Capítulo 30

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Permanecí encerrada entre los brazos de Oli mucho tiempo, lo necesario para lograr que las lágrimas dejaran de salir. Luego de eso, me acompañó a casa y se quedó conmigo hasta que llegó papá, se despidió por lo que podrían ser meses y salió por la puerta. A pesar de todo, desearía que el colegio y su trabajo le dejaran un poco de tiempo para mí. Sobre todo ahora.

No me quedé mucho tiempo, llamé a Miranda y me auto invité a su casa. Allí pasé la noche, con mi mejor amiga contándome cosas que hacía con Lucas e intentando hacerme olvidar la novedad.

-No te había dicho porque sabía que reaccionarías así – sólo la miré. Intenté sonreír. Sentía que debía estar enojada con ella pero no podía, simplemente no podía. – Sabes que yo no te lastimaría, intentaba cuidarte.

-Lo sé, pero haberme dicho habría sido lo mejor – me limité a responder. Me arrojé sobre su cama y me quedé mirando el techo, ella se acercó y se acostó a mi lado.

-Olivia me dijo que por fin lograste aceptarlo…- le dirigí una mirada esperando que continuara la frase. Al verme, rodeo los ojos como si fuera la cosa más obvia del mundo y continuó. - … ¡que sientes algo por él!

Desvié la mirada y cerré los ojos. Junté valentía para hacer la pregunta que atormentaba mi cabeza desde esa tarde. -¿Cómo se llama?

Miranda se quedó petrificada por unos instantes. No habló durante un rato, supongo que habrá estado pensando si decirme era la mejor idea. Decidí que no respondería y estuve a punto de levantarme para ir a buscar algo de comer, pero ella tomó mi mano y oí cómo aclaraba su garganta.

-Jean. Su nombre es Jean.

-Cuéntame de ella – alcancé a decir mientras intentaba controlar el llanto que amenazaba con volver a comenzar.

-Según… según lo que me contó, se sentó junto a ella el primer día de clases, comenzaron a hablar y desde entonces se volvieron más… cercanos – noté cómo elegía las palabras con cuidado, intentando no lastimarme. – Comenzaron a salir un día que él la invitó a un ensayo de la banda. A los chicos les agrada bastante, pero siempre me comentan que… bueno, en realidad preferirían que esa fueras tú. Me pasa lo mismo a mí. Más allá de eso, a Tony se lo ve feliz. Está… está realmente feliz.

Me levanté de un salto y me senté en el borde de la cama. Ya no lograba contener todo ese dolor que sentía dentro. Desde que se había alejado de mí, inútilmente había intentado meter todo dentro de cuatro paredes de piedra y enterrarlo todo en el fondo de mi alma. Pero alguien siempre hallaba la manera de traerlo de nuevo a la superficie, ¿por qué?

Pasé mis manos por mi cara más de tres veces, tratando de frenar las lágrimas, pero seguían cayendo, ¿por qué? Miru me abrazó por detrás y besó mi mejilla. No dijo nada, sabía que no serviría, que lo mejor era quedarse allí y esperar que se me pasara.

-Tranquila, yo estoy bien. Me alegra mucho que esté feliz, de verdad que sí – sollocé a la vez que mi llanto se volvía más fuerte. Cerré los ojos y los apreté muy fuerte, mientras me agarraba del brazo que ella había colocado alrededor de mis hombros. Sólo… sólo me gustaría que las cosas hubieran terminado de otra forma yo…

-Lo sé, pequeña – susurró mientras me estrujaba contra ella. – Todos deseamos que hubiera sido así, pero las cosas son como son.

-¿Por qué? – finalmente la pregunta había dejado de ser sólo una insistente vocecilla que se escondía entre mis pensamientos. - ¿Por qué tuvo que ser así? No es justo.

Estuve con Miranda toda la noche. Ella se quedó dormida a mi lado, yo por mi parte no pegué un ojo en toda la noche. Al otro día no fuimos al colegio, me llevó a pasear por ahí para despejar mi mente, yo no me negué. No tenía muchas ganas de hacer nada así que dejé que me condujera hacia donde ella quería. El centro comercial, el cine, la plaza. Mientras menos opciones quedaban, más miradas frustradas por parte de mi amiga recibía.

Me hizo caminar durante media hora hacia ningún lado y finalmente se detuvo. Miré a mi alrededor, consciente de que no había prestado atención al camino, y me encontré en un lugar familiar.

-Me quedé sin opciones, __ - murmuró antes de tocar el timbre.

-Es la casa de Vic, ¿cierto? – pregunté reconociendo su casa. Asintió justo cuando el alegre rostro de la señora Fuentes aparecía en la puerta.

-Miranda, ___, qué gusto tenerlas en casa. ¿Ustedes tampoco tuvieron clases?

-Digamos que fue una decisión propia – respondí un poco avergonzada. Me dedicó una sonrisa tierna, hacía mucho que no veía a esa mujer.

-Bueno, pasen, vamos, los chicos están donde siempre – me tomó por el brazo antes de dejarme entrar. – Extrañaba tu presencia en la casa, __.

Sonreí como toda respuesta. Seguí a Miranda hasta el cuarto de Vic. Para mí alivio, el único que faltaba era Tony. Los tres se acercaron a mí y me rodearon con sus brazos. Un acto muy reconfortante teniendo en cuenta la situación. Nos quedamos hablando hasta que se hizo tarde. Cuando ya estaba por irme a mi casa, alguien toco´ el timbre. Mi corazón comenzó a latir tan rápido que creí que me desmayaría, pero por suerte se trataba sólo de una chica, amiga suya supongo.

-___, ven aquí – llamó Jaime. Aclaró su voz y con gestos muy exagerados continuó. – Déjenme presentarlas. Esta hermosa señorita frente a ti se llama __ - dijo señalándome con su mano. Ambas reímos por su mala actuación. – y esta otra señorita es Jean. ___, Jean; Jean, ___.

Concluyó la presentación y mi corazón ya estaba atorado en mi garganta. Apenas si reaccioné cuando ella se acercó a besar mi mejilla. Sonreí como pude y lancé a Miranda una mirada desesperada; ella estaba muy ocupada charlando con Mike. Pasaron varios minutos y yo fingía escuchar lo que Vic, Jaime y Jean discutían. Volví a mirar a mi amiga quien de casualidad volteó el rostro hacia mí. Señalé la puerta con los ojos y comprendió al instante, asintiendo muy levemente.

-Lo lamento chicos, debemos irnos. No podemos perder otro día de clase y ___ no estuvo en su casa en todo el día. Además…

-Vamos, ¡no pueden irse, Miru! – interrumpió Jean. Evidentemente ambas se conocían desde antes. – Tony está por llegar.

Suficiente. Tomé mi campera, tirada por el piso y me dirigí hacia la puerta. Me disculpé con ellos y me excusé diciendo que si no llegaba a casa, papá me asesinaría muy lentamente. Fui estirando la mano hacia el picaporte de la puerta mientras seguía disculpándome pero cuando osé tomarlo, este ya no se encontraba en su lugar. Me giré para ver cómo eso era posible y me encontré frente a frente con un rostro de ojos marrones y orejas expandidas.

Pasmada en mi lugar, mantuve un contacto visual durante unos segundos antes de correr la vista. Miranda me rodeó con un brazo y sonrió.

-Hola Tony, ya nos íbamos, adiós Tony – saludó a cada uno de ellos y cuando ella intentó pasar por al lado de él, la tomó del brazo y la obligó a abrazarlo. Ella le sonrió y se dio vuelta para esperarme. Clavé mis ojos en el rostro que había poblado mis recuerdos durante tanto tiempo. Vic interrumpió mis pensamientos con sus palabras.

-Saldremos todos juntos, ya que llegó Tony nosotros también nos iremos.

Vic imitó a mi amiga y apoyó su brazo sobre mis hombros, todos juntos salimos de la casa mientras Miranda nos esperaba afuera. Finalmente me despedí de cada uno de ellos, incluyendo a Jean, quien estaba muy cómoda abrazada a Tony. Cuando llegó el turno de saludarlo a él, sólo lo miré. Parecieron ser horas, pero no pueden haber sido más de dos segundos. Recordé aquellas viejas sensaciones que su mirada provocaba en mí, pero esto era distinto. Sus ojos me miraban vacíos, las cosas habían cambiado. Pero de alguna u otra manera, estos se las arreglaban para dejarme sin aliento.

Miranda me tomó por el brazo y ambas nos alejamos; Jean saludaba dulcemente con su mano, Tony simplemente se había volteado y hablaba con los chicos, sin interés por mí, como si fueramos dos extraños .

Hola! aprovecho el capítulo 30 para hacer uno bastante larguito y para decirles a aquellas personas que leen mi fic(? que no voy a subir otro cap hasta el lunes porque rindo en el colegio y hay que estudiar(? nada, gracias por leer, aunque sean poquitas yo las re tkm<3 y me hacen sentir importante, eso, adiós c: 

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