El deseo de querer estar enfadada.

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Pov. Jade:

–Sí, sigo aquí señor Seynut... –. Perrie apareció arrastrando sus pies con la cara goteando, se había lavado el rostro. Mientras que limpiaba sus oídos con un bastoncillo.

La fulminé con la mirada y traté de devolverle mi atención a quien sería mi director la semana siguiente. Se encogió de hombros y me di la vuelta tratando de ignorarla, quería golpearla.

–Nos vemos el viernes director, y gracias por llamar –. Después de asegurarme que la llamada había terminado, lancé el teléfono al sofá cabreada, volteándome a Perrie.

–¿Por qué has solicitado un nuevo trabajo? ¿Estás loca? –. Perrie puso los ojos en blanco, dándome la espalda rápidamente, caminando hacia a la cocina mientras buscaba algo para comer, haciéndose la loca.

–Por tu seguridad pequeña –. Besó mi frente y pasó por delante de mi, evitando el tema.

–Déjate de pequeña, Pezz, sabrán que lo sé y entonces... –.

–No va a pasarte nada, ¿A caso crees que yo voy a permitir que pase algo que pueda herirte? –. Se acercó a mí, rodeando sus brazos en mi cintura –Ni me has dicho buenos días... –.

Fruncí el ceño, y Perrie se inclinó a mis labios sonriendo, besándome; beso que fue respondido. Pero no por mucho tiempo,

Me aparté de ella empujándola hacía atrás.

–A demás, ¿Cómo es eso de que fue hace dos días? Volviste ayer –. Hablé alzando un dedo –¿Cómo has conseguido la contraseña de mi correo? ¡Explícamelo! –.

–Jade cariño, Londres uno dos tres no es que sea una contraseña muy complicada –. Llevó la botella que colgaba de su mano a sus labios, dando tres largos tragos.

–Bueno, pero no lo entiendo, ayer lo estuvimos hablando y te dije que no, pero tú ya lo habías hecho, ¿De qué vas Perrie? –.

Perrie pareció no escucharme, ya que se dedicó a pasear sus manos por mi espalda. Cerré mis ojos cuando sentí el electrizante contacto de sus labios fríos en mi cuello, coloqué mi mano sobre su brazo, tratando de pararle los pies, pero introdujo su mano bajo mi camisa, perdí el conocimiento. Acarició mi cintura, subiendo poco a poco su mano y con ella mi camisa, mientras que con el otro brazo me mantenía pegada a ella. El beso se intensificó, pasó su lengua por mi clavícula, su mano subía y bajaba por el lateral de mi cuerpo, sentí como me rendía a sus pies, cada vez que Perrie pasaba su lengua por mi piel más ganas sentía de arrancarle la ropa.

–Lo siento –. Susurró en mi oído, mientras pasaba su lengua por mi cuello.

Quise protestar, abofetearla, reaccionar de algún modo para que dejase de hacer eso.

Se estaba descontrolando, y olvidé por completo que estaba enfadada con ella por haber solicitado un nuevo trabajo.

La mano de Perrie bajó hasta mi pantalón, todavía en el lateral de mi cuerpo, metió la mano bajo mis pantalones, haciéndome por un momento agitar mi respiración, coloqué mis brazos sobre su cuello, acercándola más a mí, sus manos estaban bajo mi pantalón, casi tocando mi trasero me presionó a ella con sus manos, sentí el botón de su pantalón en mi pelvis, debíamos parar.

Pero no podía. Volvió a pasar su lengua por mi cuello, humedeciéndolo, después volvió a mis labios, lamiéndolos también, despacio, ¿Cuál era su propósito? ¿matarme?

Di dos pasos hacia atrás y Perrie conmigo, caminamos sin separarnos un solo segundo hasta el sofá, las manos de Perrie volvieron a posarse en mi cintura, y esta vez comenzó a levantar mi camisa poco a poco, dejándola sobre mis pechos, se agachó, besando mi abdomen. Entonces supe que este momento no era el adecuado para mi primera vez, pero no pude reaccionar, Perrie estaba poseyéndome en aquel momento, sus labios se calentaron a medida que iba besándome, sentí como todo el calor que sentía se centraba en una sola zona de mi cuerpo. Mordió mi abdomen, haciéndome cosquillas, Perrie llegó a mi pelvis, besándola lentamente.

I'm in love with a dirty | Jerrie thirlwardsWhere stories live. Discover now