39- Ajedrez

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Natalia abrió despacio uno de sus ojos, un rayo de sol le golpeaba en la cara y empezaba a sentir calor en el rostro. Tras el incidente de las cinco de la mañana, le había costado horrores dormirse, inmersa en la inquietud de sus pensamientos que la devolvían una y otra vez a una sola pregunta: "¿Con quién soñaría?"

Se movió en la cama, y sintió como Alba estaba acurrucada a su espalda aunque no la abrazara, se giró para mirarla, era tan guapa.  Se le dibujó una sonrisa al contemplarla, y puso su cara a la altura de la de ella, tan cerca que podía sentir como respiraba. Lentamente le quitó el pelo de la cara para admirarla, "si supieras cuánto me gustas, cómo te deseo...", pensaba y aprovechó para darle un beso en la frente mientras ella reaccionaba pasándole el brazo y la pierna por encima. Sonrió, le encantaba tenerla así, dulce y tibia junto a ella. La abrazó para pegarla más a su cuerpo, entonces miró por casualidad el despertador que había en la mesita de.

- ¡¡Las doce!!! – gritó y Alba se despertó de golpe-.
- ¿Quéee? ¿cómoooo? –preguntó aturdida abriendo los ojos con dificultad-.
- Son las doce Albi, no llegamos, nos hemos quedado dormidas –le anunció ella tratando de salir de la cama-.

Alba se quedó mirándola entendiendo lo que sucedía, y trató de facilitarle la salida soltándola. Natalia salió hacia el armario desbocada, ella se dejó caer unos segundos más en la cama, no había pegado ojo, y el despertarse por segunda vez tan de golpe le estaba provocando un tremendo dolor de cabeza. La morena sacó la ropa, y lo dejó todo preparado en la cama.

- ¿No piensas levantarte? –le preguntó inquieta-.
- Sí, claro... pero avísame cuando termines de la ducha, así al menos me quedan 5 minutos más –le dijo dándose la vuelta en la cama-.
- ¡Alba qué no llegamos! Será mejor que nos duchemos juntas, ganaremos tiempo, así que venga... levanta –le dijo tirando del edredón y quitándoselo de encima-.

Luego salió rumbo al cuarto de baño, dejando a una Alba mucho más espabilada de lo que creía haber sido capaz apenas dos segundos antes. "¿Qué nos duchamos juntas?... Hostiaaaaaaaaaaaaaa... esto no me lo pierdo", se dijo y se puso de pie de un salto saliendo disparada hacia el cuarto de baño. Cuando entró, la chica ya estaba desnuda en la bañera, se quitó rápidamente el pijama y le pidió paso, ella abrió la mampara y la invitó a entrar.

- Toma, yo ya terminé con el champú –le dijo tendiéndole la botella y el manguito de la ducha-.

Alba no reaccionó los primeros segundos, porque se estaba enjabonando el cabello de espaldas a ella y la espuma le caía por el centro de la espalda.

- ¿Me ayudas? –le preguntó sacándola de sus pensamientos-.

La rubia vio que echaba la cabeza hacia atrás y entendió que quería que le quitara el jabón del pelo. Desplazó el chorro de la ducha hacia aquella melena, mientras Natalia se quitaba el jabón. Ella misma estaba sorprendida de cómo estaba reaccionando, pues la vez que lo intentaron todo terminó saltando por los aires. De veras que su técnica parecía estar funcionando con aquella mujer, lo único preocupante era que ella, cada vez estaba más fuera de sí.

En un abrir y cerrar de ojos, ya se había duchado y Alba imitando sus prisas hizo lo mismo, aunque con los nervios a flor de piel. Natalia empezó a secarse el cabello, y ella hizo lo propio para empezar a alisárselo con la plancha de pelo.

- ¿Te lo vas a alisar? –le preguntó la morena mirándola por el espejo, mientras se colocaba a su lado-.
- Si, ¿no quieres? –le preguntó Alba, aquella imagen era totalmente surrealista para ella, jamás había compartido con una clienta aquella cotidianidad-.
- A mí me gustas de todas formas, así que como tú quieras –le dijo sonriendo mientras se pasaba el cepillo por el pelo, y volvía a encender el secador-.

Sex education. //Albalia.Where stories live. Discover now