65- Deje un mensaje al oir la señal

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- Mamá, sólo un momento ¿vale?... Necesito hacer una llamada, ahora voy –le pidió a su madre, que no la había dejado ni un momento a solas desde que había llegado a casa-.

Cerró la puerta del despacho de su padre y con los dedos temblorosos marcó la tecla de llamada automática. Cada tono en silencio era una daga que la atravesaba, a pesar de haberse propuesto ser fuerte, el hecho de que Alba no hubiera respondido a ninguna de sus llamadas ni a los dos mensajes que le había dejado, empezaba ya a preocuparla. Las once de la noche y nada... " puede dejar un mensaje tras escuchar la señal, gracias"... cerró los ojos tras escuchar la voz de la operadora, a pesar del nudo que sentía, se esforzó por dejar un último mensaje.

-      Sólo quería darte las buenas noches, pero supongo que habrás salido o.... –sólo pensar en que estuviera trabajando le suponía una tortura, no pudo ni mencionarlo-. Necesito escucharte, sólo eso... Por favor llámame para saber que estás bien ¿vale? Un beso.

Colgó el móvil y lo estampó contra el suelo, tenía ganas de chillar... se sentía enjaulada en aquel lugar, cuando lo que de verdad quería era coger un tren, un avión... lo que fuera por plantarse en un par de horas en Madrid para ir a buscarla. De pronto la idea de que Alba hubiera estado en la ducha y estuviera devolviéndole la llamada en aquel instante, la hizo arrojarse al suelo para recomponer el móvil...

-      Mierdaaaa... la batería... donde coño...

La angustia crecía, encontró cada pieza y encendió el móvil nuevamente...

-      Puto pin... -se quejaba tras meterlo erróneamente por las prisas-.

Durante unos instantes siguió quieta de rodillas en el suelo, esperando que la pantalla de aquel móvil anunciara un mensaje de llamada perdida... algún tipo de señal que le diera esperanza, pero no lo hizo. Las ganas de llorar se le agolparon en el pecho, se sentía impotente, en todo el día no había sabido nada de ella.

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Alba escuchó el móvil dando saltos por la vibración en su mesita de noche. Lo contempló durante unos instantes, luego le dio la espalda y se acurrucó bajo las sábanas. Sabía quién llamaba, pero no tenía ni las fuerzas ni las respuestas que tarde o temprano tendría que darle. El móvil dejó de sonar. Durante unos minutos la táctica del "no me importa" funcionó... pero pronto la necesidad de verificar si era otra llamada de Natalia pudo más, y la hizo coger el móvil. "Mensaje en el buzón de voz" marcaba la pantalla... y allí estaban, aquellas mariposas de nuevo revoloteándole en el estómago y esa especie de ahogo que sentía desde que la dejó marchar.

Con la mano temblándole y tras meditarlo, pulsó el botón del buzón de voz... la voz angustiada de la morena le hizo cerrar los ojos. Lo que le estaba haciendo no era justo, pulsó su número pero colgó inmediatamente. "Qué voy a decirle?" se preguntó... se sentó en la cama y trató de encontrar una respuesta antes de volver a intentarlo, pero no la había. Sin esperárselo el móvil empezó a vibrar entre sus manos, tal fue la impresión que lo soltó dejándolo caer en la cama como acto reflejo, lo observó durante un instante... la imagen de la pantalla del móvil de una foto que le había robado a Natalia mientras se reía de Laura capturó toda su atención y trasformó su miedo en ansias. Cogió el móvil y lo descolgó.

-      Diga... -acertó a decir-.
-      Ehhh... Hola. Pensé que no estabas... -acertó a pronunciar Natalia mientras sujetaba fuertemente el móvil, pues asustada de que tras la caída no funcionara, decidió probarlo llamándola una vez más, y había tenido suerte-
-      Si, bueno... es que he pasado la tarde haciendo la compra y eso, y no llevaba el móvil... y ahora acabas de pillarme saliendo de la ducha... perdona que no te haya llamado, iba a hacerlo ahora –mintió, mintió como una bellaca, pero es que la verdad en aquel instante podía ser más dolorosa-. ¿Cómo te ha ido con tus padres? ¿Todo bien?
-      Si, vamos... son unos plastas, mi madre no me ha dejado ni a sol ni a sombra pero bueno, bien va bien –le contestó ella mientras mirando al cielo daba las gracias porque no se hubiera pasado el día con otra-. ¿y tú cómo estas?
-      Bien, la verdad es que no he tenido tiempo para nada... - le contestó Alba, pues cómo decirle que había pasado cuatro horas en el suelo de su cocina a oscuras sujetando un cartón de leche, que tras eso se había arrastrado a la ducha tratando de borrar lo imborrable... que había tenido que tomar un par de pastillas para dormir y así calmarse... que no había salido de la cama desde que se había despertado, porque no sabía que iba a hacer con su vida ahora que sentía todo aquello.
-      Me alegro de que te mantengas ocupada, yo la verdad es que tampoco he parado ni un instante... -le dijo-.

Y durante unos minutos consiguieron mantener una conversación plana sobre el trabajo y la familia de Natalia, mientras la rubia trataba de alejar la pelota cada vez más lejos de su tejado. Finalmente la voz de la madre de la chica apuró el fin de la llamada.

-      Bueno he de irme... pero me alegro de haber podido darte las buenas noches –le decía-.
-      Yo también me alegro de poder dártelas a ti... anda ve, no les hagas espera –le dijo Alba-.
-      Sí, voy... un beso, cuídate... -se despidió de ella-.
-      Lo mismo te digo... un beso –se lo devolvió-.

Tras colgar la llamada, Natalia sintió la necesidad de volver a llamarla, pero se contuvo... lo no dicho, debía quedar en silencio por ahora. Guardó el móvil y salió en busca de su madre tratando de no pensar más en el frío que había sentido. Por su parte Alba permaneció un rato más con el móvil entre sus manos, finalmente lo apagó y volvió a meterse entre las sábanas... algo le decía que aquella noche, no tendría fin.

Sex education. //Albalia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora