Capítulo 15

1.1K 85 2
                                    

Estábamos a una pocas calles de mi cada y se me ocurrió preguntar por Miranda. Al mencionar su nombre, Lucas se puso nervioso. Supuse que sería una buena señal y seguí presionando.

-¿Ya te has dado cuenta, verdad? – susurró, cabizbajo.

-¡Sí, Lucas! ¿De verdad te gusta? – al verlo asentir tímidamente, me acerqué y lo abracé, riendo emocionada. Ahora tenía una buena noticia para contarle a mi amiga. Estaba un poco desconcertado por mi abrazo pero sonrió al captar por qué estaba tan feliz.- ¡Debes invitarla a salir!

Discutimos un poco al respecto, y por fin llegamos a mi casa. Al entrar, mi padre se acercó para abrazarme. Extrañamente, no me molestó. Es más, le conté todo lo que habíamos hecho ese día y la buena noticia que tenía para mi mejor amiga. Cada tanto se reía o añadía algún comentario. Me escuchó atentamente y cuando finalicé mi relato sonrió y volvió a abrazarme.

-Realmente no sé qué estará haciendo ese chico, pero dile que por favor no pare – me desprendí de su abrazo y lo miré confundida.

-¿Qué chico?

- El que te gusta, Tony - al oír sus palabras, instantáneamente me ruboricé. Me excusé para separarme de él y fui directamente a encerrarme en mi habitación. De acuerdo, sí, Tony me gustaba y a esta altura ya sería estúpido negárselo a cualquiera, siquiera a él. Tampoco podía seguir negándomelo a mí misma. Si mi padre lo había notado, no había anda que pudiera hacer.

Por otra parte, yo sentía que a él le pasaba lo mismo, pero me esforzaba por creer lo contrario. Si no estaba en lo cierto, las ilusiones sólo me habrían ayudado a subir para después dejarme caer hacia la realidad y hacer que el golpe fuera más duro. Intentaba prepararme mentalmente para cuando en esa nube de felicidad, comenzara a llover. Era una constante batalla en lo que creía, lo que quería creer y lo que sabía que tenía que creer. Decidí que ya era bastante tarde y que, antes que dejar que esos pensamientos invadieran mi cabeza todo el día, prefería descansar algo.

Al acostarme, no pude evitar imaginarlo junto a mí, deseando que pudiera volver el tiempo atrás y tenerlo realmente a mi lado. Y así me dormí, pretendiendo que estaba conmigo.

Cuando volvimos al colegio el lunes, todos mis compañeros estaban muy alterados. Al parecer habría una gran fiesta de fin de cursada e iría ‘’todo el colegio’’. En realidad, esas fiestas suelen ser un desastre y ese día Miru y yo solíamos quedarnos en casa viendo películas. Faltaban unas cuantas semanas y seríamos libres durante tres hermosos meses de vacaciones y yo ya estaba haciendo planes para la noche de la fiesta, sólo que esta vez incluirían a Tony. Pero Miranda no tuvo mejor idea que cambiar absolutamente todo.

Al llegar, vino directo hacia mí, saltando y con una sonrisita en el rostro.

-¡___! ¡___! Lucas me invitó a la fiesta de fin de curso – de modo que el chico había seguido mi consejo. – Tú y Tony deben venir con nosotros, por favor. ¡Será una noche increíble!

-No Miru, vayan ustedes. Supongo que me quedaré sola, a menos que Tony acepte pasar la tarde conmigo.

Siguió insistiendo largo rato, hasta que Tony se acercó a nosotras y nos saludó. Entonces, Miranda comenzó a insistirnos a los dos. Tony sólo negaba con la cabeza, yo ya estaba a punto de desesperarme.

-Bueno, si tanto insistes, yo iré – se limitó a comentar Tony. Lo miré incrédula. ¿Él yendo a una fiesta donde prácticamente todo el colegio estaría presente? ¿Él? ¿Yendo a una fiesta? Eso era algo que no pasaba todos los días. – Pero tú vendrás conmigo, ¿verdad ___?

Volteé hacia mi amiga y noté la sonrisa de satisfacción en su rostro. ¿Era ella quién había planeado esto entonces? Sólo sonreí.

-Claro que sí, Antonio – comencé a reír al ver su expresión de irritación pasó a mostrar timidez, mientras un leve color rojo se asentaba en sus mejillas. Creo que al darse cuenta de sus palabras, el Tony tímido le ganó al valiente.

Al llegar la profesora, todos fuimos a nuestros respectivos asientos, lo cual aproveché para tomar la mano de Tony. Lo tomé desprevenido, pero no rechazó mi contacto sino que, al contrario, pareció gustarle e incluso relajarlo.

-Miranda insistió en que te invitara. Dijo que quería ayudarnos, tal como tú habías hecho con ella y Lucas – lo miré intrigada. Ella no habría insistido sin estar segura, sabía lo que yo pensaba sobre Tony y lo que sentía y no se habría arriesgado a arruinar todo. Sentí que apretaba mi mano y, al salir de mis pensamientos, me encontré con su mirada fija sobre mí, entre nerviosa y tímida. Pensé que habíamos dejado la faceta de la timidez atrás. – Si… si no quieres venir conmigo, realmente no es…

-Si no quisiera ir, habría dicho que no. Quiero ir contigo, de hecho, sólo iré porque me invitaste, ni siquiera habría asistido si Miranda me hubiera obligado.

Pareció tranquilizarse más. Me regaló una dulce sonrisa y, sin soltarme, fijó la vista en las palabras de la profesora.

Permanently yoursWhere stories live. Discover now