Capítulo 53

727 67 13
                                    

No quería desayunar, no quería ver a Miranda y Alex, sólo quería fijar mis ideas. Pensar en qué pasaría después de esa noche, conmigo, con Tony, con Jean ¿Qué si la elegía a ella antes que a mí? No quería volver a perderlo. Esta vez no podría soportarlo.

Me senté en una banca y me quedé allí, por horas tal vez. Pensando y repitiendo palabras, imágenes, momentos en mi cabeza. Para la hora en la que decidí regresar, Miranda ya se estaba preparando para la boda. Me insultó en todos los idiomas por no aparecer durante casi todo el día pero luego me abrazó y me ayudó a prepararme.

Antes de que quisiera darme cuenta, ya estábamos estacionando su auto frente a la iglesia, rodeados por los Fuentes y Jaime y hablando de cosas poco importantes. Separé a Vic del resto y le pregunté dónde podría encontrar a Tony. Luego de las indicaciones me deseó suerte. Lo miré extrañada pero no me detuve a pensar qué cosas o no sabrían esos chicos.

Me alejé de ellos y fui hasta la habitación que Vic me había indicado. Entré, sin pedir permiso, sin dudarlo, simplemente entré. Lo vi allí, mirándose al espejo y terminando de acomodarse la corbata. Él debería salir en unos minutos para poder empezar la ceremonia.

Antes de que pudiera decir nada, me acerqué a él y lo abracé. Necesitaba sentir la tranquilidad que sus abrazos siempre me brindaban. Cuando me separé, la expresión de Tony también se había relajado pero más allá de eso, no pude deducir qué pensaba.

-Lamento haberme ido – murmuré antes de separarme del todo. Él no me dejó alejarme, sino que puso su brazo detrás de mí y me mantuvo cerca.

-Entiendo por qué lo hiciste. No podías quedarte pero sí esperé que volvieras.

-Tenía que pensar. Terminé con Aaron. – una risita se me escapó ante su mirada de asombro. – Me engañó con quién sabe cuántas mujeres, pero ya no importa. Volví y… me gustaría que te quedaras conmigo.

Sus ojos se posaron en mí y no se movieron durante un rato, en el que el silencio nos envolvió. Varias veces intenté decir algo pero sentí que debía esperar su respuesta, así que me quedé callada.

-Perdón pero no lo entiendo – dijo, mientras con la mano se acomodaba un mechón de pelo. Sonreí tristemente, al darme cuenta de que, gracias a que había tardado tanto en admitirlo, ahora debía encontrar las palabras para expresar mis sentimientos, justo antes de que se casara. Definitivamente no había pensado esto con detenimiento.

-Te amo – solté. No había porqué esperar más así que simplemente dejé que las palabras escaparan de mis labios. – Hace diez años que te amo.

-Creí que amabas a Aaron, yo… Miranda me dijo que…

-¿A ese idiota? No, no podría amarlo. Sin embargo lo quise, muchísimo, pero cuando volví a verte noté que no podría amarlo. Siempre los comparaba – me detuve para reír levemente. Desearía volver el tiempo atrás.

-No puedo quedarme contigo, ___ - murmuró luego de unos segundos. Volví a sonreír con tristeza. Lo sabía, sabía cuál sería su respuesta desde el momento en que mis ojos se habían abierto esa mañana. – Realmente es lo único que quiero pero no puedo. Si hubieras… si yo hubiera…

-Ya es tarde – le corté. Un golpe en la puerta confirmó mis palabras.

-Tony, debes salir ya – gritó una voz desconocida del otro lado. Sus brazos me apretaron más contra su cuerpo, sin ganas de dejarme ir y, por un momento, se sintió como si así fuera. Yo hice lo mismo, no queriendo alejarme de la única persona que había amado en mi vida.

Entonces, colocó sus manos en mis brazos, y me separó de él. Me observó de arriba abajo y su sonrisa imitó la mía. Nuestros ojos se encontraron y se conectaron en lo que parecieron horas, pero el tiempo se había acabado.

-Mucha suerte, Antonio. Sé feliz con Jean.

Oh, realmente espero que seas feliz. Me mordí el labio, intentando no arruinar el momento con palabras tontas.

Depositó un corto – cortísimo – beso en mis labios y luego besó mi frente. Acarició mi brazo con su mano y, antes de que pudiera darme cuenta, ya había salido por la puerta. Me quedé mirando el lugar donde antes había estado él, procurando no llorar para que mi maquillaje quedara intacto.

Entonces, dejé la habitación. Aún se sentía la fuerte colonia que usaba Tony. Caminé hasta donde estaban mis amigos, ya sentados, y me acomodé entre Mike y Vic. El primero tomó mi mano al mismo tiempo que su hermano me rodeaba con su brazo, ambos ofreciéndome una sonrisa consoladora.

Dirigí mi vista hacia el altar donde ahora estaba parado Tony. Pronto comenzó la música que avisaba que la novia ya estaba entrando y, apenas unos minutos después, vi a Jean, con un impecable y perfecto vestido blanco, caminando hacia Tony. Me alegro de que la haya elegido a ella, yo no me vería ni la mitad de perfecta que ella.

Observé cómo se sonreían y lo feliz que se veían. Esta era lo correcto, yo lo sabía, siempre lo supe. Un apretón de Mike, me sacó de mis pensamientos, que habían estado dedicados al hermoso vestido de Jean. Levanté el rostro y volví a mirarlos, allí parados, tomándose de las manos, muy sonrientes.

Apenas si había seguido lo que habían estado diciendo en toda la ceremonia, mis pensamientos me mantenían ocupada. Incluso me había imaginado al cura preguntando quién se oponía y yo saltando para detener esa boda. Yo me opongo, sollozó una vocecilla en mi interior. Lo siento, llegué tarde… Y era mi culpa, así que lo aceptaba.

Me sentí observada y noté que Tony me miraba por unos segundos, nervioso. Estaban todos nerviosos. Vic me acercó hacia él y, por primera vez en toda la noche, mi cerebro se conectó con mis oídos. Fui consciente del silencio que invadía la iglesia completa mientras Tony volvía a dirigir sus ojos a su prometida.

Tanto mi mano, encerrada en la de Mike, y mi cuerpo, rodeado por el brazo de Vic, sintieron una leve presión, al mismo tiempo que Tony abría la boca para hablar. Luego de unos eternos segundos, una pequeña lágrima rebelde se me escapó a la vez que todos lo oímos hablar:

-Acepto.

Permanently yoursWhere stories live. Discover now