58- El rostro de la dinamita

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La música empezó a sonar. Alba y Laura empezaron a bailar en corta distancia. La rubia extendió los brazos hacia el techo, parecía que con las manos podía tocar las notas de la melodía que poco a poco la fue envolviendo como una cálida amante. Un juego de tobillo y su cadera empezó a moverse con sensualidad, sus brazos dibujaron el ritmo mientras caían acariciando su pelo y su cuerpo al ritmo de la música. Miró a su acompañante y le dedicó una sonrisa, aún estaba quieta observándola, seguramente comprobando cual era su estilo y cómo se adaptaría. Alba se rió, y volvió a dar una vuelta más moviendo las caderas, retándola. De pronto le dio la espalda y con una seña la invitó a acercarse. Laura se rió ante el gesto, realmente era peligrosa; la dejó moverse y ella se movió pegada a su espalda, no tardaron mucho en acoplarse la una a la otra. Alba sonreía, la mujer se movía bien...

-      Creo que empiezo a entender a que te referías... Es tremenda - le dijo Bea a Natalia-.

Pero esta no podía hablar, no podía pensar, no podía oír... saturada por la imagen de aquel demonio enfermizo que se movía y se movía despertando un terremoto devastador en su interior.

-      Creo que Laura va a arrancar... -volvió a decirle Bea- Esto va a ser digno de ver.

Y así fue. Laura cogió las caderas de la chica y le dio la vuelta, al mirarse a la cara las dos sonrieron y parecía que se decían algo mientras se movían con las piernas enlazadas. De pronto atrapó las manos de Alba, hizo un movimiento grácil y consiguió darle un par de vueltas, para luego terminar dejandola de cara a ella y conducir sus brazos alrededor del cuello de Laura. Alba se rió cuando se vio de nuevo de cara con aquella mujer. Descansó los brazos en sus hombros, y volvió a sentir que sus caderas se encontraban. La mujer le volvió a decir algo, y acto seguido conseguía que arqueara la espalda y diera un barrido anclada a su pierna. La música siguió, y ellas continuaron danzando. Se acercaban y se separaban, pero nunca se descoordinaban.

Natalia las observó, todo parecía tan distinto comparado a la vez que la vio bailar con otra mujer. La sangre le hervía, sí... pero no eran celos lo que ahora mismo sentía recorrer por sus venas, quizá porque las risas entre aquellas dos mujeres las conocía, quizá porque no veía en Laura ninguna rival, o quizá porque esta vez no se sentía tan insegura... esta vez, no se quedaría sólo a mirar.
Cogió la copa de Alba y también la apuró. La canción estaba a punto de terminar, y ella estaba preparada.

-      ¿Vamos a enseñarle algo a estas dos? –la invitó con una sonrisa mientras le tendía una mano a Bea para que la acompañara-.

Bea sonrió de buena gana, aquello le hizo gracia. Suponía que ninguna de las dos podría superar al bailecito de aquellas dos, pero sería divertido intentarlo con aquella preciosidad que antes se había mostrado tan intimidada.

-      Vamos. Alguien tiene que bajarles los humos. ¿no es eso? –bromeó Bea poniéndose de pie dándole la mano-.
-      ¡Eso es!... jajaja... -le dijo Natalia y haciéndole un guiño tiró suavemente de Bea hacia la pista-.

La música ya sonaba con una nueva melodía. Alba y Laura no las vieron en un primer momento, ya que seguían bailando. Natalia le cogió las manos a Bea y se las llevó al pecho, lentamente se acercó y juntas encontraron el ritmo donde se sintieron cómodas. Bea sonrió, no lo hacía nada mal, se cogió a su nuca y dejó que la melodía les ayudara. Sus piernas se enlazaron y sus caderas hicieron el resto. En una vuelta, Laura las divisó y avisó a la rubia. Las dos pararon para mirarlas, Bea se dio la vuelta en los brazos de Natalia y se pegó a su pecho mientras esta se agarraba a su cintura. De pronto las cuatro mujeres se encontraron. Bea le hizo una seña a Laura y articuló en los labios un... "aprende"... Se deslizó moviéndose sensualmente hacia el suelo mientras sus manos descansaban en los muslos De la Morena, ésta por su parte la acompañó pegándose a ella en el movimiento, al subir Natalia le dio la vuelta y se miraron a los ojos... las dos sonrieron.

-      Hay que joderse. Conmigo nunca baila así... -se quejó Laura a su acompañante-.

Alba ni siquiera se giró a mirarla. Una sonrisa traviesa se había dibujado en su rostro ante la visión del cuerpo de Natalia, ya no podía pensar en nada más que en moverse junto a él. Con retardo contestó.

-      Pues ya somos dos a las que nos pasa –le dijo-.
-      Mmmm.... ¿y si nos las agenciamos? –le preguntó la mujer con una sonrisa-.
-      Me has leído el pensamiento -le contestó Alba con otra gran sonrisa-.

En un momento, Laura llamó en el hombro a Natalia y le pidió el cambio de parejas. Bromearon unos segundos como si se pensaran si aceptar entre la morena y Bea, finalmente Bea agarró a su mujer de la cintura y la besó. Natalia se quedó de pie frente a Alba.

-      Hola –le dijo sonriéndole-.
-      Hola gatita- le contestó esta-.

La atracción empezó a trazar sus lazos alrededor de las dos. Una canción conocida empezó a sonar.

Sex education. //Albalia.Where stories live. Discover now