Permanently yours

Capítulo 10

Cuando nos hubimos cansado de hablar, fuimos a caminar por la plaza. Incluso, fuimos a los juegos y nos columpiamos en los hamacas. Frente a Tony podía actuar inmadura sin que le importara, es más, él lo hacía conmigo. 

Al rato decidimos que ya era hora de volver a casa pues ya estaba atardeciendo, entonces emprendimos el camino de regreso.

-Te juego una carrera – salí disparada antes de que se diera cuenta de lo que había dicho. Él salió corriendo detrás de mí. Ya habíamos atravesado la mitad del parque, y me di vuelta para burlarme de Tony. Entonces, me llevé por delante un banco y caí como una bolsa de papas al suelo.

Un chico llegó corriendo hacia mí y me ayudó a pararme y sentarme en el banco. Me había golpeado tan fuerte que sus palabras retumbaron en mi cabeza. Además, me dolían el brazo y casi todo mi vientre y la pierna derecha. Tony se acercó rápidamente y le dijo algo al muchacho, pero no pude entenderlo pues mi cabeza seguía dando vueltas. Este se fue medio apurado, sin que pudiera agradecerle. Tony se arrodilló delante de mí y puso su mano en mi cabeza, luego sonrió, no sabiendo si reír o preocuparse. 

Minutos más tarde, mi cabeza por fin comenzó a mejorarse del golpe, Tony se acercó a mí y me abrazó. 

-Eso te pasa por burlarte de mí, ___ - susurró en mi oído, volviendo a usar mi nombre entero. Río bajito y me ayudó a pararme. Regresamos a mi casa, él aun rodeándome con su brazo para evitar que hiciera mucho esfuerzo. 

Llegamos justo cuando el sol se estaba ocultando. Entré a mi cuarto y me dejé caer en la cama mientras Tony iba a buscarme un vaso de agua. Se arrodilló en el suelo, a mi lado, y me lo entregó.

-¿Quién era el chico, Tony?

-No lo sé, uno que estaba por ahí. Supongo que le pareciste bonita y por eso se acercó a ayudarte.

-¿Qué le dijiste? – pregunté mientras tomaba un sorbo. - No pude agradecerle – comenzó a mover los ojos en todas direcciones y dibujó esa sonrisa de ‘’yo no hice nada malo’’ que solía poner a cada rato.

-Pues le dije que si te tocaba le pegaría justo en el rostro… ah y creo que mencioné que eras mi novia o algo así – escupí un chorro de agua directo en su rostro mientras una gran carcajada se abría paso por mi garganta. Dejé el vaso a un lado y me tiré sobre él, ambos quedando tirados en el suelo.

-Ay Tony, eres peor que yo. No sabía que fueras tan celoso – me rodeó con sus brazos y me apretó a él.

-No soy celoso, sólo te estaba protegiendo de un posible pervertido. Tengo que cuidar a mi mejor amiga de depredadores – sonreí ante aquellas palabras: me había llamado su mejor amiga. Pero era realmente lo que había sucedido. Habíamos pasado tanto tiempo, juntos que en eso nos habíamos convertido. 

-Te quiero, mejor amigo – respondí en un susurro. Él pegó su nariz a la mía y sonrió.

-Sabes que yo más – mi sonrisa se amplió, mientras una similar se dibujaba en su rostro. Comenzó a mover su nariz despacito sobre la mía, lo cual me provocaba cosquillas por todo el cuerpo, una exquisita sensación que me encantaba y me perturbaba al mismo tiempo.

-No, y ya deja de hacer eso, ¡me haces cosquillas!

-Entonces, ¿qué quieras que haga? – dejó de mover su nariz y acercó sus labios a los míos, casi rozándolos. Podía sentir su constante respiración, chocando contra la mía. Dentro de mí, había un cúmulo de sensaciones encontradas, lo que provocaba que mi cerebro enloqueciera. Quería alejarlo, pero al mismo tiempo la idea me llenaba de un vacío que no quería sentir. Sus ojos cerca de los míos, brillaban bajo la tenue luz del atardecer que entraba por mi ventana.

Pero ese momento acabó más rápido de lo que quise aceptar. Él cerró sus ojos un instante en lo que pareció ser una lucha interna. Al abrirlos, alejó su boca de la mía y besó mi nariz, para después dedicarme otra de sus lindas sonrisas.

-¿Qué te parece si hacemos unas pizzas para la cena? – ‘’como sea’’ fue todo lo que mi mente malhumorada pudo pensar. Él se levantó y me ayudó a pararme y nos dirigimos a la cocina para hacer la cena.