CAP 45 MUJER TERCA

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"Si tuviera que volver a comenzar mi vida, intentaría encontrarte mucho antes"
Especial tía Rachel y tío Chad

La mañana llego fresca y bastante lluviosa como de costumbre, el otoño nunca antes había estado en su mejor momento y para ser fin de semana, la ciudad se encontraba bastante y extrañamente tranquila.

La tía Rachel despertó de uno de los descansos más profundos y placenteros que hubiese tenido en muchísimo tiempo. Se quejó un poco en su sitio, e intentó revolcarse bajo la manta calientita que la cubría, pero su tonto tobillo la detuvo así que concentró toda su energía en abrir sus ojos descansados. Se sentía algo mejor y definitivamente su buen ánimo había vuelto a su cuerpecito, por ahora.

La mujer bostezó para después notar que se encontraba completamente sola en su habitación. Rachel frunció el ceño con algo de desconfianza para después sentarse en su lugar y tratar de recargar su espalda contra el respaldo acolchado de su cama.

-Quizá finalmente se cansó y se marchó. Al fin, un momento de paz.

Rachel sonrió complacida y con toda esa calma a su alrededor estuvo a punto de cerrar sus ojos nuevamente para relajarse unos minutos más. Sin embargo, lo que pasó después arruinó por completo todos los chacras alineados que creyó tener esa mañana. Su modo Zen se fue al carajo en un abrir y cerrar ojos, literal.

-Pero.. Que...

La puerta de su baño fue abierta de golpe frente a ella, sobresaltándola y dejándola ver la silueta robusta de un rubio irritante, torpe y todo musculoso que la dejó boquiabierta y sin aire en los pulmones. Rachel no supo que fue exactamente lo que casi le provoca un jodido paro cardíaco, si el hecho de que había sido un descarado al pasar la noche ahí y usar su baño para ducharse como si estuviese en su casa o el hecho de que había salido semi encuerado y con una maldita toalla, su toalla, rodeándole la cintura mientras que con otra se secaba el cabello.

El muy bruto ni siquiera se molestó en mirar si ya estaba despierta, solo se quedó ahí mientras se secaba. Rachel pasó saliva y sin haber podido evitarlo terminó recorriendo el cuerpo húmedo de aquel engreído y muy confianzudo rubio con un par de ojos críticos y muy, muy furiosos. Se cruzó de brazos y lo observó rabiosa mientras se secaba las diminutas gotitas de agua tibia que aún escurrían por toda la piel bronceada de su pectorales, de sus hombros, y espalda, las cuales bajaban inapropiadamente hasta los cuadros marcados sobre su abdomen e iban más allá de lo que tenía permitido mirar.

-¿Ya terminaste? -Rachel soltó inesperadamente para llamar su atención.

-¡Hey mariposa, al fin despiertas! -Chad sonrió ampliamente al levantar la cabeza y encontrarse con ese par de hermosos ojos aceitunados que lo estaban volviendo muy loco. Ella lo fulminó con la mirada y gruñó como toda una adorable fierita que estaba a nada de matar a alguien.

-¿Cómo te atreves a salir todo encuerado de mi baño? Además esa toalla es mía, mía y de nadie más, no tenías derecho a usarla.

Rachel le recriminó mientras el bobo bajaba la cabeza para ver la toalla rosa que envolvía su cintura. Se encogió de hombros, colocó la segunda toalla alrededor de su cuello y llevó ambas manos hasta el nudo en cu cintura para deshacerlo y quitarse aquella pieza de tela, causando que Rachel pegara un gritote realmente chillón y muy gracioso en el que rápidamente se cubrió los ojos.

-¡Ahhhhhhh! ¿Cómo se te ocurre? ¡Eres un desvergonzado, cochino, cavernícola! -Rachel refunfuñó a todo pulmón mientras Chad reía muy divertido.

-Está bien mariposa, puedes mirar.

Chad rompió su silencio para mirar aquel par de mejillas enrojecidas por la vergüenza. La mirada letal que le dedicó cuando entre abrió sus dedos para ver entre ellos lo hizo tragar saliva con algo de miedito.

Lღcɑʍєитє Eиɑʍღʀɑdɑ 💕Kde žijí příběhy. Začni objevovat