CAP 33 BORRACHOS

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"Solo los valientes son capaces de amar incluso si es imposible".

-¡Shhhhh! Despertarán a todos los vecinos...

Liz trató de callar a los escandalosos que venían con ella en el auto, pero ninguno mostraba muchas ganas de cooperar, los perros de la cuadra empezaron a aullar y la tía Rachel comenzó a reír como una pequeña loca mientras Chad intentaba quitarle el cinturón de seguridad. Comenzaba a ponerse muy poco cooperadora.

Las luces de varios domicilios no tardaron en encenderse, eran unos chismosos. Aunque ellas habrían hecho exactamente lo mismo.

-Liz, mueve el trasero y abre ya la puerta de la casa. Hace mucho frío.

Nat le dijo entre dientes mientras trataba de liberarse de la prisión en la que estaba atrapada. Steve se rehusaba a soltarla, estaba demasiado cómodo con ella sobre su regazo.

-Ya estamos en casa, Sr. Rogers. Despierte... Dormirá todo lo que quiera cuando estemos adentro.

Nat suavizó la voz mientras rascaba su barba con cariño. El hombre se quejó y abrió sus ojos sólo un poco para poder ver a la dueña de aquella voz tan adorable, sonrió con alivio y se abrazó a ella como si su vida dependiera de ello.

-Sigues aquí, no desapareciste, no me dejaste solito... -El hombre susurró como todo un bobo mientras ella se enternecía al escucharlo hablar con tanta franqueza.

-No te dejaré solito, jamás... Ahora sé bueno y entremos a la casa.

Nat le suplicó antes de dejar un beso chiquito en su mentón. Steve asintió y finalmente aflojó sus brazos para que ella pudiese bajar del deportivo. La puerta de su domicilio ya estaba abierta y las luces no tardaron en encenderse. Liz podía ser rápida cuando se lo proponía.

-Andando hormiguita... -Liz se quedó plantada en el umbral de la entrada.

-No podremos llevarlos a dentro nosotras solas, pesan más que un tronco viejo.

Natalia le dijo a Liz una vez que la alcanzó en el pórtico. Henry llevaba como 5 minutos peleando con uno de sus pies, el cual no podía levantar lo suficiente como para abandonar el auto. Había estado maldiciendo y gruñendo entre dientes hacía ya un buen rato.

-Míralo, se ven tan adorable y sexy sin camisa... Espera no, no lo mires Nat.

Liz le dijo a su amiga quien solo pudo rodar los ojos y seguir la mirada de su loca mejor amiga. Aún no entendía que había visto en el Sr. Adams, si, era muy guapo y atractivo, pero era para su parecer muy superficial y libertino. No era su estilo de hombre, de eso estaba segura.

-¡Cuidado, tonto!

Liz chilló de pronto y sin poder creérselo corrió hasta su bombón asesino cuando éste estuvo a nada de venirse de boca, directo al asfalto. La castaña rodeó sus hombros en un abrazo cariñoso y lo regresó al asiento antes de que se matara. Sin embargo, Henry se quedó prendado como un bebé mono de su cintura al abrazarla para que no se fuera.

-Hueles a mi fierita... Me recuerdas a ella.

Henry le dijo entre dientes mientras frotaba sus mejillas contra su abdomen, causándole a la castaña cosquillas con los puntitos de su barba que comenzaban a salir. Liz sonrío y peinó su cabello con amor, verlo borracho estaba siendo muy divertido y de un sexy gigoló pasó a ser un bebote necesitado de cariñitos. Eso le gustó, aunque si era poseído por el espíritu de un encuerado una vez más no se molestaría.

-Vamos mariposa, coopera. Estás en casa...

Chad le dijo por quinta vez a la juguetona y eufórica pelinegra que seguía riendo en el asiento del copiloto. Se rehusaba a bajar exigiendo que la llevaran de vuelta al bar.

Lღcɑʍєитє Eиɑʍღʀɑdɑ 💕Where stories live. Discover now