Tío abuelo Rodrick.

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Pov. Perrie:

Una semana y media para Navidad...

Jesy después de haberle dicho lo que me estaba preocupando, se dedicó a llamarme tres veces todos los días para saber si ya había hablado con mi abuela (Tema Toronto), pero la respuesta siempre era que no, por lo que Jesy tuvo que caminar hasta casa y obligarme a hacerlo. Sus abuelos eran increíblemente dulces y buenos con ella, los míos sin embargo eran unas ratas manipuladoras. Jamás llegué a tener una buena relación con alguien de mi familia, y todo empeoró después de Brooke, salir del armario y entrar en la carcel. En cuestión, tenía que pedirle las llaves de alguna manera u otra, la puerta no se abriría sola con un chasquido de dedos. Aquello no era Hogwarts.

–Tienes dos opciones Pezza, ¿llamas tu o lo hago yo? –, pisoteé el suelo, molesta – ¿Cuánto hace que no hablas con ella? Seguro que más de dos años. –Se cruzó de brazos, alzándome el teléfono –Por dios, Jade llegará en un rato relativamente corto del trabajo, haz el favor.

–Juro por dios, que si dice cualquier cosa sobre mi homosexualidad o el color de piel de mi hermana no pienso cortarme un pelo, y diré todo lo que pienso de ella de una –, Jesy abrió más los ojos tendiéndome más cerca el teléfono, insistente.

Con el ceño fruncido, y ya preparando todo lo que voy a decirle si me falta el respeto, marqué el dichoso número de mi abuela. Esperé unos segundos a que el teléfono respondiese y cuando empezó a comunicar mis piernas flaquearon de forma terrible, casi caí al suelo al escuchar la horrenda voz de mi queridísima abuela Carol.

–Mis oídos no creen quien está llamando después de tanto tiempo, ¡Hola querida! –, fue tan amable que casi me provocó una arcada. No pude responder, solo podía poner mala cara, deseando que de alguna manera u otra me estuviese viendo y se marchase a un país muy, muy lejano llamado "mierda".

Pero Jesy chasqueó los dedos llamando mi atención, movió sus manos para que hablase de una vez por todas, y aunque fue difícil tener que siquiera responderle no tenía mas remedio.

–Hola Carol –, fue lo único que pude decir.

Una persona como ella no merecía ser llamada abuela.

–Bueno, es un comienzo –, dijo ella, parecía que sonreía, pero tampoco me era relevante ese dato – ¿A qué se debe tu llamada?

–Vaya, ¿Si llamo tiene que ser por algo en específico? –, Jesy golpeó mi hombro de tal manera que dejé de sentir el brazo por unos segundos. –Disculpa, ¿Cómo estás? –Mi querida amiga asintió dándome el visto bueno mientras, yo, me acariciaba el brazo para de alguna manera u otra tratar de aliviar el dolor.

–Bien, pero eso es lo de menos ¿Tu como estas? –, preguntó amablemente, pero, yo sabía que todo era un papel y que en muy poco tiempo empezaría a soltar algún que otro comentario dañino hacia mi persona o mis alrededores.

Como diría mi hermana; Como dos gotas de agua.

–Estoy perfectamente –, Jesy volvió a mover las manos, presionándome para no hacer la conversación más larga –Quería preguntarte algo, verás...

–Como no, tu siempre llamas para pedirnos algo –, su risa sonó tan malévola que inerte apretujé el teléfono, haciéndolo crujir bajo mis dedos. –¿Cuánto quieres?

–¡¿Qué?! ¡No quiero dinero! –, traté de gritar lo menos que pude para que no me mandase también a aquel país tan, tan lejano.

–¿Entonces qué es? –, insistió, como si tuviese algo mejor que hacer, como inyectarse Botox en las mejillas.

I'm in love with a dirty | Jerrie thirlwardsWhere stories live. Discover now