Descompuesta.

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Pov. Jade:

No fue poco rato el que estuve esperando a Perrie, por lo que me paseé por toda la sala, abriendo y cerrando armarios, leyendo papeles que no tenían sentido, no para mí, y viendo la habitación del interior cual era realmente grande e impresionante; era exacta a una habitación de hotel. Un mini bar con bebidas, una televisión enorme de pantalla plana, y un ventanal con vistas increíbles a la ciudad. También había un baño. Las toallas eran suaves como el algodón. El lavabo y todo lo que conllevaba un servicio brillaba como si nunca jamás se hubiese usado, y tenía un olor parecido al de campo, pero más dulce. Ramón se había quedado en la puerta "vigilando que nadie entrase", o eso dijo Perrie después de cerrar la puerta, así que le invité a pasar y a hablar conmigo. El tiempo se estaba haciendo eterno. Nunca jamás volvería a dejar el teléfono en casa. Pasé un tiempo hablando con él. No era desagradable y la pose de tipo duro le duró demasiado poco. Sin entrar en detalles me contó un poco sobre él, su procedencia y familia.

–Les veo muy poco, no viven aquí conmigo y aquí tienes menos vacaciones que en un supermercado que está abierto las veinticuatro horas, –Explicó riéndose, y yo con él.

–Hablaré con Perrie para que te de unos días libres –. Asintió.

–Mejor no decirle nada a la jefa, tiene muy mal humor, –Le dio un leve golpe a mi brazo con su codo, bromeando –No, Perrie es muchísimo mejor que Jesús, pero no quita que sea estricta... ella solo sigue las normas.

–No quiero saber esas normas, no quiero saber nada sobre esto.

–Es mejor que te mantengas al margen, este mundo no es bueno para nadie, y mucho menos para jóvenes como tú –, Ramón hizo una leve sonrisa.

–Perrie solo es casi cuatro años más que yo, y ella lo hace, –Hablé mirando mis manos. Miré a Ramón alzando las manos sobre mi rostro –Pero eso no quiere decir que yo quiera, respeto todo lo que ella haga siempre que tenga precaución, pero yo jamás...

–Sí, lo entiendo –. Suspiró, como si estuviese recordando algo –Pero nunca digas nunca, porque hoy odias el pelo teñido de azul, y mañana estás pensando en ponértelo azul.

–Tienes razón, pero no puedes comparar ambas cosas...

–Solo es un dec... –, Ramón miró las puertas y acto seguido hice lo mismo.

Se abrieron, con tanto ímpetu que golpearon la pared y casi volvieron a cerrarse del mismo impacto.

Perrie cruzó la puerta con lágrimas en los ojos y el rostro completamente rojo, sus puños estaban cerrados y su respiración era agitada, su mirada estaba trastornada, me levanté de un salto acercándome a ella.

–¿Qué ha pasado Perrie? ¿Estás bien? –, sujeté su rostro con mis manos, pero se apartó de mí, enfocando su mirada en Ramón.

–¡¿SE PUEDE SABER QUE HACES AQUÍ?! –, gritó a pleno pulmón.

Sujeté su mano para que volviese su atención a mí, pero pareció que en ese instante yo no estaba allí.

–Lo siento Perr...

–¡NO SIENTAS NADA! –, se enfrentó a el –¡TU TIENES UNAS OBLIGACIÓNES Y NO PUEDES ESTÁR AQUÍ DE CHÁCHARA MIENTRAS TENEMOS A AKAR ENCIMA! –. Me encogí dando un paso hacia atrás, asustada.

–Jade me pidió que...

–¡NO HABLES! ¡CÁLLATE LA BOCA! –, le dio un empujón, haciéndolo recular dos pasos –¡NO ERES NADIE PARA ESTAR AQUÍ SENTADO CON ELLA!

–Perrie fue mi idea, por favor tranquilízate –, fui completamente ignorada.

–Te pedí que te quedases en la puerta, sabes en las circunstancias que estamos, más te vale que salgas de mi vista antes de que acabe contigo –. Perrie respiró y señaló la puerta.

I'm in love with a dirty | Jerrie thirlwardsWhere stories live. Discover now