Epilogo.

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No he podido resistirme a haceros caso, y dejaros un ultimo capitulo con algo que creo que os había robado.... Espero que os guste ;) 

(PD: Bowie es mi perro, me he tomado la licencia de incluirlo en el Fic.) 


Natalia miro su reloj. Estaba acostumbrada a pasar la vida entre andenes y terminales, pero tras 10 días fuera de la ciudad, la impaciencia empezaba a hacer mella en su ánimo. Había tenido que realizar aquel viaje a Italia para solucionar algunos problemas sin importancia relacionados con la exportación de los vinos de la bodega, y aunque había disfrutado como una enana de la comida napolitana, se moría de ganas de volver a casa.

El avión tomo tierra finalmente. Después de pasar por los pertinentes controles y recoger su maleta, se encamino al parking del edificio. Diez minutos después, y con bastante menos dinero en su bolsillo, recorría con su moto la autopista. Nada mejor para despejar la mente tras 3 horas de vuelo que la sensación del aire tibio de abril acariciando su rostro a 120 km/h de velocidad.

Descarto pasar por el despacho a aquellas horas, sabia de sobra que Laura y Bea no eran participes de alargar su jornada laboral más allá de lo establecido, y seguramente se encontrarían, paseando, cenando o simplemente descansando en su casa. Así pues, tomo la primera salida que le llevaría hasta la zona residencial en la que se encontraba su domicilio desde hacía un año.

Media hora después, enfilaba el camino de tierra que conducía hasta la puerta del garaje. Tras dejar su moto bien aparcada, pudo comprobar que el descapotable de su novia no se encontraba en su lugar. Extrañada, pues imaginaba que la estaría esperando, se introdujo en la vivienda oyendo a los pocos segundos unos pasos apresurados que se acercaban hasta ella.

- Bowie, ya estoy en casa- anuncio a viva voz la morena, agachándose en la puerta de entrada consciente de lo que se avecinaba.

Antes de que pudiese parpadear, su cara fue recorrida de arriba abajo a lametones. A sus pies, un pequeño cachorro de galgo movía frenéticamente el rabo, emocionado por el reencuentro. No pudo evitar sonreír, aquel deseo que Alba no había parado hasta ver satisfecho, ahora la llenaba de una alegría difícil de explicar para alguien que no tuviera una mascota.

- Pero bueno, ¿te han dejado solito? ¿Dónde está la enana de tu dueña eh?- le decía al animal, mientras acariciaba su lomo y sus orejas con delicadeza.

Después de pasar un rato jugando con el cachorro, y después de haber realizado una llamada al teléfono de la rubia, sin resultado, decidió que no había mejor forma de esperarla que tomando una ducha que venía necesitando desde hacía horas.

- Se podría haber duchado conmigo...ella se lo pierde- refunfuñaba mientras encaminaba sus pasos hacia el cuarto de baño.

En otro punto de la ciudad, a varios kilómetros de distancia, Alba se esforzaba por prestar atención a su mejor amiga, aunque su mente ya se encontraba muy lejos de allí.

- Mari tía, quedamos en que te iba a ayudar a elegir un anillo para Vicky, no en que nos fuéramos a recorrer todas las joyerías de Madrid- le dijo a su amiga, que revoloteaba nerviosa entre los estantes de la ultima tienda en la que habían entrado.

- Calla, que estoy que me cago viva. Solo se me ocurre a mi pensar en pedirle matrimonio ¡joder! Que yo he sido anti compromisos toda mi vida y mírame- la Mari, presa de un incipiente ataque de nervios, no sabía ya si echarse atrás de la loca idea que había tenido hacia unos días.

- Venga va, vamos a tomarnos una cerveza y te piensas cual te ha gustado más, que lo estas necesitando- Alba agarro a su amiga de la mano, y tiro de ella hasta el bar más cercano de la calle en la que se encontraban.

Sex education. //Albalia.Where stories live. Discover now