Capítulo 46

793 70 5
                                    

-No te salvarás de contarme qué pasó – Miranda me abrazó mientras despertábamos. Tomé mi almohada y se la lancé al rostro.

-¿Por qué mejor no le preguntas a Tony? Realmente me gustaría saber qué piensa de lo que hablamos anoche.

Me gané un bufido y un golpe pero luego se levantó y se vistió. Media hora más tarde pegó un grito, avisando que saldría con Tony. Según el reloj en mi mesa de luz, eran las cuatro de la tarde.

Opté por levantarme, estaba sola y aburrida. Tomé el papel con la letra que tenía preparada para Miranda. Su cumpleaños era el sábado, debía arreglar las cosas con Tony.

No simplemente por ella, sino por mí y por él, habíamos empezado tan bien… el teléfono comenzó a sonar, atendí, mientras me apoyaba contrala pared. Escuché la voz preocupada de Aaron del otro lado.

-Estoy bien – murmuré. No era una mentira, pero no quería hablar ahora mismo. Tenía cosas en qué pensar. – Oye, esta noche iré a tu casa. Ya tengo listas todas las cosas.

Me avisó que vendría a eso de las diez, perfecto, podía tirarme en la cama a hacer absolutamente nada. Pero cerca de las seis mi sueño se vio interrumpido por el sonido del timbre. Protesté, sin ganas de levantarme, pero fui a ver quién era.

Abrí y vi a Tony, aun vistiendo el traje para la oficina. Lo miré de arriba abajo y solté un suspiro. Estaba demasiado cansada para todo esto. Lo dejé pasar y cerré la puerta tras de mí, dejando caer mi peso hacia ella.

Me quedé allí, mirando cómo se apoyaba en el sofá. Tenía una expresión que no podía leer. De hecho, nunca había podido leer sus expresiones; era él quien leía las mías.

Pasó mucho tiempo antes de que dijera algo. Yo no tenía nada que decir, lo había soltado todo la noche anterior. Pero sus ojos estaban fijos en mí, nos los quitó en ningún momento y eso me perturbaba. No sé cuánto tiempo habría pasado cuando efectivamente escuché su voz.

-Lo siento – sentí como un si una mano apretara mi corazón sin dejarlo latir. Intenté decir algo, pero él me interrumpió. – Tienes razón en todo lo que me dijiste y fui un estúpido y sé que lo sabes. Estuve diez años esperando escuchar esas dos palabras salir de tu boca cuando, en realidad, era yo quien debía pronunciarlas.

-Tony…

-Déjame terminar. Lamento todo esto, lamento que hayas sentido la necesidad de lastimarte pero más que nada lamento no haber estado ahí para ti, luego de habértelo prometido. Pero no volveré a romper esa promesa, ___. Si tú te sentiste siquiera la mitad de mal de lo que me sentí yo cuando nos alejamos… sé que no puedo recompensar nada pero realmente lamento toda esta situación.

Me acerqué y lo abracé, fuerte, nos quité el aire, no me importaba. Me apartó un poco de él y acarició mis brazos desnudos, pasando sus dedos lentamente por las horribles cicatrices.

-Soy tan estúpido que necesité que me hicieras entrar en razón y Miranda tuvo que hacerme entender que debía pedirte perdón. Lo siento, ___, pero no volveré a dejar que estas – tomó mi mano con delicadeza, justo como había hecho la misma noche en que nos habíamos vuelto más que sólo dos extraños. – No dejaré que vuelvan a aparecer.

Sonreí. Creo que ahora ambos estábamos en paz el uno con el otro, pero más importante aún, con nosotros mismos.

-Yo también lo siento Tony – murmuré, abrazándolo más fuerte. Levanté el rostro para poder mirarlo. Recordé todas esas veces en las que habíamos estado así de cerca y mi sonrisa se amplió.

Nos quedamos así un rato, como intentando recuperar el tiempo perdido. Hablábamos cada rato pero no dijimos mucho. Como siempre digo, con su presencia me bastaba.

Permanently yoursWhere stories live. Discover now