lღcɑʍєитє Eиɑʍღʀɑdɑ 💕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora