Te odio...

1.1K 112 15
                                    

                  

Pov. Jade:

Martes por la noche:

–Por favor, deja de llorar... –. Me sujetó los hombros con fuerza, y me abrazó contra su pecho para que no cayera al suelo.

–No, no puedo –, apreté su camisa contra mi rostro. Ahogué un grito que podría haberme dejado afónica.

Quería controlar mi respiración, quería dejar de sollozar como un bebé, necesitaba parar. La sensación de ahogo agudizaba con más fuerza a medida que pasaba el tiempo, no me soltó en ningún momento, no quería que lo hiciese, lo necesitaba.

–Si puedes, Jade no puedes estar así por eso, por favor, intenta relajarte, te lo pido por favor, necesito que pares –. Leigh me sujetó el mentón para que la mirase de nuevo, no quería hacerlo –Te prometo que volverá, siempre lo hace.

–Son muchos días Leigh, odio esta sensación de vacío, el mensaje no era suyo, no contesta al teléfono, no sé si está bien, ¿Por qué me enviaría un mensaje y después bloquearía el teléfono? No, tú lo ves como algo normal y yo no creo que lo sea, algo me dice que Perrie está en problemas y... –

–Jade, mi amor llevas casi setenta y dos horas sin descansar, intenta dormir, te lo suplico –, Leigh me habló con calma, no se enfadó por no dejarla dormir –Va a volver, siempre vuelve.

–¿Cómo sabes eso? –, traté de mirarla, pero mis ojos se desviaron al techo donde la luna iluminaba tan solo la mitad de la habitación, todo estaba borroso –Sabes exactamente lo mismo que yo, se fue, y no ha vuelto, ¿Dónde está durmiendo? ¿con quién está? –.

–Sé que volverá porque estas tu aquí, y esté donde esté, es Perrie y volverá... –. Dudó al decirlo, quise respirar, pero la saliva no me lo permitió y comencé a toser, atragantándome y, volviendo a ahogarme torpemente.

Eran las cuatro de la mañana, había estado trabajando desde el mediodía hasta la tarde, por la mañana Leigh me mantuvo ocupada, pero no me sacaba a Perrie de la cabeza, no iba a volver, sabía que no iba a volver, una parte de mi me decía que se había marchado lejos, aunque todo lo que había pasado aquí con Perrie habían sido mayoritariamente cosas malas, habían sido con ella, no sabía vivir aquí si ella no estaba para compartir una noche de películas, o para verla fingir una sonrisa como hacia cuando llegué, cuando se enfadaba o tarareaba las canciones de los estúpidos juegos de su móvil, estúpida Perrie, esto es injusto. No hice nada malo, ¿Se agobió y por eso se ha ido? No existe ninguna razón, todas estas últimas semanas habían sido muy extrañas entre ambas, en una lucha de lo que sentíamos, peleas estúpidas, pero... lo arreglamos, estoy segura de que lo arreglamos. No dejábamos de darle vueltas a los problemas, me dijo que me amaba, sabía que no mentía. ¿Por qué me has dejado sola Perrie? ¡Maldita sea!

–¡LA NECESITO AQUÍ, QUIERO QUE VUELVA! –, golpeé la cama con todas mis fuerzas, me levanté de un salto desatándome de los brazos de Leigh, todo comenzó a dar vueltas a mi alrededor, llevé las manos sobre mi cabeza, desesperada, sin poder respirar, sentía que todo estaba acabando, algo se rompía dentro de mi poco a poco.

Mis piernas flojearon y caí al suelo de rodillas, me dejé caer del todo, no destapé mi rostro, seguí llorando, con más fuerza, cada lagrima que derramaba era otro ahogo más que me impedía dormir, relajarme o distraerme, me estaba quedando sin fuerza, pero no podía desistir, las lágrimas caían una tras otra.

–¡PERRIE TE ODIO POR HACERME ESTO! –, grité. Sentí unas uñas desgarrar mi garganta, pero grité aún más fuerte, sentía como podía llegar a escupir sangre –¡NECESITO QUE VUELVAS! –.

I'm in love with a dirty | Jerrie thirlwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora