Capítulo 25

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Cuando comenzaron las clases todo estaba exactamente igual que cuando habían terminado. Con una pequeña diferencia: me había hecho amiga de Olivia, la novia de Mike.

Aquel día en que nos habíamos conocido creo que Tony le dio mi número o algo así, porque un día me sorprendió una llamada suya. Tony les había contado a sus amigos y Mike le había contado a ella. Decidimos juntarnos y luego de eso empezamos a llamarnos más seguido, pero ella estudiaba en un curso o algo parecido y no podíamos vernos.

En fin, llegué al colegio y me senté lo más atrás posible, no quería volver a pasar por lo mismo del año pasado. Miranda llegó y me vio. Por unos momentos su mirada no se movió de mí pero, cuando por fin reaccionó, caminó hacia mí y me abrazó. Susurró un débil ‘’lo siento’’ mientras yo le devolvía el abrazo. Tantos meses sin su cariño habían sido suficientes.

-Lo siento, fui una idiota yo… lo siento. Seguramente me necesitaste y yo como una egoísta… Lo siento, __.

-Tranquila Miru… sólo no te alejes de nuevo, ¿de acuerdo?

Volví a abrazarla y después se sentó a mi lado. Más tarde la profesora entró y nos miró a cada uno, luego saludó y colocó su bolso en la mesa. Comenzó a escribir cosas en el pizarrón, no recuerdo qué: mi mente estaba muy ocupada en otra cosa. No podía ver a Tony por ningún lado.

Sentí que Miranda me tocaba el brazo. Giré para verla y ella estaba mordiéndose el labio, con un gesto de culpa cubriendo su rostro.

-No vendrá – sus palabras me dejaron boquiabierta.

-¿Estás diciendo que… Tony no volverá? – asintió, tomando mi mano entre las suyas. Supongo que intentaba consolarme pero en ese momento lo único que pasaba por mi cabeza era Tony. No creí posible que por mi culpa, o por lo que él creía que era mi culpa, se hubiera cambiado de colegio.

Cuando por fin logré enfocar mi mente en la realidad, estaba sonando el timbre que indicaba el receso, en el pizarrón estaban escritos los materiales que necesitaríamos para ese año y mi amiga me observaba, preocupada, con sus manos aún sobre la mía.

Le exigí explicaciones y me contó que, la última vez que había hablado con Tony, él le había dicho que no quería volver a pisar este colegio, que le resultaría demasiado doloroso, sobre todo teniendo en cuenta que tendría que verme la cara todos los días.

Eso fue suficiente, me largué a llorar en cuanto hubo acabado la frase. Miranda me abrazó y me estrujó contra ella. Quería irme a mi casa. Quería correr, encerrarme en mi cuarto y taparme con mis sábanas hasta la cabeza. Tal vez así todo este infierno desapareciera.

Mientras me encontraba a la mitad de mi llanto, sonó el timbre nuevamente y comenzaron a llegar chicos al salón. La mayoría se reía y me señalaba. Escuché mencionar mi nombre y el Tony mientras cuchicheaban.

Mi cuerpo entero fue invadido por una ira creciente que lo único que deseaba era pararse y golpear a alguien. Miru me contuvo, habló con la profesora me llevó al baño con la excusa de que me había lastimado y ella no tuvo más remedio que aceptar.

Me ayudó a lavarme la cara y me tranquilizó. Luego de un rato, volvió a abrazarme.

-Vamos, ___. ¿Sabes? A Tony todavía le importas. Me pidió específicamente que te cuidara y… no estoy ayudando mucho ¿verdad?

-Cuéntame, Miru – respondí, lanzándole una sonrisa.                     

-Bueno… me pidió que te cuidara y me preguntó cómo estabas. No se lo pude responder pero… te extrañan.

-¿Extrañan?

-Pues si… los… los chicos te extrañan. Extrañan verte a ti pero más que nada extrañan ver a Tony feliz.

-Ya está bien Miru, quiero irme.

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