Capítulo 16

1K 89 0
                                    

El día siguió aburrido pero la cosa se pondría peor a medida que fueran pasando. Mientras más cerca estuviéramos de fin de año, más difícil se pondría todo. Tony ya había prometido ayudarme con las materias, gracias a él había mejorado mucho y quería salir bien en los últimos exámenes de este año. A pesar de todo, su presencia hizo que aquella jornada valiera la pena.

Nick intentó invitarme a salir con él, ir juntos a la fiesta, pero no se lo permití. Simplemente, seguí caminando por el pasillo de la mano de Tony. Le costaba toda demostración pública de afecto, pero intentaba ocultarlo por mí.

-___... – me llamó Tony mientras guardaba mi mochila una vez que hubo sonado el timbre que indicaba la salida. Sonreí para indicar que lo escuchaba. – ¿Quieres venir a comer conmigo? Mamá quiere conocerte…

-¡Por supuesto! Pero debo ir a mi casa para dejar las cosas y hablar con papá.

-¿Puedo acompañarte? – asentí mientras sonreía. Nada más lindo que tener a Tony para mí sola por un rato. Fuimos caminando, lo más lento posible, hablando cómodamente, como solíamos hacer. Sin timidez, tranquilos como siempre.

Al llegar a mi casa, papá saludó amablemente a Tony, parecía incluso feliz. Dejé todo en mi cuarto y luego le avisé a papá mis planes. Parecía contento y divertido a la vez. Dejé todo, y volvimos a salir.

Una rato más tarde, ya habíamos llegado a la casa de Tony. Al ver a su madre, noté el gran parecido que tenía con ella. Me recibió cariñosamente y, al contrario de lo que pensaba, no me sentía incómoda en lo absoluto. La conversación no murió en ningún momento, incluso almorzó con nosotros y a Tony no pareció molestarle en lo absoluto. Tenían una muy buena relación, muy diferente de la mía con mi madre. Supuse que… bueno, se debía a la muerte de su padre, un suceso así habría unido a cualquiera.

En fin, luego de haber comido, ella se retiró pues debía trabajar. Entonces él y yo fuimos a su habitación. No me sorprende decir que era un desorden. Había muchas fotos pegadas en la pared, en varias aparecía él con un grupo de chicos.

-Son mis amigos. Jaime, Vic y Mike. Los… los conozco hace bastante – comentó, ubicándose detrás de mí y rodeándome con sus brazos. Me estremecí levemente ante aquel contacto.

-Parecen muy unidos. Me gustaría conocerlos algún día – mencioné mientras continuaba observando el resto de las fotografías. Había varias de unas bandas cuyos nombres jamás había oído, algunos dibujos, un poster de Stars Wars y, al seguir mirando, descubrí una foto de él cuando era pequeño junto al que parecía ser su padre.

-Él era mi padre. Murió… hace tiempo, ¿recuerdas que hablamos de eso cuando…

No lo dejé continuar, simplemente me volteé y lo abracé. En parte, podía sentir su dolor y lamentaba que fuera así. Correspondió a mi abrazo, colocando la cabeza sobre la mía. No quedamos así largo rato, hasta que se separó de mí, mostrándome una pequeña sonrisa.

Se acercó a su cama y se acostó allí, pidiéndome que lo acompañara. Me acerqué y primero me senté a su lado. Pero, al ver que no me movía, tiró de mí, recostándome junto a él. Al lograrlo, sonrió satisfecho.

Empezó a jugar con los dedos de mi mano, apoyada sobre la colcha. Era inevitable no morir de ternura con aquel panorama a la vista.

A veces parecía que la tristeza -siempre presente en él- desaparecía. Pero yo sabía que no era así. Sabía que antes de que me acercara a él, incluso después de eso, él la pasaba mal en el colegio y no había nada que pudiera hacer para impedirlo.

Pero ahora, nada de eso se notaba. Me enfoqué en lograr que ese momento se prologara lo más posible. Me acerqué un poco más a él, y cerré los ojos. Sentirlo así, cerca, era una de las sensaciones más gloriosas que podía haber. En respuesta a mi acercamiento, me rodeó con los brazos, haciendo que mi cabeza se apoyara en su pecho.

Comenzó a mover su mano a lo largo de mi espalda. No había nada que me gustara más que eso.

-No sabes lo bien que me haces – mencionó en un tono apenas audible.

Se separó un poco de mí y posó sus ojos en los míos, apenas si pestañaba. Colocó su nariz sobre la mía y la movió lentamente durante unos segundos, provocando que ambos sonriéramos. Me besó, despacio, saboreando cada movimiento de sus labios contra los míos.

Permanently yoursWhere stories live. Discover now