Capítulo 28

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Nuevamente mis sueños se veían interrumpidos por un llamado. Era domingo y lo que menos deseaba era levantarme temprano.

Lentamente abrí los ojos y los posé sobre el reloj. ¿Las 10? ¿Quién podría llamarme a esa hora un domingo? Estiré el brazo y tomé el teléfono que vibraba insistente.

-Hola – dije mientras acercaba el aparato a mi oreja, intentando dejar en claro mi mal humor.

-Buen día malhumorada, no es hora para estar durmiendo – oír la voz del otro lado del teléfono mitigó un poco mi ánimo.

-Increíblemente, no eres la primera que me lo dice. ¿Cómo estás, Olivia?

-Bien, un poco cansada, pero nada que un descanso del estudio y del trabajo  no pueda curar. Así que… ¿qué te parecería ir a comer al Mc Donalds hoy en la tarde?

-No tengo nada mejor que hacer…

-¿Cómo es eso señorita?

-Era broma Oli – respondí mientras dejaba que salir una pequeña carcajada. Molestar a Olivia era una de las cosas más entretenidas para hacer un domingo a la mañana. – De acuerdo, pásame a buscar cuando quieras.

Me despedí para poder tomar un largo baño y hace algunas cosas que debía tener listas para el lunes. Me preparé y me senté en las escaleras de la puerta de mi casa mientras leía un libro, esperando que mi amiga llegara.

Al rato vi estacionarse un auto frente a mí. Al levantar la vista, vi a Mike corriendo hacia mí. Me levantó por la cintura y me dejó colgando en el aire. Olivia bajó del auto riendo.

-Gracias amor – comentó mientras plantaba un beso sobre su mejilla. – Hola __, te ves bien colgando como animal muerto.

-Gracias por la comparación – respondí intentando zafarme. Mike me dejó bajar, me abrazó fuerte y luego se subió al auto, no sin antes despedirse de su novia con dulzura.

-Me iré chicas, si necesitan algo ya saben mi número – terminó la oración guiñando un ojo. Olivia rodeó los ojos y me abrazó.

-Ya extrañaba verte, ___. ¿Cómo estás? ¿Alguna novedad? – comenzamos a hablar mientras caminábamos para llegar al Mc Donalds más cercano. Era grato pasar tiempo con ella, era tan sarcástica y sincera que de alguna u otra manera encontraba la forma de hacerte reír. Supongo que mi tipo de amistadas rondaba entre aquellas personas que sabían ponerte una sonrisa en el rostro.

Pasamos la tarde juntas, hacía bastante que no salíamos, solamente hablábamos por teléfono porque ambas estábamos bastante enfocadas en el colegio. Por eso me concentré en disfrutar la tarde.

Cuando terminamos de almorzar, fuimos a caminar por el parque que estaba cerca de mi casa. Solía llevar a todos allí porque me gustaba mucho ese lugar. Nos sentamos en una banca y seguimos hablando. Siempre había tema de conversación con ella, resultaba imposible aburrirse.

Acababa de contarme una anécdota sobre una chica de su clase y ambas estábamos riendo a más no poder cuando su risa se apagó. Posó su mirada sobre la mía. Su rostro se suavizó y en el pude ver un toque de tristeza, o empatía tal vez.

-¿Has tenido noticias de Tony?- zafé mis ojos de los suyos, como toda respuesta. – Pues yo sí tengo una novedad.

Y de repente mi cuerpo se puso tenso. Hacía tanto que nadie lo mencionaba directamente, al menos no frente a mí. Sabía que Miranda seguía viéndolo, y los chicos igual, pero tenía más sentido que Olivia pudiera contarme más que ellos. Sacudí mi cabeza para ignorar esos pensamientos y me enfoqué en ella de nuevo. La miré suplicante, esperando que soltara aquello que tenía para contarme.

-No sé si será bueno para ti, ___, pero creo que mereces saberlo. Pues parece que se lleva bastante bien con todos en su nuevo colegio. Se siente mucho mejor ¿sabes? Tal vez fue una buena idea el cambio y…- me miró como si intentara disculparse – según lo que Mike ha dicho, pareciera ser que tiene novia. 

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