Capítulo 26

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Volvimos a la clase e intenté sobrellevar el día. Todo parecía exactamente igual al tiempo en el que no conocía a Tony. Todo era tan calmado y aburrido.

Al llegar a casa hice  lo que había estado deseando todo el día: me metí en la cama y me tapé todo el cuerpo con la sábana. Me quedé allí, hasta que papá me llamó para que fuera a cenar con él.

Terminé de comer y volví a la misma posición de antes. Realmente no tenía ganas de ponerme a pensar en algo que no fuera dormir. Cerré los ojos y me concentré en no dejar que ningún pensamiento me distrajera de mi objetivo. 

Estaba a punto de caer en un profundo sueño pero mi celular comenzó a sonar, interrumpiéndome. Estiré el brazo hacia la mesa de luz y lo tomé. La pantalla encendida encandiló mis ojos pero a tientas apreté el botón para atender la llamada.

-Hola – respondí con vos de dormida y los ojos llorosos. Un grito del otro lado del teléfono hizo que me despabilara por completo. - ¿Qué dijiste?

-Dije que es muy temprano para dormir – una sonrisa se pintó en mis labios al reconocer esa voz.

-Tú harías lo mismo si fueras al colegio a las 6.30 de la mañana, Jaime.

-Bueno, no me menosprecies por entrar más tarde que tú. ¿Cómo estás, __?

-Estaba durmiendo hasta que fui vilmente interrumpida, ¿y tú?

-Yo bien, lamento haber interrumpido tu sueño. Pero los chicos me pidieron que tellamara para invitarte a comer algo el miércoles. ¿Te gustaría o estás ocupada?

-¿Quieren ir a comer conmigo? Pues… pues sí claro que quiero – aquella oferta me había sorprendido incluso más que la llamada en sí. Decidí aceptar, después de todo, no podía negar que yo también los extrañaba mucho.

-De acuerdo __, entonces nos vemos el miércoles. Te deseo buena suerte en tus sueños interrumpidos…

-Nos vemos Jaime, gracias por la consideración.

Habiendo cortado la llamada, cerré los ojos, ahora sintiéndome un poco más calmada. Después de todo, no estaba tan sola, aún quedaban Miranda, Olivia, Lucas y parecía que los chicos no se habían dejado influenciar por el odio de Tony.

Aunque era triste saber que la persona que más quería no quería verme ni en figuritas. Pero debía haber una manera de seguir con mi vida sin que eso implicara pasar los días tirada en la cama. Sólo tenía que encontrarla.

Dormir un poco y enfocarme en el colegio para no volver a sufrir lo mismo del año pasado era un comienzo. 

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