CAP 62 ATRAPADOS

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"Llevas haciéndome cosquillas en el corazón desde que te conocí. Tú, mi dulce y peligroso desastre pelirrojo".

Te han estado mintiendo en la cara, ambos. ¿Quieres saber de quién hablo? Compruébalo con tus propios ojos.

Virginia leyó aquel mensaje toda contrariada. Se puso de pie y sin decir absolutamente nada abandonó su casa para dirigirse a aquella dirección. No era ninguna idiota, pero tampoco estaba dispuesta a quedarse con la duda. Si su esposo andaba metido en algo turbio le partiría esa cabezota que tenía con su bolso.

La rubia no tardó nada en llegar a su destino. Conocía el lugar bastante bien.

-¿Está seguro de que el Sr. Anthony Rogers no hizo ninguna reservación?

Virginia preguntó cómo por quinta vez al amable joven que la había estado atendiendo desde que llegó al restaurante al que la habían enviado. Si, si, había sido muy tonta en confiar en el mensaje anónimo de un completo desconocido, bien pudo haber sido una simple broma, pero la verdad es que no había tenido nada mejor que hacer y la curiosidad la invadió de repente.

-No, señora. No hay ninguna reservación a nombre de su esposo. ¿Desea que le traiga la cuenta?

El joven le preguntó algo intimidado. Virginia bufó decepcionada de no haber pillado a los que supuestamente le habían estado mintiendo. Esbozó una mueca de inconformidad y asintió con la cabeza. No tenía caso perder más su tiempo, llevaba más de media hora esperando, se había comido una tarta e iba ya por su segundo café.

-Claro, muchas gracias.

Virginia suspiró después de que el joven se marchara. Sacó su celular y decidió marcar al número que la había enviado ahí, pero éste jamás le dio tono. La rubia gruñó molesta, recibió la cuenta y pagó antes de marcharse de una buena vez. Al parecer le habían tomado el pelo y si se trataba de una bromita de sus hijos o marido definitivamente se las verían con ella más tarde.

-Ashhh... Habría sido un día mucho más productivo si hubiese ido a ver a mi linda Rachel a la florería.

Virginia se lamentó mientras caminaba por el elegante pasillo de aquel lujoso centro comercial. Estaba decidida a no perder más su tiempo así que optó por entrar a algunas de las tiendas que encontró en su camino para hacer una que otra compra muy necesaria.

Diciembre había llegado en un abrir y cerrar de ojos y debido a su boda se había atrasado un poco en comenzar a organizar la cena de Navidad que ofrecía cada año en su hermosa casa. No podía permitirse perder un segundo más, la propiedad ya estaba más que decorada acorde a la ocasión, pero debía elegir el menú de esa noche, comprar los regalos, enviar las invitaciones, en fin.

-Dios, ya sé quién estará encantada de ayudarme. -Virginia tomó su celular y marcó mientras veía una hermosa vajilla de porcelana navideña, le hizo una seña a la vendedora para que la pusieran en su cuenta.

-¿Hola? -La voz al otro lado del teléfono respondió muy bajito.

-Querida, me da tanto gusto escucharte. ¿Cómo has estado? ¿Cómo va la florería? -Virginia habló mientras iba eligiendo una que otra cosa linda que aparecía en su camino.

-¡Amiga, que sorpresa! Justo había estado pensando en ti esta mañana y de maravilla. Todo ha ido bastante bien, apenas volví a la florería y debo decir que la he encontrado mejor de lo que había recordado. Las chicas y la esposa de Charlie, May, hicieron un trabajo estupendo. ¿Y tú cómo has estado?

Rachel le explicó desde el sofá de su pequeña oficina mientras peinaba el cabello rubio del hombre que había tomado sus piernas como almohadas. Chad se había sentido mal durante toda el día y justo ahora se había quedado dormido sobre el sofá ya que se había rehusado a volver a casa. Era un tercote.

Lღcɑʍєитє Eиɑʍღʀɑdɑ 💕Where stories live. Discover now