Cambios de opinión.

636 70 6
                                    

           

Pov. Perrie:

–Uno, dos...

–¡De acuerdo! –, sonreí por haber sido un trabajo tan fácil. Si hubiese estado sola no lo hubiese conseguido –, estaré fuera en diez minutos, llamaré a un taxi –.

Rodrick no intentó escapar, pareció haber creído que éramos parientes lejanos. Que no lo éramos, más bien cercanos y míos. A los diez minutos, la puerta se abrió y un hombre de entre sesenta y setenta años apareció encogido y con varias maletas en las manos, parecía muy asustado. Un par de copias de las llaves estaban colgando de su mano.

–¿Me recuerdas? –, Rodrick se volteó para mirarme, y negó –Soy Perrie, y necesito la casa, lo siento por haberlo hecho de esta manera.

–Ya te recuerdo... –, su mirada parecía triste y tenía una larga melena de color gris, que por cierto volaba de un lado a otro a culpa de la ventisca que hacía. Los copos de nieve se enganchaban y despegaban de su rostro –, no tenía donde ir así que entré aquí, pero es toda vuestra.

–¿Cuánto tiempo llevas aquí? –, se encogió de hombros.

–Un par de meses quizás, medio año –, miré a Jonan y le di un codazo, negó en silencio rápidamente cuando captó lo que le quise decir.

–No, no, Perrie no, no hemos venido aquí como ONG –. Lo fulminé con la mirada como pude, y sacó su cartera.

–Coge el dinero, con esto te llegará para pagar el Taxi a la ciudad, y estar unas semanas en algún motel –.

–Cuatro mil dólares desperdiciados en un miserable anciano –, se encogió de hombros, viendo como su dinero se alejaba cuando Rodrick lo metía dentro de su bolsillo.

–Millones de gracias, que dios te bendiga –, se volteó para entrar en el taxi.

–No, no –, volvió a voltearse, cargado con todas sus cosas –Dame todas las copias de llaves que tengas, ¡Todas!

No pareció insistir mucho, lo único que hacía era mirar a Jonan con sumo terror, entregó un par de copias que tenía y se marchó. No estaba segura de que fuesen todas, pero debía confiar en él. La primera fase fue fácil, la segunda fue terrible.

Entramos a la casa y todo estaba destrozado. Olía que apestaba y había miles de papeles por en medio. Pilas de libros sobre las mesas y los cristales empañados y sucios, el sofá que había de cuero había quedado arrugado y tenía cientos de manchas, los baños eran peor que una cloaca y las habitaciones... no podía describir aquello de otra forma. Todo estaba patas arriba y por un momento me replanteé la idea de traer a Jade a este lugar. La casa era hermosa por fuera, pero por dentro parecía tener por lo menos tres cadáveres escondidos por alguna parte de la casa, pudriéndose. Era tan horrible que alguien podría limpiarlo a fondo cinco veces y seguir sintiendo la peste pegada en sus fosas nasales.

–Hay un motel a unos kilómetros, pidamos un taxi y mañana vendremos a arreglar todo esto, ¡Perrie esto es un horror! –, teníamos que ir de puntillas por si pisábamos alguna rata muerta. No sería de extrañar.

–Esta casa tiene servicio veinticuatro horas, hace tanto que no se limpia que las personas que se encargaban recibirán una alegría al llamarlos por fin para trabajar aquí.

–Tendremos que dormir en algún lugar de todos modos, ¡Aquí no pienso hacerlo! 

–Solo deja que llame, y cuando lleguen te prometo que nos marcharemos lo antes posible, para mí tampoco es agradable este sitio en estas condiciones.

I'm in love with a dirty | Jerrie thirlwardsWhere stories live. Discover now