Capítulo 21

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Faltando tan pocas horas para la fiesta, baile o como fuera que lo llamaran, yo no quería levantarme de la cama. Principalmente porque estando tan cerca de las vacaciones mi cuerpo estaba agotado. Segundo, porque salir de la cama implicaría tener que hacer algo productivo con mi día y, honestamente, eso era lo que menos quería. Prefería no moverme hasta que Miru llegara dentro de un rato.

Al parecer, ella se tomaba esto muy en serio. Era como si creyera que Tony y yo nos íbamos a casar o algo parecido. Aunque me negara a tomarme las cosas tan seriamente como hacía ella, no podía negarme a que me ayudara a prepararme. Después de todo, no tenía ni la más pálida idea de qué tenía que hacer. Por así decirlo, sólo sabía cómo tenía que ponerme el vestido y, según Miranda, la cosa implicaba toda una preparación previa de la que no estaba enterada.

Entonces, al oír que sonaba el timbre, me vi forzada a poner los pies en el suelo y caminar en dirección a la puerta.

-No me sorprendería escuchar que te acabas de levantar – fingí una sonrisa inocente. Al ver mi expresión, rodeó los ojos y suspiró. Fue hacia mi cuarto y se tiró en la cama. – Faltan como 3 horas, yo diría que deberías bañarte ahora así luego puedo bañarme yo.

-¿Te quedarás aquí? – no sabía que se quedaría, hasta donde yo sabía se iría luego de hacer lo que fuera que había venido a hacer. – Creí que te irías en un rato.

-¿Irme? Tardaría mucho regresando a mi casa y dije que te ayudaría – respondió agitando los brazos en el aire. Comencé a reírme por la mezcla de cosas que sentía mi amiga. Algo así como ansias, nervios, felicidad etc. más o menos lo mismo que sentía yo.

-Tranquila, Miru. Ya pareces esas chicas obsesionadas de las novelas.

Decidí seguir su consejo e ir a bañarme. Mientras antes fuera, más tiempo podría quedarme pensando bajo la ducha. Y realmente tenía cosas en qué pensar. Sobre todo, cómo actuaría frente a Tony esa noche, cómo sería tenerlo conmigo y cosas por el estilo.

Más allá de que ya había salido con él demasiadas veces, nunca había sido una cita. Uno creería que después de haber pasado tanto tiempo juntos, incluso después de haberlo besado, todo sería más fácil. Bueno, pues para mí era todo lo contrario. 

Fui vagando entre variados pensamientos, hasta que un grito de Miranda me trajo de vuelta a la realidad. Al salir del baño, ella entró corriendo detrás de mí. Había estado casi una hora entera ahí dentro.

Me sequé el pelo y me tiré en la cama esperando a que mi amiga terminara. Habrá tardado algo así como 15 minutos. Increíble.

En fin, ambas nos pusimos esos incómodos vestidos y para luego empezar a seguir las instrucciones de Miranda. No podía creer que yo estuviera haciendo eso y una parte de mí se negaba a hacerle caso a Miru, pero la otra luchaba con el constante impulso de sacarme esas hebillas y cosas que me ponía en la cabeza.

-Tardamos dos horas y me sigo viendo igual que al principio, fue inútil – reproché mientras me dejaba caer en la cama.

-No fue inútil, te ves hermosa – insistía. A mis ojos, yo estaba exactamente igual que en cualquier otra ocasión pero ella, dios mío, ella sí que estaba bonita. Había elegido un vestido medio grisáceo tirando a celeste que le llegaba hasta las rodillas y hacía que se pareciera a una reina. Una pequeña parte de mí envidiaba que luciera tan bien.

Nos sentamos a esperar que Tony o Lucas tocara la puerta. Estuvimos un rato sentadas hablando de lo que pasaría esa noche. Ella ya se había calmado pero yo seguía nerviosa. 

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