Asuntos que arreglar.

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Pov. Lauren:

Miré a Jade por el rabillo de mi ojo, se quedó cruzada de brazos con la cabeza echada hacia atrás, sus ojos se cerraban a medida que los segundos pasaban, estaba agotada, hablé con ella durante minutos, pero no nombró el tema por el que se sentía tan mal, la hermana de Perrie me pidió que no preguntase y que solo hiciese algo para que dejase de gritar o llorar, Jade siempre era tan alegre, la vi llorar pero jamás en ese estado, y me era difícil mirarla sin verla con una sonrisa pegada en su cara, ya que en toda la noche lo hizo. No lloró como solía hacer viendo las escenas más románticas, la vi completamente hundida, me dolía no poder ayudarla.

–Me estoy aburriendo –, comentó Jade.

–Jade, se están besando, son adorables ¿No crees? –. Jade negó en silencio –Que rara eres a veces –.

–No soy rara, no me apetece ver a dos personas besuqueándose una y otra vez, es repulsivo –.

–Parece que te haya poseído algún espíritu maligno –, reí y ella me ignoró. –¿Quieres ver otra? –. Negó en silencio de nuevo –Vale...

La película acabó, y preparé algo para que Jade comiese, el sol estaba asomándose por el pequeño balcón del apartamento, Jade seguía viendo la película, sus ojos estaban rogando por ser cerrados, pero se obligaba a mantenerlos abiertos, su respiración se agitaba de vez en cuando avisando de que un llanto estaba por venir, pero los evitó todo el tiempo. Le preparé una sopa caliente de sobre, que a duras penas comió, le ofrecí chocolate, pero se negó a comerlo.

Eran casi las siete y media de la mañana, estaba cansada pero no podía dormir, me mantuve despierta, viendo la estúpida película que incluso a mi dejó de gustarme.

Ocho y cuarto de la mañana.

Me levanté a cambiar la anterior película por otra diferente, y al voltearme vi a Jade completamente dormida, tumbada hecha un ovillo, busqué sabanas por todas partes hasta encontrar una, la tapé, y entonces cerré los ojos al otro extremo del sofá, sin ocupar mucho espacio para que ella pudiese dormir cómoda.

Un enorme estruendo me despertó de golpe, el sol golpeó mi rostro hasta casi dejarme una marca, lo tapé con mi mano y miré hacia atrás.

–¿Qué cojones haces tú aquí? –. Reconocí esa voz, era Perrie.

Me levanté en silencio, parpadeando mis ojos una y otra vez, Perrie había vuelto, estaba completamente despeinada, y su ropa estaba completamente manchada, y apestaba.

–¿Dónde has estado? –, le pregunté sonriendo, estuve a punto de abrazarla.

–No te importa, ahora, déjame. –, caminó hasta pasar frente a mí.

Pensé que se metería en su habitación, pero se fue directa a la habitación de su hermana. Fruncí el ceño, y entonces comprendí a quien buscaba, Perrie entró en la habitación silenciosa, y a los pocos minutos volvió a salir, entró en su habitación, encendió la luz, y volvió a salir. Perrie se plantó enfrente de mí, cruzada de brazos, le señalé el sofá y ella asintió, acercándose paso a paso siendo muy sigilosa, las facciones de su rostro se relajaron completamente al ver a Jade tumbada en la cama, se inclinó un momento y volvió a ponerse firme, volviendo a mi lado.

–¿Por qué tiene esa cara? –, preguntó cruzada de brazos de mala gana.

–¿Tu qué crees? –. Casi le escupí, ¿era idiota? –Bueno, ¿vas a despertarla para que vea que estás aquí o te vas a quedar allí parada.

–Vete a su cama, y no te metas en mis asuntos, lo que yo haga no te incumbe –. Perrie se alejó y fue directa a la cocina.

Abrió la nevera y cogió una botella de agua, abrí los ojos como platos al verla beber de aquella manera, parecía que llevaba meses sin dar un sorbo, se sentó en el taburete y me miró cabreada, estaba claro que no le gustaba mi presencia, y no hacían falta palabras para saber eso.

I'm in love with a dirty | Jerrie thirlwardsWhere stories live. Discover now