60- Servicio de habitaciones.

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A pesar de haber dormido poco, la necesidad de saborear el tener a Alba desnuda junto a ella hizo que se despertara a las pocas horas de haberse rendido al sueño. La rubia sin embargo yacía inerte entre sus brazos cual ángel que hubiera perdido sus alas. Le acarició el cabello, contempló aquel rostro sereno y le pareció estar viviendo un sueño del cuál no quisiera despertar nunca.

Besó su cabeza, luego su cara... Alba hizo un sonido encantador de refunfuño y a ella se le cayó la baba queriendo estrujarla como a un osito de peluche pero se contuvo, recordando lo agridulce de aquellas lágrimas que habían enturbiado el rostro de la chica antes de arrastrarse mutuamente a la pasión y el desenfreno. Por un segundo aquel llanto y aquel momento desesperado se manifestó nítido en su cabeza... el corazón volvió a agitarse ante su dolor, pero a la vez algo de luz se instauraba en él en forma de sombra lejana. Quizá aquel llanto le abriría las puertas de una esperanza, pues Alba parecía estar luchando con algo... y tímidamente esperaba ser un factor de aquella lucha.

El sol empezó a colarse por la ventana entrecerrada. Natalia sintió como poco a poco el calor del cuerpo de la chica sobre el suyo empezó a excitarla. Una sonrisa traviesa se dibujó en su rostro y se dijo que era hora de despertarla, acarició con sensualidad la extensión de la desnudez de aquella mujer, y su cuerpo se apretujó contra el de ella, encontrando la forma de acoplarse. Alba refunfuñó por el movimiento, pero no fue hasta sentir la humedad de los labios de la morena insistir sobre los suyos que no tuvo conciencia de dónde estaba ni lo que pasaba. Con una sonrisa, trató de abrir los ojos, aunque le pesaban agotados...

- ¿Ya no tienes sueño? –le preguntó haciendo un gran esfuerzo-.

Natalia la besó en los labios, y ella sintió su humedad al instante, estaba claro que aquello era un rotundo no.

- ¿Y tú? –le preguntó dándole un poco de tregua para que terminara de despertar-.
- Mmmm... no sé, aun lo tengo que pensar... -se hizo la dubitativa con una sonrisa, el sexo con aquella mujer ya sin miedos, había sido todo un descubrimiento y sólo de recordarlo su ánimo parecía incansable-.
- Bueno, puede que esto te ayude a decidirte –le susurró la morena y le mordisqueó el labio, antes de torturarlo con su lengua llamando a su anhelo sin regalarle sus besos-.

Aquel juego inacabado, empezó a despertar un cosquilleo creciente en el cuerpo de Alba, la cual se vio tratando de atrapar la boca de aquella mujer descarada que la había despertado y ahora quería jugar a dejarla sin desayuno. Cuanto más se acercaba, Natalia más se apartaba y le volvía la cara...

- Aggrrrr... te vas a enterar –gruñó ya desesperada, el calor también se le había contagiado-.

Natalia se rió de verla de pronto tan despierta, pero aprovechó su risa para subirse sobre ella y encajar su muslo entre los de la morena ... al golpe de su cadera se calló en el acto teniendo que respirar. A la rubia se le hizo la boca agua, era tan sexual que apenas necesitaba de nada para estar a punto... le encantaba.

- Ya no te veo tan valiente... -le pinchó Alba a escasos centímetros de su boca-.

La otra repasó con sus ojos aquella boca roja que la llamaba, luego los clavó oscuros en los de la rubia para poder añadir...

- ¿Y quién quiere hacerse la valiente, si la derrota es tenerte a ti?

A Alba ya no le dio tiempo a nada más que a sentir como se alzaba y atrapaba de improvisto la boca entreabierta que habían dejado con sus palabras. El baile volvió a recordar a las horas que habían pasado amándose aquella noche, y tras media hora de calor, saliva, gotas de sudor y fluidos... las dos volvieron a mirarse de frente con las respiraciones tratando de volver a la calma, una en brazos de la otra.

Sex education. //Albalia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora