Capítulo 9

1.2K 98 2
                                    

Abrí los ojos y lo vi dormido junto a mí. Por un instante, morí de ternura, pero luego me asusté hasta que recordé cómo había terminado allí. Sonreí en la oscuridad de mi habitación. Había encontrado a alguien que sentía lo mismo que yo, alguien en quien podía confiar y con quien podría desahogarme. Pero a pesar de todo, nadie nunca se quedaba mucho tiempo conmigo, todos se cansaban tarde o temprano. Estaba segura de que eso mismo le pasaría a él. Algo dentro de mí se retorcía y sufría frente a la idea de que eso llegara a pasar. Entonces, una sonrisa se dibujó en su rostro.

- Deja de mirarme o te enamorarás de mi cara bonita, ___– comentó con los ojos todavía cerrados. Sonreí y mordí mi labio intentando no darle la satisfacción de oír mi risa. Abrió los ojos lentamente y los dejó en los míos. 

- Si sueñas con que me enamore de ti debe ser porque tu está enamorado de mí, Tony - soltó una corta risita y continuó mirándome. Al cabo de un largo rato, suspiró profundamente.

– No pasará conmigo, ___ - lo lancé una mirada interrogadora y prosiguió. – Yo no me cansaré de ti.

-Ah… pero… - en realidad, no sabía qué decir porque el hecho de que hubiera adivinado lo que estaba pensando ya era bastante extraño para mi cerebro, no hacía falta añadirle el difícil trabajo de componer una simple oración. 

- Cuando piensas tu rostro dibuja tus pensamientos. Me di cuenta porque así suelo verme yo cuando conozco a alguien nuevo. No quiero que te alejes.

-Tú serás el que se aleje, no debes preocuparte por mí – giré mi cabeza y quedé de espaldas a Tony. Él se acercó y colocó la cabeza en el hueco entre mi cuello y mi hombro.

-Yo no te dejaré, ___, nunca dejo a las personas que me importan.y no me preguntes porque pero... supongo que al ser buena conmigo hiciste que me encariñe contigo.

-¿Prometes no dejarme? - pregunté mientras un nudo se formaba en mi garganta al recordar todos los que me habían hecho esa promesa y sin embargo la habían roto.

-Lo prometo, ¿tú lo prometes? - añadió Tony en un tono de voz que hizo que mi corazón se encogiera.

-Lo prometo.

-Bien ahora me iré a dormir al sofá, buenas noches ___ - besó mi mejilla e intentó pararse, pero tomé su mano e impedí que se alejara.

-Hace frío Tony, quedate conmigo.

No protesto, simplemente se volvió a acomodar, colocó su brazo alrededor de mi cadera y allí se quedo. Me sentí algo así como protegida, de alguna manera, creía en las palabras de Tony, creía en el. Yo, por mi parte, no pensaba alejarme de aquel maravilloso muchacho que había caído del cielo justo cuando lo necesitaba.

Cuando desperté a la mañana siguiente, Tony seguía en la misma posición de la noche anterior. Me permití apreciar su ternura un rato antes de obligarme a despertarlo. Le agradecí rápidamente por lo que estaba haciendo por mí, obteniendo una sonrisa por toda respuesta. Nos levantamos y hicimos el desayuno rápido y nos sentamos a comer.

-¿Cuáles son tus planes para hoy, señor Cesar? – pregunté metiéndome una tostada en la boca.

- No te cansas de torturarme así, ¿cierto? Pues antes que estar todo el día encerrado en mi casa estudiando, creí que sería buena idea quedarme aquí contigo otro día más… si no te molesta, claro está – se apresuró a añadir, mientras su rostro adquiría una suave color carmín. Reí ante su timidez y desconfianza hacia mí.

-Claro que puedes quedarte, me gusta pasa tiempo contigo, Tony. Deja de ser tan tímido conmigo, ¿de acuerdo?

Mordió si labio tiernamente, pues ese es el mejor adjetivo para describir todas y cada una de las acciones que hacía Tony. Después de desayunar, tomamos algunas cosas y nos fuimos a caminar. Había varios parques y lugares donde podíamos pasar la tarde sin necesariamente estar encerrados. Realmente me gustaba pasar tiempo con él, siempre encontraba algo que decir para hacerme reír, esa era una de las cosas que me gustaba de Miranda, y también una de las que me gustaban de él. 

En fin, buscamos una banca en una plaza cercana y nos sentamos. Me acosté en sus piernas y comencé a contarle algunas cosas de mi niñez, parece que Tony le gustaba hacerme preguntas sobre mí, y a mí no me molestaba responderle sus cuestiones. Con él era fácil hablar.

Permanently yoursDonde viven las historias. Descúbrelo ahora