Tres botones y una zanahoria.

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Pov. Jade:

Después de limpiarnos como pudimos, decidimos salir fuera de casa a disfrutar de la noche y la nieve, aunque solo queríamos pasear por allí acabamos creando una obra maestra. Y el pavo... aquel por el que acabamos lanzándonos comida, quedó estupendo. Tampoco fue tan difícil, solo era ponerse a hacerlo y ya está, pero Perrie fue demasiado cabezona. Aunque valió la pena, me sentí bien después de haber reído tanto con ella, y la cena fue agradable, aunque extrañé a mis padres.

–Va a quedar estupendo, solo necesito darle un poco más de forma a la cabeza, tres botones y una zanahoria.

–Marchando.

El muñeco de nieve estaba quedando magnifico, pasamos casi una hora haciéndolo, era enorme, casi alcanzaba los dos metros de altura, y me estaba sintiendo una autentica artista al moldearlo con mis propias manos,

No todos los días hacías un muñeco de nieve perfecto.

Perrie apareció con lo que le había pedido unos minutos después, minutos suficientes para haber terminado de darle forma a mi querido muñeco.

–Haz los honores Edwards –, hice una reverencia, mostrándole el muñeco con mis manos, asintió colocándose frente a mí. –¡Más arriba Perrie!

–Está bien, está bien.

Aproveché e hice algunas fotos, este momento sería algo hermoso para recordar en un futuro.

–¡Listo! –, dijo feliz por haber sido ella quien terminase el muñeco, me abrazó de lado, mientras admirábamos al muñeco.

Perrie besó mi frente, orgullosas, decidimos entrar en casa, casi alcanzábamos el menos dos grados de temperatura.

Bostecé mientras me quitaba la chaqueta y las botas de agua, perezosa al recordar lo largo (pero especial) que fue el día.

–Deberíamos ir a la cama, Santa Claus ya está repartiendo los regalos, no vendrá si no nos dormimos ya, –. Miré la hora en mi teléfono, –¡Son casi las tres de la mañana!

Perrie terminó de quitarse todas aquellas capas de ropa que la alejaban del viento congelado y la sacudió, llenando la entrada de agua congelada, que rápidamente empezaba a derretirse al sentir el calor que emanaba el suelo. se acercó colocándose frente a mí y colocó algunos mechones que caían como cascadas en mi rostro, tras mis orejas.

–Mi regalo llegó hace meses –, me abrazó por la cintura, juntando nuestras frentes –No necesito nada más.

–Sí, soy un buen partido... –, sonrió, juntado su nariz a la mía.

–Yo también te quiero Jade, para siempre.

Nuestros labios se unieron en aquel instante, mis ojos se cerraron al sentir los labios de Perrie sobre los míos, rodeé mis brazos en su cuello, acercándome más a ella, sus manos acariciaron mi espalda, y fueron bajando poco a poco, ella se agachó un poco más y sujetó mis piernas, elevándome, entrelacé mis piernas en su cintura, y empezó a caminar, subimos las escaleras sin problema alguno, (Aunque la estuviese besando una parte de mi me decía que caeríamos hacia atrás y moriríamos). Nuestras lenguas batallaban en una absurda pelea sin fin, llegamos a la planta de arriba y Perrie me bajó, sin dejar de besarme. Ambas caminamos, yo hacia atrás. Perrie me guío paso a paso, sus brazos me abrazaban hasta que, choqué contra una puerta, me separé de ella, asustada.

Perrie sonrió y abrió la puerta que había detrás de mí, transmitiéndome seguridad simplemente con aquella dulce sonrisa que ella tenía siempre en su rostro, sujeté su mano y caminamos; adentrándonos en su habitación. Sentí una oleada de nervios asfixiarme por unos segundos, pese a que quería que todo aquello siguiese avanzando, parte de mi sentía un terrible miedo, nada tendría porque ir mal, ¿Pero y si todo iba mal? Perrie percató aquella mirada de preocupación que no pudo disimular y conmigo sobre ella, se sentó en la cama... acarició mi cintura con cuidado, la luz de la luna fue lo único que nos ayudó para poder vernos, ella alumbraba toda la habitación, Perrie cedió el beso unos segundos, su mirada recorrió mi cuerpo de arriba abajo. Una leve sonrisa creció en mis labios, y asentí, dándole acceso y permiso para continuar.

I'm in love with a dirty | Jerrie thirlwardsWhere stories live. Discover now