Capítulo 34

843 69 2
                                    

Llegamos a la casa Alex y Miranda corrió a abrazarlo. Había estado hablando con Natalia, quien ya había llegado. Ambos se conocían bastante bien, de hecho había sido ella quien se lo había presentado a Miranda.

Luego de comer nos quedamos hablando hasta que se hizo muy tarde. Tenía el estómago tan lleno que preferí quedarme callada y escuchar su conversación. Comencé a aburrirme, por lo que mi mente empezó a divagar. Recordé a mi padre, hacía mucho que no lo veía. Tal vez debería visitarlo ahora que no tenía trabajo. Salí de mis pensamientos cuando Alex me zarandeó el brazo. Lo miré confundida y me reprochó que no lo hubiera escuchado.

-¡Presta atención, ___! Estábamos hablando de tu trabajo. Nati y yo creemos saber dónde podemos conseguirte otro, uno mejor esta vez – los miré esperanzada. Los padres de ambos trabajaban en editoriales y compañías encargadas de traducir libros en distintos idiomas.

-Sí, hablaré con mi padre y Alex con el suyo. No prometemos nada pero, si prometes no llegar tarde, me esforzaré en conseguírtelo – añadió Natalia. Me paré y abracé a cada uno de ellos, incluso a Miranda, sin motivo.

Cuando nos fuimos a nuestro apartamento, Miranda estaba más tranquila. Todo el tema de los pagos le preocupaba mucho. Tomé el celular y llamé a papá, quería preguntarle si podría ir a verlo mañana. La casa quedaba un poco lejos de mi actual residencia pero ni modo.

-Pequeña, ¿cómo estás? – atendió con su usual tono de emoción después de pasar semanas sin hablarnos.

-Hola pa, escúchame, ¿puedo ir mañana para casa? me despidieron y tengo el día libre…

-¿Te despidieron? Pero…

-Larga historia – interrumpí no deseando tener que contar todo de nuevo.- ¿te explico mañana?

-De acuerdo, ven mañana. Tengo algo de parte de Olivia y Mike para darte.

-Genial, nos vemos mañana entonces.

-Sí, pequeña. ¡Y trae a Aaron!

Reí para mis adentros mientras caminábamos las últimas cuadras que nos separaban del departamento. Papá parecía más emocionado porque yo tuviera pareja de lo que yo misma estaba. Recordé lo feliz que se veía cuando creyó que estaba saliendo con Vic, tantos años atrás, y de repente me sentí vacía. Extrañaba mi vieja casa, la secundaria, las molestas llamadas de Jaime que interrumpían mis sueños, verlos a todos ellos.

Cuando terminamos la secundaria las cosas se habían vuelto más complicadas, trabajos, estudio, responsabilidades. Pero nos la habíamos arreglado bastante bien, hasta que miranda y yo nos mudamos dos años atrás. Desde entonces apenas si los veía, a pesar de que ambas intentábamos llamarlos y ellos igual.

Al cumplir 25 uno llega a darse cuenta que la adolescencia es la mejor época de la vida, si se la sabe aprovechar. Al menos para mí así era, ver donde estaba ahora y recordar el pasado me llenaba de melancolía.

-¿Estás bien? – preguntó Miranda, ya en la puerta de nuestro edificio. Asentí, sonriendo. Vivir con mi mejor amiga… tanto tiempo soñando ese día y ya estaba pasando. Me sonrió antes de volver a hablar. - ¿Irás con Aaron hoy?

-Supongo que vendrá a buscarme… - respondí mientras introducía la llave en la puerta.

-Supones bien – pegué un grito mientras sentí que alguien me rodeaba la cintura con los brazos. Al ver la cara de mi novio, me tranquilicé, no sin antes pegarle por asustarme.

-Recuérdame por qué te di la llave de este lugar – pregunté mientras lo besaba.

-Bueno, ya te la llevas que quiero poner música muy fuerte y bailar – nos interrumpió mi amiga, lanzando sus cosas al sofá. Básicamente nos echó de la casa por lo que ambos decidimos ir a la de Aaron. Extrañaba el pasado, pero el presente no estaba nada mal.

Permanently yoursWhere stories live. Discover now