CAP 40 INDIFERENTES

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"Somos imperfectos, pero somos perfectamente el uno para el otro, ¿lo dudas?"

-¿Me escuchas? ¿Oye? ¿Estás bien?

Rachel sintió el verdadero terror cuando el loquito del parque se quedó tendido y aparentemente inconsciente sobre la alfombra de la habitación. La pelinegra pasó saliva con nerviosismo, miró a todos lados en busca de ayuda pero de nada sirvió. Ambos se encontraban solos en una elegante y muy acogedora habitación. ¿Cómo había llegado hasta ahí? ¿Aún se encontraba en casa del loquito?

-Desconocido... Oye... Chad... Deja de fingir...

Rachel se sentó con cuidado sobre la orilla de la cama, estiró un poco su pie descalzo sano y lo apoyó justo sobre el costado del australiano para zarandearlo un poco, pero él no reaccionó y eso la alarmó enseguida. ¿Estaba muerto? No, no podía ser posible. Solo le había dado un ligero empujoncito para que la soltara, después él había rodado dramáticamente hasta caerse de la cama.

Seguramente era otro de sus juegos tontos de niño inmaduro.

-No voy a caer esta ocasión, no vas a engañarme...

Rachel insistió, apoyó sus manos sobre la orilla de la cama y se inclinó un poco para darle otro par de empujoncitos mas con su pie, pero el hombre seguía ahí sin despertar. Aquello solo causó que el enfado e indignación que había estado consumiendo su estómago se convierta en una terrible y angustiante preocupación.

La tía Rachel guardó silencio y se mordió el labio mientras sus ojos se cristalizaban ¿Qué se supone que debía hacer? Ahora sí que la mandarían a la cárcel por intento de homicidio contra un loquito extranjero.

La pelinegra se acomodó para intentar ponerse de pie y llamar a una ambulancia, revisar sus signos vitales o algo parecido, pero antes siquiera de tocar la alfombra afelpada bajo sus pies un inesperado grito de sorpresa mezclado con algunas risas la hizo pegar un gracioso respingo de muerte, seguido de un estruendoso gritote agudo que martilló las cuatro paredes de aquella habitación.

-¡A dónde crees que vas, mariposa! -Chad había espetado a todo pulmón, abriendo repentinamente sus ojos y tomándola uno los tobillos para detenerla. Gran error.

-¡AHHHHH, IDIOTA, BRUTO, PERVERTIDO! ¡Qué te sucede! ¡Enloqueciste!

Rachel gritó súper asustada antes de tomar la almohada a su costado y darle lo más duro que pudo sobre su gran cabezota y sonrisa de bobo que tenía en el rostro. El trató de de protegerse con sus brazos mientras reía sin poder contenerse. Eso la puso aún más furiosa. Quería golpearlo tan fuerte.

-¡No, no, no, ya, me rindo! ¡De acuerdo, no debí asustarte! Tienes razón en estar molesta, cariño, pero vamos, fue muy divertido...

Chad se puso de pie como alma que llevaba el diablo cuando ella intentó alcanzar la lamparita sobre el buró junto a la cama. Estaba seguro que iba lanzársela sin rechistar. Ya había visto en primera fila que su mariposa era un completo peligro cuando estaba furiosa. Él elevó las dos palmas de su mano en señal de rendimiento mientras Rachel rabeaba aún sentada en la orilla del colchón.

Habría saltado sobre él si no fuese por su tobillo lastimado y por lo lejos que había unido de ella.

-Lo siento ¿si? mariposa... Fue estúpido, solo fue una bromita. Me alegra ver que al fin despertaste. -Chad respiró hondo y le regaló una sonrisa encantadora mientras todos los músculos marcados sobre su torso y bíceps la distraían por un instante.

-Estás sin camisa de nuevo...

Rachel refunfuñó con el ceño fruncido mientras miraba un poco más. No recordaba haber visto jamás unos abdominales así de esculpidos. ¿Era reales o estaba operado? Después de todo era un millonario loco, podía ponerse o quitarse lo que quisiera.

Lღcɑʍєитє Eиɑʍღʀɑdɑ 💕حيث تعيش القصص. اكتشف الآن