¡Da la vuelta!

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Pov. Jade:

El día siguiente pasó demasiado deprisa, al menos la mañana; Lauren vino a verme a la cafetería junto a Harry y, ambos desayunaron, aunque no conmigo, pude pararme varios minutos a hablar con ellos mientras mi jefe no estuviese alerta, o Leigh-Anne dándome la chapa por pararme a hablar mientras habían cafés que servir.

–Voy a quitarte la ropa de camarera, y voy a hacerte el amor fogosamente durante toda la noche –. Harry me guiñó un ojo y me hizo reír, como siempre.

–Lastima no tener pene, ¿cierto? –Harry asintió con los ojos cerrados, admitiendo lo más obvio. –Bueno, entonces ¿esta noche? –, ambos asintieron.

–A las siete iré a recogerte, no te arregles, vamos a pasarlo bien y a olvidar malas pasadas–. Me señaló con el dedo, y después señaló a Lauren. –No a zorrear, ¿entendido? –. Lauren y yo nos miramos al mismo tiempo, sonriéndonos a la vez.

Levantó el puño, entonces choqué el mío con el suyo, rodeando sus hombros con mi brazo.

– ¿Preparada para zorrear? –, dije, picando a Harry; quien me fulminó con la mirada.

–Preparada, ¿Preparada para ponerte a llorar? –. Abrí mis labios sorprendida y fingiendo dolor, entonces sonreí, y asentí.

Yo siempre era quien se quejaba de todo, y quien acababa llorando.

Harry dio un pequeño golpe en la mesa, habíamos conseguido que se enfadase, reímos juntas, obviamente con Harry, entonces el comenzó a reír el también.

Pov. Perrie:

Sacaba humo por las orejas y por la nariz a la misma vez, miraba a Jade tan cerca de esa chica tras la ventanilla de la puerta que daba paso a la cocina, estaba enfadada, muy enfadada. ¿Qué hacían aquí? ¿Por qué tenían que venir aquí? ¿Lo hacían apropósito?

Hice de mi mano un puño, y apreté hasta que el color de mis nudillos se tornó a blanco, mi hermana estaba demasiado ocupada, y yo no podía distraerme, no podía dejar de mirar, si siquiera la mano de esa chica tocase la cintura de Jade, saldría y se la partiría en diez trozos, haciendo sus huesos añicos.

«Debería ser yo quien la coge así»

No, Perrie, celos no. No podía tener celos, por dios, debía controlarme. Jade me odiaba, ella no iba a ser mía, no me la merecía, si ella escogía a otra persona sería porque esa otra persona seria mejor de lo que yo podría llegar a serlo. Debo respet...

No, su mano estaba subiendo, la colocó sobre la espalda de Jade, y la acarició con mucho cariño, llena de furia e ira, golpeé la puerta, llamando la atención de toda la clientela, me agaché rápidamente, cayendo hasta el suelo.

–Perrie, ¿se puede saber qué haces? –, Leigh-Anne apareció alterada de entre las ollas y estanterías, secándose las manos con un trapo.

–Nada que te sea relevante, hermana –. La última palabra prácticamente la escupí con asco.

– ¿Qué estás haciendo? –Me levanté, sacudí mi mandil, y salí por la puerta, decidida a cantarle las cuarenta a esa idiota.

Entonces entró una pareja joven, y se sentaron, maldije a todos los dioses, a esa chica, a Jade, y a mi madre por haberme hecho nacer. Cabreada, fingí mi mejor sonrisa, y atendí a aquella amable pareja.

Por fin en casa, como siempre, lancé el mandil con fuerza a tomar por culo, me puse el pijama, y me fui a dormir unas cuantas horas, cuando (aun cabreada) cerré los ojos dispuesta a hacer desaparecer la ira, mi teléfono comenzó a vibrar, lo agarré con fuerza, lo quería lanzar por los aires, y estaba dispuesta a hacerlo, pero miré la pantalla, era Jesy.

I'm in love with a dirty | Jerrie thirlwardsOnde histórias criam vida. Descubra agora