19- Romper los esquemas.

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Los chicos de la mudanza descargaron la furgoneta y se fueron en cuanto les dio permiso.

- ¡Bueno, pues aquí estoy! -dijo Natalia en voz alta mirando como sus cajas y equipaje quedaban esparcidos por el salón-.

- Sí, aquí estás, ¿cómo te sientes? –le preguntó Marta saliendo de la cocina con un par de botellines de cerveza fría en las manos. Se sentó en el sofá, le tendió uno  y ésta se sentó junto a ella-.

- Nerviosa, asustada... no sé... estoy intranquila, pero también feliz. ¿Crees que estoy loca? –le preguntó ñ dándole un trago a su cerveza-.

- ¡Lo estás! Pero te quiero -le dijo su amiga dándole un beso-.

- Gracias -le contestó con una sonrisa y brindando con ella al choque de los botellines-. ¡Por las locuras de la vida!

- ¡Por que todo salga como esperas! –brindó-.

Bebieron y Marta observó por quinceava vez, cómo ella miraba primero su reloj y luego el pequeño móvil que descansaba en la mesa.

- ¿Aún no sabes nada de ella? –le preguntó-.

- ¿Qué? –se sobresaltó inmersa en sus pensamientos-.

- ¡De Alba! ¿No te ha llamado? –insistió con una sonrisa-.

- No, aún no... pero bueno, no importa... -aquello no se lo creía ni ella, así que le dio otro trago a su cerveza para evitar pensar en dónde estaría-.

Marta se le quedó mirando, llevaba sospechando de aquella relación algún tiempo, pero no había tenido la oportunidad de tener a su amiga cerca para observar sus reacciones porque siempre se escapaba a Pamplona después de los encuentros con Alba. Tan sólo sabía lo que le contaba por teléfono, y claro, aquello no era lo mismo.

- ¿Qué? –le preguntó la morena viendo que la miraba levantando una ceja-.
- ¿Te estás colando por ella? –le preguntó directamente-.

Natalia se giró algo más alterada de lo que pretendía.

- ¡¡¿El qué?!! –la mirada pícara de Marta le hizo ponerse nerviosa-. ¡Oh, claro que no! Tendría que estar como una puta cabra para colarme por una prostituta.

- ¡¡¿En serio?!! –no la creía en absoluto, aquel brillo acuoso en la mirada la delataba-.

- ¡Claro que es en serio! ¡Por favor, no estoy tan mal eh! –le contestó, pero irremediablemente se puso de pie y empezó a sacar cosas de la caja más cercana para alejarse de la mirada inquisitiva de su amiga-. Es sólo que me intriga, eso es todo. Además sé que puede ayudarme, y eso pues me pone así... excitada y nerviosa al mismo tiempo, nada más.

- ¡Ya!... –siguió sonriendo Marta incrédula-.

El teléfono de Natalia empezó a sonar justo en aquel instante, se lanzó con reflejos felinos hacia él, pero Marta lo alcanzó antes y al ver el nombre en la pantalla lo descolgó.

- ¿Si? –contestó, mientras saltaba del sofá para que su amiga no la cogiera-. ¡Sí, sí! Un momento por favor, es que Natalia está en el baño, creo que tiene la tripa descompuesta, ya sabes... el señor "Roca" que no espera.

"¡Qué hijaaaaa de putaaaaaaaa!"... quiso gritarleeee ella que casi se había caído del sofá de cabeza, por tratar de cogerla a tiempo.

- Nataliaaa.... Tu teléfonooooo cariñooo... -empezó a gritar como si la llamara, cuando lo que en realidad lo que hacía era correr pasillo a bajo con la chica pisándole los talones-.

"¿¿¿Cariñooo???".... Alba se revolvió inquieta en el asiento de su coche, pues iba camino de casa de Maria para cenar con Vicky y ella.

Natalia alcanzó a su amiga justo cuando entraba en el dormitorio, y se tiró en plancha contra ella aterrizando ambas en la cama. Alba escuchó un forcejeo, unas risas y de pronto, aquella voz sensual que parecía sin aliento.

Sex education. //Albalia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora