73- ...pequeña gran revolucion.

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Durante todo el fin de semana no pudieron más que permanecer encerradas en el apartamento alejadas del mundo, había tanto que recuperar que fueron incapaces de desprenderse la una de la otra salvo para cargar combustible y pegarse alguna ducha. Eran cerca de las diez de la noche del domingo cuando una llamada las hizo regresar a la realidad.

- Bea... hola guapa, dime? –le habló Natalia contestando a la llamada-. Sí, sí, todo bien... Alba llegó bien, está aquí conmigo... ¡Qué un beso! –le dijo a la rubia de parte de Bea-.
- Igualmente –dijo ella acercándose al auricular para que Bea la escuchara-. A ver si nos vemos pronto...
- jajaj... dice que a ver si es verdad –le apuntó la morena de parte de Bea-. No, no aun no me ha dado tiempo a contárselo... jajaja... no seas cotilla, no me ha dado tiempo y ya... anda dile a Laura que cierre el pico... jajaja...

Alba se acomodó entre los brazos de la más alta mientras seguía aquella conversación, de fondo pudo escuchar a Laura soltando alguna referencia hacia el sexo que por supuesto habían tenido, ella sonrió... había cosas que gracias a Dios parecían no cambiar. Tras unos diez minutos Natalia colgó el teléfono despidiéndose de sus socias.

- Bueno, ¿y qué es lo que no te dio tiempo a contarme gatita? –le preguntó Alba con una sonrisa radiante cerca de aquella boca que le estaba robando la poca razón que le quedaba-.
- La semana que viene es el lanzamiento de la bodega –le anunció ella con una sonrisa que se agrandó al notar la sorpresa y la alegría en los ojos de la rubia-.
- ¡Nat... lo conseguisteis! ¡es estupendo! –se alegró por ella dándole un beso-. ¿Estás nerviosa?
- Estaba como un flan, pero ahora que estás aquí ya no parece tan gran cosa –le dijo ella apartándole el cabello de la cara-.

Alba se sonrojó, aquella mujer siempre la pillaba en escuadra con aquellos arrebatos de sinceridad.

- Te odio cuando dices esas cosas ... -le dijo pegándole un pequeño empujón a una Natalia sonriente por la reacción que había logrado de ella-.
- Uy que mal suena eso... ¿nunca te enseñaron que odiar es muy feo? ¿eh? –le bromeó ella mientras tiraba de la rubia para volverla a estrechar entre sus brazos-.
- No, pero estoy segura de que tú aprendiste muy bien la lección de atontar con ese tipo de frases a las chicas cándidas –le siguió el rollo tratando de no reír-.
- Ohhh... pero tú no tienes nada de cándida –la chinchó Natalia coqueteando con ella a escasos centímetros de su boca-.
- ahhhhh ¿qué no? –se hizo la ofendida-.
- No –le corroboró-.
- ¿Y según tú, entonces como soy? –quiso saber la rubia dibujando una sonrisa seductora en su rostro-.
- mmm... que difícil pregunta –se puso en actitud pensativa-...  ¿te refieres a que te defina como algo más que fiera en la cama o cómo?

Alba abrió los ojos como platos ante aquel choteo por parte de la morena ...

- Ahh... pero serás capullaa –se hizo la ofendida y le lanzó un cojinazo-....
- jajajjaja... vaya parece que si te referías a algo más... jajajjaja... -siguió muerta de risa ante los ataques de Alba que se le lanzó encima-.
- ¿Con que te parezco una fiera, no?... ¡Pues no será porque tú eres una monja, vaya...! -le dijo-.
- jajajaj... -la morena se cagaba de risa al igual que ella-. Me tienes muerta, ¿lo sabes no? –le dijo de golpe mientras Alba le tenía agarradas las muñecas sentada sobre ella-.

A la rubia se le clavó la sonrisa de la chica en mitad del corazón, inevitablemente la quería.

- Yo no necesito tenerte muerta por mí, me basta con que no nos hagamos daño y seamos sinceras con lo que creemos entre las dos –le dijo poniéndose seria-.
- Nunca te haré daño –le prometió Natalia con igual seriedad-... no podría.

Sus ojos le quemaron en las retinas, aquella firmeza y seguridad siempre le habían parecido increíblemente arrebatadoras en ella, y aquella vez no era una excepción.

- Pues ya somos dos –le contestó ella y se agachó a besarla dulcemente, luego se separó de ella-. Nat...
- ¿qué? –preguntó esta mientras ambas se incorporaban para sentarse en el sofá-.
- No quiero que me mal interpretes, pero debes entender que todo esto es muy nuevo para mí, jamás tuve una relación seria y mi vida aunque no lo creas ha dado un giro de 180º con esto que siento por ti –empezó a ponerse nerviosa a medida que hablaba, porque no quería que lo mal interpretara, se ofendiera o se sintiera defraudada por lo que tenía que decirle-. Entiéndeme, no me arrepiento de esto que nos está pasando, y las decisiones que estoy tomando son sólo por mí, pero lo que trato de decirte es que vas a tener que tenerme un poco de paciencia porque voy a necesitar un poco de tiempo para reubicarme en esta nueva etapa de mi vida.
- ¿A qué te refieres exactamente con tiempo? –a Natalia la idea de que volviera a alejarse de ella le cortó el cuerpo-.
- No voy a volver a marcharme cariño... quiero estar contigo. -le dijo acariciándole el rostro tras notar el cambio en su cara-... Me refiero más bien a que nos lo tomemos con calma, paso a paso. Nuestra relación no es que haya tenido mucho de normal hasta ahora, apenas sabes cosas de mí, y sé que la culpa es toda mía porque te he tratado de mantener lo más alejada posible de mi mundo, pero ya no puedo ni quiero... No se cómo pero conseguiste colarte aquí adentro mucho antes de lo que fui capaz de reconocerme a mí misma –añadió mientras tomando la mano de la morena se la llevó a mitad del pecho-. Nat, te estoy diciendo que te quiero, y que quiero que lo intentemos, pero tomémoslo con calma ¿vale? Al fin y al cabo no sé muy bien de qué va esto de ser novias... o como lo llamemos.

El corazón de la más alta empezó a brincar como loco, una sonrisa blanca y trasparente empezó a asomarse en su rostro incapaz de ser contenida. Alba se ruborizó ante lo que veía en aquellos ojos y aquel rostro.

- No me mires así... -le dijo muerta de vergüenza ante aquella mujer-.
- ¿Así como? –le preguntó ella radiante-.
- Así, cómo me estás mirando... para –le pidió Alba-.
- No puedo parar... no después de que me digas por primera vez a la cara que me quieres –le dijo acercándose a ella-.
- Mierda... ves como te tengo que odiar... -se quejó la rubia, pero estaba derretida por dentro y fuera ante ella, simplemente se sentía desnuda frente a Natalia, y aquello era lo que más miedo le daba-.

Antes de que le diera tiempo a huir, la morena la interceptó del brazo haciéndola caer en su regazo. Alba se quedó sobre ella notando como la mirada de la chica se perdía en sus labios para luego centrarse en sus ojos haciéndola temblar.

- Iremos todo lo despacio que quieras, y me parecerá bien porque ¿sabes qué? –le preguntó-.
- ¿Qué? –le contestó ella tímidamente-.
- Yo también te quiero.

Y ya nada más importó salvo la alegría que se instauró en el corazón de Alba, y aquel nuevo beso que compartieron como sello de un nuevo inicio entre las dos.

Sex education. //Albalia.Where stories live. Discover now