18- Adolescencia.

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Eran las diez de la noche cuando por fin llegó a casa, después de un día devastador. Su hermano le había acercado la agenda de eventos y Natalia había dudado de si podría llevar aquella función a cabo, pero luego pensó que quizá Alba pudiera acompañarla y aquello la tranquilizó al recordar con agrado lo que había pasado en la cena del club.

Miró en el frigorífico, y alcanzó una botella de leche que bebió directamente del envase, luego cogió el teléfono inalámbrico y marcó la tecla directa de Marta, cuando escuchó su voz, pareció que el pesado día se aligeraba.

- Hola Marta –la saludó-.

- ¡Hola cariño! ¿Cómo lo llevas? –le preguntó esta, pues le había contado lo que había pasado con Alba y desde entonces estaba al tanto del trabajo que estaba llevando a cabo-.

- Es agotador, pero lo he conseguido. El viernes estaré por allí –le dijo con una sonrisa-.

- ¡Perfecto! ¡Me muero por tenerte cerca! ¿Te recojo yo? –le preguntó la andaluza -.

- No, no... voy a hacer que me lleven algunas de mis cosas en una furgoneta y de paso me llevo la moto. Odio tener que ir cogiendo taxis, ya lo sabes –le dijo Nat-.

- Bueno, pero al menos nos veremos para que te de las llaves y para cenar, ¿no? –le preguntó Marta, pues se había ofrecido a dejarle su apartamento.

Natalia había intentado alquilar otra cosa, pero su amiga se había enfadado con ella cuando rechazó su proposición, pues su apartamento estaba inutilizado desde que se había ido a vivir con Paco y no podía entender que no lo aceptara.

- ¿Estás segura? ¡Yo puedo alquilar cualquier cosa, ya lo sabes! –le dijo-.

- Ni hablar, ni hablar... te quedas en casa, así me la cuidas. ¿A qué hora llegas? –le preguntó Marta desviando la polémica-.

- Quiero estar allí sobre las cuatro o las cinco, para que los chicos no se tengan que volver muy tarde –le dijo-.

- Entonces te esperaré allí –le contestó-.

- ¡Genial!

- ¿Sigues nerviosa? –le preguntó su amiga, pues sabía que Natalia había estado más intranquila de lo habitual desde que se había decidido a seguir adelante con la rubia-.

- Sí, no puedo evitarlo –le confesó-.

- ¿La has llamado ya? –le preguntó-.

- No, desde el domingo no hablo con ella... la llamaré ahora a ver –el corazón de la morena empezó a golpearla sólo con la idea-.

- Tranquila, todo irá bien. Además, me tienes a mí –le dijo para apoyarla-.

Natalia no pudo evitar sonreír. Tenía toda la razón, siempre estaría con ella si la cosa salía mal.

- Eso es completamente cierto, gracias –le dijo-

- De nada. Anda dúchate y come algo, ya me contarás como quedas con Alba, ¿vale? –se despidió de ella Marta-.

- Eso está hecho... hasta mañana –y colgó el teléfono-.

Marta tenía razón, sería mejor ducharse y relajarse un poco antes de volver a escuchar aquella voz tan perturbadora.

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Alba cenó con Maria, luego se marchó a su apartamento. Se deshizo el moño en el recibidor, y empezó a desvestirse por el pasillo. A pesar de haber disfrutado del sexo con Alicia, sabía que algo no marchaba bien, pues cuando aquella belleza pelirroja se había agachado para saborearla, la visión dulce de Natalia había atizado su memoria.

Sex education. //Albalia.Where stories live. Discover now