51- Quitando corazas.

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Eran cerca de las tres de la mañana, ya hacía tiempo que habían salido del agua arrugadas como cuatro pasas para terminar la velada en las tumbonas a pie de piscina. Laura había tenido que hacer un par de jarras más de aquel licor tropical que entraba como batido de fresa y plátano, pues ante la mirada sorprendida pero camuflada de Natalia, Alba había empezado a beber cada vez más con cada acto de cercanía que tenían.

- Y la azafata toda mona nos mira al salir del lavabo con cara de circunstancias... jajjajaja... y Bea le suelta, "señorita disimule, que tampoco hemos hecho tanto ruido y nos delata más su boca abierta que otra cosa"... jajajajaja... -contaba Laura entre risas, mientras las demás le acompañaban. Pues las ocurrencias de aquella mujer no tenían límites-. Yo me meaba... jajajaja...

- ¡Desde luego Bea.... Eso no me lo esperaba!... jajajajja... -le decía la morena entre risas-.

- ¿Qué quieres? Ya que lo daba por hecho, era mejor confirmárselo sutilmente y punto... jajajajja... -se justificaba Bea entre risas-.

- ¡Ésta es que la mata callando! Como tu Alba... jajaja... -decía su mujer señalando con un gesto de cabeza a la rubia que estaba tratando de atrapar su pajita del vaso sin acertar-.

- ¿Eh... conmigo no te metas!! ... jajajaja... La pajita esta no se está quieta oyeee... -decía esta tendiéndole el vaso a Natalia que estaba a su lado-.

- Jajajjajajajjajajjajaja.... –la risa fue general, definitivamente había pillado un ciego espantoso, pero gracioso-.

- Trae cariño. Que al final vas a ver cómo te sienta mal... -le dijo la morena sentándose en la tumbona y quitándole con dulzura el vaso de licor de las manos-.

Alba iba a rechistar, pero ante aquella sonrisa de dientes blancos, que encima veía por triplicado, no tuvo fuerzas.

- ¿Sabes lo que no me sienta mal? –le preguntó mientras Natalia le acomodaba el cabello-.

- ¿Qué? –le preguntó con una sonrisa mientras dejaba de tocarla-.

- Tú. –le dijo Alba mirándola con intensidad, aunque le resultaba difícil fijar a aquella preciosidad en sus pupilas-.

A Natalia se le ensanchó la sonrisa, jamás la había visto tan relajada tomando tragos junto a ella, y en cierta forma el hecho de pensar que quizá fuera porque estaba disfrutando de todo aquello como si fueran unas verdaderas vacaciones y que no pensara en aquel retiro como una semana laboral que había cobrado por adelantado, le gustaba. Además, ver que era capaz de perder el control tanto como ella, era un alivio para su autoestima.

- ¿Entonces no te siento mal, no? –le preguntó, alargando aquella ocurrencia, riéndose junto a ella-.

Alba negó con la cabeza mientras sonreía, luego se levantó y fue hacia ella. Natalia se inquietó, pues aunque la chica no tenía en activo el cien por cien de sus facultades, seguía resultando aterradoramente deseable y eficaz. No quiso recular ante Laura y Bea, así que permaneció externamente serena cuando se sentó en su regazo colocándose cara a cara.

- No, ¡tú me sientas siempre de puta madre! –le dijo Alba con una sonrisa pícara mientras le cogía la cara entre las manos y la besaba-.

Ella se quedó paralizada por la sorpresa. Las manos de Alba pronto encontraron los trazos sensibles en la nuca de aquella mujer, que sin poder racionalizar se dejó llevar una vez más por aquella boca sabiendo que el hecho de no llevar ella la iniciativa podía desencadenar una tormenta mayor. Y así fue. La lengua de la rubia estaba tan líquida que emitió un gemido desde lo hondo de su garganta, aquel sonido avisador le hizo abrir los ojos de golpe y percatarse de dónde y con quienes estaban. Con dulzura, interrumpió el beso.

Sex education. //Albalia.Where stories live. Discover now