2- Mundos opuestos.

22.9K 857 784
                                    

A Maria no le había costado mucho persuadir a Alba para que salieran aquella noche, un par de carreras por el piso, un acorralamiento en toda regla sobre la cama de la pequeña, diez minutos de cosquillas y unas doscientas carcajadas, era un precio justo por tener a su lado a su mejor amiga. Cuando Vicky las vio llegar, no tardó en coger sus abrigos y ponerles un par de copas. Por lo visto aquella noche no había hecho más que empezar.

- ¡Te dije que la convencería! –fanfarroneaba la Mari delante de la pelirroja-.
- He venido, pero no prometo quedarme hasta tarde. Quiero descansar –dijo Alba mientras bebía un sorbo de su refresco-.
- Bueno, eso ya lo discutiremos. Ahora sólo quiero bailar

Ella quiso responder, pero no le dio tiempo salvo para dejar su copa sana y salva sobre la barra, mientras Maria la arrastraba a la pista en busca de acción.

- Oh Dios, ¿por qué nunca me preguntas? –se quejó mientras la rubia del pelo largo se contoneaba frente a ella-.
- Porque cabría la posibilidad de que dijeras que no, y hoy necesito de tu talento -le dijo cogiéndola de la cintura-. Venga no te hagas de rogar, y suelta la magia. Necesito que se fijen en nosotras, hace mucho que no ligo con alguien normal.

Alba se le quedó mirando por un momento, tanteando las posibilidades que tenía de seguir enfadada con aquel ser travieso o por el contrario seguirle el juego hasta el final. Pero como siempre, esa sonrisa que lucía en su rostro sólo tenía una moneda de cambio y ella terminó cediendo.

- Eres un demonio, ¿lo sabías? –le espetó Alba mientras se ponía de espalda a ella y le cogía los brazos para que los cercara sobre ella-.
- Sí, y tú una diosa... ¿empezamos? –le susurró dándole un beso en la mejilla mientras notaba como la cadera de su amiga empezaba a guiar la suya propia-. ¡Haz conmigo lo que quieras pequeña!
- Agárrate, que nos vamos...

Aquello fue todo lo que necesitaba escuchar Maria para saber que aquella noche le depararía una lista de bailarinas y criaturas curiosas que se la rifarían tras bailar con su amiga. Alba era una experta, y sus clases en ella habían dado su fruto. Lo único que necesitaba era que la dirigiera y cuando sintió su cuerpo compenetrándose con el suyo en aquel baile sensual y armónico, volvía a comprender porque las mujeres hacían lo que fuera por tener una cita con ella. Las miradas no tardaron en llegar, Alba tenía la cualidad de hacer que su acompañante quedara como una mujer misteriosa y salvaje, hacía creer que era la dominada siendo ella la única con el control de la situación. Maria empezaba a sudar, por muchas veces que lo hicieran, siempre la sorprendía con algo nuevo, y cuando se deslizó por su pierna para luego dejarse arquear por sus brazos, entendió cómo se sentían los hombres cuando una mujer les cedía el poder. En el último compás sus caras se quedaron tan cerca, que estuvo tentada de besarla en la boca hipnotizada por la adrenalina y la excitación que aquel duelo de dos había despertado en su cuerpo, pero una vez más la sonrisa tierna e inocente de su amiga le hizo recordar quienes eran y cuál era el pacto de aquel juego que habían empezado.

- Bueno tigresa, a por ellas -le dijo la rubia en un susurro, con la respiración aún agitada por el esfuerzo-.

La besó en la mejilla como tenían acordado para dejar ver a las recientes admiradoras de que la chica que se quedaba en la pista estaba libre, pero por si quedaba alguna duda para las dubitativa Alba siguió el acuerdo ilícito que existía entre las tres amigas, y al llegar a la barra besó en los labios a Vicky, breve pero lo suficientemente real para que no quedara como un simple saludo.

- No es que me queje, Dios sabe lo que me gustan tus besos pero... ¿Por qué siempre te dejas convencer? –le dijo esta dándole su refresco-.

Alba se encogió de hombros.

- ¿Cómo se le puede decir que no a un diablo como ella? –le devolvió la pregunta con una sonrisa-. ¿Es que tú podrías negarte?

Vicky miró hacia la pista y vio como Maria ya estaba bailando con una rubita muy mona que la miraba embelesada.

Sex education. //Albalia.Where stories live. Discover now