No es una cita.

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Pov. Jade:

–¿Está todo bien? –Me preguntó Harry, y entonces lo único que pude hacer es sonreír, prácticamente Perrie y yo no discutimos, pero sin razón por la que sentirme así, me sentía así, mal.

–Espero que no te hayas guardado ninguna carta bajo la manga. –Sonreí, esperanzada a que Harry apartase el tema. El simplemente asintió, y comenzamos a jugar.

Durante la noche, no vi a Perrie en ningún momento, no salió ni para ir al baño, y ella estaba despierta, ya que escuchaba la música de Candy Crush, hasta en el mínimo nivel de volumen, las paredes eran de papel. Harry y yo seguíamos jugando al Uno, quien estaba perdiendo una y otra vez, ciertamente no soy buena jugando a ningún tipo de juego, pero estaba tan centrada pensando en la conversación que tuve con Perrie, que lanzaba cartas al azar, y me acababa quedando sin en las manos.

–Me estás dejando ganar, esto es injusto. –Harry no pudo evitar sonreír y me mostró todas las cartas que tenía.

–No son buenas, no te estoy dejando ganar. –Y entonces lanzó todas las cartas sobre la mesita, estirando todo su cuerpo, desde la punta de sus pies, hasta sus rizos. –Son las cuatro de la mañana, debería irme. –

–¿Es tan tarde? –Mis ojos se abrieron como platos al revisar la hora en mi reloj. –Mañana tengo que despertar pronto, Leigh-Anne y yo vamos a ir a desayunar y a comprar. –

–Sí, bueno, ¿Nos vemos el martes? –Alzó una ceja y se acercó a besar mi mejilla, un pequeño beso correspondido. Asentí.

–Claro ricitos de oro. –Ambos nos levantamos y fuimos hacia la puerta, le di un abrazo y se marchó.

Pov. Perrie:

Dios, por fin se marcha, no aguanto más escuchar su risa o su voz, he pasado toda la noche esperando a que mi hermana saliese gritando por silencio, pero no sucedió, y fue injusto porque, ella si es amiga de Jade, y yo no tengo voz y voto para pedirle silencio, porque entonces ella me echaría en cara que también está en su casa, y me pelearía con ella, algo que, deseo con todas mis fuerzas que no vuelva a pasar.

Muerta de sed y con la vejiga llena, salí directa a hacer pis, tan rápido como pude, evitando que la enana me viese, aún. Creo que tuve un orgasmo cuando por fin vacíe mi vejiga, y puedo decir que fue el mejor que tuve, casi salí con una sonrisa entre los labios. Disimuladamente, fui hacia la cocina y agarré una botella de agua fría. Cuando me di la vuelta, había una media Jade mirándome desde el sofá, tenía las manos sujetadas al cabezal, y podía ver sus ojos y un poco su nariz, evite una sonrisa al ver aquella imagen tan adorable, y lleve la botella a mis labios dando tragos muy, muy largos, sentir el agua fría después de horas sin beber nada más que mi propia saliva seca, era otro orgasmo más en diez minutos, todo un récord para una chica tan activa como yo.

–Podrías coger en un vaso, ¿no? –Murmuró Jade, podía ver su sonrisa ocultada tras el sofá.

–No, no puedo. –Pase mi lengua por toda la botella, y la deje sobre la mesita cuando llegue al sofá. –¿No vas a dormir? –Jade negó con su pequeña cabecita, y colocó los pies sobre la mesa, estirando todo su cuerpo y centrando su mirada en el documental de gatos que pasaban por la televisión.

–No tengo mucho sueño. –La miré de reojo, giré mi cuerpo quedando sentada frente a ella.

–Tus ojeras no dicen lo mismo, ¿Sabías? –Coloque mi dedo gordo sobre la misma, y cuando me di cuenta de lo que estaba haciendo, lo saque tan rápido como sopla el viento en una tormenta y recuperé la compostura, como si nada hubiese pasado, me puse a ver el estúpido e interesante, documental de gatos.

I'm in love with a dirty | Jerrie thirlwardsWhere stories live. Discover now