Lágrimas de hielo.

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Pov. Perrie:

Inevitablemente, miré a Jade con rabia en los ojos, dolida y furiosa de que tuviese aquella foto ente sus manos, se quedó quieta sin reaccionar, mirándome inerte, tratando de descifrar la forma en la que la miraba.

–¿Qué haces con esa foto Jade? –, repetí, firme.

–Lo siento, estaba buscando el medicamento y la he visto... –, me acerqué a ella, arrebatándole la foto de las manos.

–Exacto Jade, el medicamento, no esta ni ninguna otra foto –, desconcertada, se levantó del suelo, casi tropezándose al no poder dejar de apartar sus ojos de los míos, confusa –No toques las cosas que no te pertenecen, ¿Lo has oído?

–Discúlpame Perrie, no era mi intención que te molestaras por una simple foto.

–¡No es una simple foto! –. Grité, llevándome la mano al cabello, estrujándolo entre mis dedos. –No debí dejar que entrases aquí.

–Te he pedido disculpas Pezza, –. Suspiró –No sigas hablándome así, me duele.

–¡NO ME IMPORTA JADE! –. Grité de nuevo, provocando que diese un paso hacia atrás. –¡NO QUIERO QUE TOQUES MIS COSAS!

–Perrie...

–No tienes ni idea, todo estaba yendo genial, pero como siempre haces lo que te viene de gana y lo estropeas.

Pov. Jade:

Pestañeé varias veces, entonces las lágrimas empezaron a caer a presión de mis ojos, me miraba con odio, una mirada cual nunca había sido dirigida hacia a mí, no llegaba a entender el motivo de aquel enfado, aunque traté de pedirle disculpas no pareció ser suficiente, sus palabras eran como rocas siendo lanzadas hacia mi persona, de forma violenta y cruel, y sus ojos... me miraban con dolor, odio y... decepción.

Con el corazón en el puño, me dejé caer en el suelo, rota, miré mis manos, usándolas como excusa para no volver a tener que mirar sus ojos, deseando desaparecer para no volver a escucharla nombrar ninguna otra palabra, pero fue imposible, aunque la discursión se trataba de algo tan absurdo como una simple foto, Perrie parecía una persona distinta, haciéndome volver a sentir como unas semanas después de llegar a Estados Unidos.

–De todo lo que podría haber pasado, has escogido lo más absurdo para enfadarte de esta manera –, murmuré.

–Cierra la boca si no sabes de que estás hablando Jade, no quiero seguir con esta discursión –, quise alzar la vista, pero me sentía inútilmente incapaz de siquiera mover un simple dedo –No quiero volver a escucharte.

La miré desde el suelo, donde ella me miraba firme y seria, su expresión era tan fría como el hielo, e implacable. Me levanté del suelo, sintiendo como todo se venía abajo en cuestión de segundos. Débil, reuní las pocas fuerzas que tenía y me armé de valor, impidiendo, de alguna forma u otra que volviese a decirme que lo había estropeado todo.

–¡ERES IDIOTA PERRIE! –, le grité desde la puerta –¡Y SIEMPRE SERÁS IDIOTA! –, sollocé, viendo como su expresión volvía a la normalidad, la forma en la que su ceño dejaba de fruncirse cuando le planté cara –¿Cuándo dejarás de herirme? –, cerré los ojos unos segundos, sintiendo las lágrimas caer una tras otra sin control alguno. –Mira lo que has conseguido, te he pedido disculpas y has decidido seguir pisándome con tus palabras –, suspiré –No tendrás que volver a oírme nunca más.

Me alejé, yendo a mi habitación, me coloqué las botas de agua y una simple chaqueta, la primera que mi mano tuvo a su alcance, quise coger algo más de ropa, porque sabía que pasaría frio, pero cuando la escuché caminar hacia la habitación donde yo me encontraba decidí dejarlo todo para marcharme y no tener que verla, ni tener que escucharla, al igual que ella yo tampoco quería hacerlo, no ahora.

I'm in love with a dirty | Jerrie thirlwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora