I'm in love with a dirty | Jerrie thirlwards

Mentiroso.

Pov. Jade:

Perrie me condujo hasta el final del pasillo, donde se encontraban dos puertas enormes, con una tarjeta se abrió la puerta automáticamente. No llegaba a comprender nada, le prometí que no me iría corriendo, aunque debía admitir que esto me daba miedo, y una parte de mi ya creía lo peor. Pero... también debía admitir que verla tan misteriosa me daba mucho morbo. El cosquilleo dentro de mi estómago no me dejaba tranquila, Perrie sería era muy sensual, pero provocaba cierto miedo e inseguridad en ti misma.

Entramos en un despacho, era muy amplio, en el había mesa de casi metro y medio de ancha color marrón, un ordenador y papeles amontonados estaban sobre ella, dos sillas, una detrás del escritorio y otra delante. El suelo era una moqueta de color gris claro, que estaba cien por cien segura de que podrías caminar por encima de ella y sentir quen tus pies rozaban algodón, podia notarlo bajo los tacones. Un poco más a la derecha había una pared blanca con dos puertas más, que en ese momento estaban abiertas, en el interior había una cama de matrimonio y eso fue lo único que alcancé a ver del interior de aquella habitación. En ese instante lo único por lo que rogaba era que Perrie no fuese pariente de Christian Grey. En el despacho, en la misma pared blanca había un sofá de cinco plazas color rojizo, de cuero, y al otro extremo de la pared había una pecera, interiormente me moría por acercarme a ver a los peces, pero mi preocupación allí era algo más que unos peces. En aquel sofá fue donde Perrie me hizo tomar asiento, y me explicó todo lo que era este sitio, donde estaba Jordan y el porqué de su visita. Anonada, no supe reaccionar, sin ningún tipo de respuesta simplemente balbuceé alguna que otra cosa, una sensación de decepción creció dentro de mi, golpeando mi pecho y obligándome a, no correr, gritar, y golpearla. Perrie juró que había dejado este mundo, pero no contó toda la historia, ella simplemente me afirmó que no vendía droga, que no era ella quien entregaba los pedidos y mucho menos quien usaba a las jóvenes con mucho dinero y tiempo libre para llevar la droga a otros países, y continentes desde hace dos años, que eso terminó.

Perrie se mantuvo en silencio mientras mi mente analizaba los últimos diez minutos y se arrepentía de haber seguido a Perrie, que ilusa. Pero no tenía miedo, sentía curiosidad y excitación... al fin y al cabo, Perrie solo hace el papeleo y revisa que la tapadera funcione a la perfección, pero era la mala de la película, parte de mi le gustaba aquello, verla tan firme ante otros que de un golpe la dejarían en el suelo, o como es de cuidadosa y misteriosa, pero otra parte de mi estaba asustada, por el simple hecho de que algo podría pasarle a Perrie metida aquí dentro.

–Estoy tratando de asimilarlo –. Murmuré mirando un punto inconcreto de la sala. Alcé la vista, viendo a Perrie con la mirada perdida sobre mi rostro, tratando de encontrar una respuesta silenciosa.

–Se que te he hecho prometérmelo pero, puedes marcharte, no hace falta que digas nada... yo tampoco querría estar cerca de... –Movió las manos en el aire, y después se señaló a ella misma –, de mi.

Seguí en silencio por unos segundos más, esta vez busqué en sus ojos, no tenía que hacer pros y contras de lo que conllevaría llevar algo así, porque yo quería a Perrie, no a este sitio.

–Por favor di algo, reacciona de alguna manera...

No sabía que decir, sabía que tenía que empezar a hablar de un momento a otro.

–Te quiero a ti, no a este sitio, y esto es peligroso para ti, y me gustaría llegar a comprenderlo de alguna forma pero es difícil.

–¿crees que no lo sé? Estando aquí todos y cada uno de nosotros sabemos las consecuencias que tiene, pero lo hago por que se lo debo a Jesus –, sujetó mis manos con miedo. –Te quiero y jamás haría nada que podría perjudicarte por eso aquel día que te expliqué todo no hablé sobre Body Healt, –Suspiró pesada, sus ojos brillaban advirtiendo que en pocos segundos unas lágrimas rodarían por sus mejillas – pero debo hacerlo al menos por un tiempo más, y puedo comprender que no quieras volver a acercarte a mí.