41- Demoler una montaña

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- Oh, claro, claro... voy –decía Sofía a un hombre que se había acercado para hablar con ella. Sofía se giró y se despidió de las dos mujeres-. Bueno, si me perdonáis, creo que tengo que hablar con alguien antes de marcharme. Ha sido un placer conocerte Alba.

- Lo mismo digo Sofía –le dijo esta correspondiendo al abrazo sincero que le dio la mujer-.

- Y bueno tú, enhorabuena, espero que os vaya muy bien... ¡Qué calladito lo tenías granuja! Como se nota que no te gusta hablar de tus cosas –le decía Sofía mientras la abrazaba-. ¡Me he alegrado muchísimo de volver a verte!

- Y yo de verte a ti –le dijo Natalia con cariño-. Nos llamamos ¿eh?, que no quiero que pasen cuatro años más para saber de ti.

- ¡Eso está hecho! –le dijo Sofía con una sonrisa y se alejó, perdiéndose en la sala-.

Alba esperó prudentemente a que se alejara, luego se volvió hacia ella.

- ¿Cómo estás? –le preguntó preocupada, su cara dejó de sonreír-.
- ¡Temblando! –le aseguró con no muy buena cara-.

La rubia observó las posibilidades.

- ¡Ven! –le dijo tomándola de la mano para apartarla un poco, y conseguir apoyarla contra la pared, así por lo menos se notaría menos-. Nat tranquilízate, ¿sí? Ya se ha ido y no ha pasado nada, así que relájate.
- Me quiero ir Alba, te aseguro que si no hubieras estado aquí hubiera salido corriendo –le dijo ella con amargura-.

"Aggggggggggggggg.... Hijaaaaaaaaaa de putaaaaaaaaaaaaa", quería gritar Alba pensando en cómo una mujer como aquella podía estar así por aquella Virginia de mierda que era tan poquita cosa.

- Cariño, aún no podemos marcharnos. Hay que despedirse de Bea y Laura sin que se note lo que ha pasado, y con lo importante que es este proyecto para ti no podemos permitirnos que lo brillante de tu trabajo quede tapado por el recuerdo de una escenita entre "ex"... ¿lo entiendes, verdad? –le decía apartándole el pelo de la cara para que respirara-.

- Sí, llevas razón. No sé qué haría sin ti, gracias Albi –le agradeció su serenidad y el que estuviera con ella-.

- No hay porque darlas, además sé que eres más fuerte de lo que crees, así que cálmate, hagamos lo poco que nos queda por hacer y nos vamos casa, ¿vale? –la trató de serenar con una gran sonrisa y liberándola de su contacto físico, por hoy parecía haber tenido suficiente-.
- Vale –le dijo ella-.

Cuando pareció que nuestra protagonista se relajaba y volvía a tener algo de su autocontrol, decidieron ir a buscar a Laura y Bea para marcharse a casa. Pero antes de que Natalia pudiera dar un paso se encontró con la mirada fría de Virginia que llevaba rato observándolas desde una prudente distancia.

- ¿Qué pasa? –se asustó Alba de la cara que tenía, quiso girarse a ver lo que pasaba viendo que no respondía, pero ella se lo impidió-.

Natalia agachó la cabeza, apartando los ojos de aquel mal recuerdo.

- No te gires, Virginia nos observa... conozco esa mirada Alba –le aseguró la chica que volvía a temblar-.

"Perooooo,.... Perooo... ¿Qué pasa? ¿Cómo puedes ponerte así sólo con pensar en lo que puede causar en ti?"... Alba estaba muy preocupada, si no se calmaba acabaría teniendo un ataque de pánico.

- Tranquilízate Nat, te va a dar algo -le pidió con dulzura, tratando de mantenerla consigo y no pensando en su ex-.
- No lo entiendes, está esperando para embestir Alba... la conozco,  va a montar algo... no me va a dejar marchar así, no hasta que demuestre que aún le pertenezco –decía aterrada-.

Sex education. //Albalia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora