Capítulo 51

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Me desperté y me encontré en una habitación blanca, los muebles de colores claros, y yo acostada en medio de la cama. Una sensación extraña recorrió mi cuerpo, era raro no tener a Aaron al lado mío.

Decidí levantarme e ir a desayunar. Supuse que Miranda llegaría a la noche así que tenía todo un día para mí sola. Desayuné en un restaurant que estaba dentro del hotel. Casi me desmayo al ver semejante cantidad de comida deliciosa toda junta.

Luego de probar tanta comida, relajarme sería una buena idea. Me cambié de ropa y me dirigí a la pileta. Ese hotel parecía literalmente un paraíso.

Pasé casi toda la tarde en la pileta, hablé con varias personas interesantes, pero nadie me llamó mucho la atención. Mis pensamientos estaban especialmente dirigidos a mi mejor amiga y cuándo llegaría.

Ya estaba atardeciendo cuando pensé que sería una buena idea recorrer el hotel. El hecho de que fuera tan grande y tuviera un jardín me hacía sentir demasiado entusiasmada. Si el futuro lo permitía, me gustaría tener una casa grande y con un jardín aún más grande.

Desperdicié el resto del día, recostada en un lugar donde los rayos del sol iluminaban lo suficiente como para que yo pudiera leer. Estaba fresco y era cómodo. Realmente necesitaba algo así, sin pensar en dramas. Yo y mi libro.

Finalmente terminé el libro que había empezado hacía unos días. El final me dejó pensando, pero no por mucho tiempo. Este lugar era bonito, me gustaba la brisa fresca y el ruido del mar a lo lejos.

Revisé mi reloj y noté que ya eran las siete. El día había pasado rápido pero hacía mucho que no sentía esa tranquilidad. Tomé mis cosas y fui a mi habitación para poder bañarme. Me puse un vestido y dejé mi pelo mojado. Tomé mi cuaderno, donde mi proyecto estaba guardado, y empecé a escribir. Dentro de poco podría terminarlo, estaba segura.

Mi inspiración se agotó y decidí ir a cenar. Sólo entonces noté que estaba muriendo de hambre y no había probado bocado desde la mañana. Devoré mi comida y volví a mi habitación.

Hice lo que pude mientras esperaba que Miranda llegara. Hasta que sonó mi celular y pegué un salto de emoción.

-Estoy en la puerta del hotel, no tengo ni idea de cuál es tu habitación, así que podrías…

Salí corriendo del cuarto y bajé apurada las escaleras. No me gustaba usar ascensores desde el episodio con que estaba en mi antiguo departamento.

Al llegar, vi a Miranda sentada en el lobby y fui directo hasta ella, lanzándome encima y abrazándola. Esta vez fue mí turno para tirarme arriba de alguien. Me devolvió el abrazo, riendo, y me miró.

-Te ves estupenda, ya decía yo que Aaron no era para ti.

Pensé en todo lo que tenía para contarle y agradecí mentalmente tener una amiga tan genial como ella, que era capaz de tomar un vuelo de un día para el otro sólo porque su mejor amiga había terminado con su novio.

La conduje hasta nuestra habitación y fue entonces cuando me bombardeó con preguntas. No me guardé nada, le mencioné hasta el detalle más insignificante e incluso mencioné que no me sentía mal en lo absoluto.

-Bueno, supongo que ahora que estás libre podremos tener unas buenas vacaciones – sonreí como respuesta. Esa noche no dormimos casi nada, nos quedamos haciendo maratón de películas y, cuando nos aburrimos de ver televisión, hicimos una video-llamada con Oli.

Al otro día, fuimos a la playa y pasamos toda la tarde cantando canciones tiradas en la arena o metidas en el mar, tirándonos agua al rostro.

Necesitaba mi tiempo de chicas y se sentía bien tenerlo con Miranda. A la noche, incluso me convenció de ir a bailar, cosa que en otro momento no habría dudado en rechazar.

Se hizo tarde y regresamos a nuestra habitación. No había muchas opciones así que ambas dormimos juntas. Antes de que quisiera darme cuenta, ya estábamos llegando al final de esas increíbles vacaciones que terminaron siendo un descanso de absolutamente todo, menos de mi mejor amiga.

Pronto nos encontramos empacando y despidiéndonos de ese hermoso hotel donde no me habría molestado pasar el resto de mi vida. 

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