Capítulo 31

834 67 4
                                    

Me negué a que me acompañara a mi casa. Quería ir sola y poder pensar en todo lo que había estado pasando por mi mente en estos últimos días.

Llegué cerca de las 10 y comí con mi padre, mucho no le importó no haberme visto en todo el día. Hablamos poco pero se levantó, excusándose con el trabajo. Al quedarme sola en la mesa volví a sentir esa sensación de vacío que la mirada de Tony me había provocado pero no lloraría, o de nuevo. Ya había lloriqueado bastante y si a Tony no le importaba nada lo que era de mí, él no me importaría a mí.

Para mantener mi cabeza ocupada, tomé un cuaderno que papá me había regalado hacía poco y comencé a escribir. Al principio, era algo sin sentido pero poco a poco fue formando una historia. Me quedé escribiendo hasta que mi cabeza cayó sobre el cuaderno y me quedé dormida. Me despertó papá, antes de irse a trabajar. Estaba acostada en mi cama, a pesar de que yo estaba segura de haberme dormido en el comedor. Supuse que habría sido mi padre.

Me levanté y caminé a la cocina, preparé algo de comer. Papá se acercó y me besó la frente antes de irse.

-Por cierto, linda historia la que estás escribiendo – volteé y vi el cuaderno sobre la mesa. En parte sentí vergüenza, no me gustaba que leyeran mis cosas, pero intenté ignorar ese pensamiento y guardé mi cuaderno en la mochila. Me fui al colegio y todo siguió tan aburrido como de costumbre.

Ya casi estaba terminando el año y según papá este había sido un buen año, pero yo no lo veía tan así. En fin, cuando hubieron terminado los exámenes me sentí libre e hice planes con Miranda para las vacaciones que nos esperaban.

El primer día oficial de vacaciones llegué a mi casa y me tiré en la cama fresca, hacía mucho calor como para hacer algo. Habría pasado media hora cuando sonó el timbre. Salí a la puerta y vi a Lucas hecho un desastre, con ojeras y el pelo despeinado. Lo miré de arriba abajo y lo hice pasar.

-Miranda terminó conmigo – se limitó a decir cuando entramos a mi cuarto. Me acerqué para abrazarlo. Había pasado tanto tiempo con él y Miranda que nos habíamos vuelto cercanos.

Indagué sobre cuál había sido el motivo; como toda respuesta obtuve un “supongo que se aburrió” de su parte. No le había dado explicación, sólo había cortado todo y lo había hecho irse.

Lo dejé solo en mi cuarto y salí al patio para hablar con Miranda. Al menos a mí me explicaría la situación.

-Por favor no me molestes con el tema – gritó en mi oído. Apreté el teléfono en mi mano, debía controlarme y no enojarme con ella.

-Sólo quiero saber qué pasó, Miru.

-¿Qué no te lo dijo?

-¿Decirme qué?

-Averígualo tú, luego llámame.

-¡Averiguar qué! – chillé, consciente de que ya había cortado. Me volteé para encontrarme con Lucas, igual o aún más decaído de lo que ya estaba cuando llegó a mi casa.

-Supongo que yo podría responder eso – murmuró mientras se acercaba indeciso. Rodeé los ojos impaciente. ¿Por qué todos tan misteriosos? Ya estaba cansada de tantas dudas y misterios.

-Pues vamos, Lucas, dime.

Permanently yoursWhere stories live. Discover now