30- Como un loco que contiene a un gigante

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- ¿Me pasas el champú? –le pidió estirando un brazo-.
- ¿Eh? Sí, toma –le dio Alba el bote de champú y aguantó la manguera de la ducha mientras se enjabonaba dándole la espalda-.

"Virgen santísima que espalda y que pedazo culooooooooooo..... ¡yo me mueroooooo! ¡Está claro!" suspiró mordiéndose el labio inferior ante aquella panorámica de espuma cayendo por el centro de aquella espalda contorneada y esfumándose por aquellos suaves montículos de carne moldeada.

Natalia se giró, pillandola observándola, de pronto se quedaron paradas las dos. Tenían la misma mirada acuosa y desfallecida, en ellas se cocía un fuego que tarde o temprano las destrozaría queriendo salir.

- ¿Me ... me lo pasas? –le dijo con la voz tomada y señalando el cabezal de la ducha que estaba regando el pecho de aquella mujer desnuda-.
- Ah... sí, sí, toma –le dijo Alba tendiéndole la ducha, al dársela sus dedos se encontraron y las dos se quedaron mirándose de nuevo-.

Despacio la más baja lo soltó. Como si el tiempo se alargara, vio el gesto de Natalia quitándose el jabón a cámara lenta.
Notó que los ojos le pesaban enormemente, la deseaba, la deseaba con desmedida. Un deseo tan latente que dolía, que la manipulaba y la hacía caer irremediablemente en aquella telaraña poco a poco tejida. Inconscientemente dio unos pasos y se aproximó a ella que aún tenía la cabeza echada hacia atrás y los ojos cerrados con el agua cayendo sobre su cara. La morena la intuyó y la miró a unos pasos nada más de su cuerpo, pero no pudo ver sus ojos para saber lo que pasaba.

- ¿Estás bien? –le preguntó esta vez, algo pasaba-.

No hizo falta que hablara, lo vio en sus ojos nada más toparse frente a ellos. Alba alargó el brazo y tomó una de sus manos, ella tembló pero siguió en pie. Alba dio un paso más y luego aproximó la mano que sostenía posándola en su propio pecho. Ella sintió que volvía a estar inestable con aquella suavidad en su mano. La miró con miedo, Alba no lo tenía, su mirada era oscura por un deseo que ya habían conocido.

- ¡Te deseo! –le dijo abatida. Estaba perdiendo tanto, que ya no le importaba un poco más-... se que tú no puedes dejar que te toque, pero necesito que tú me toques a mí, por favor...

Natalia sintió el fogonazo de inmediato, Alba le pedía que la saciara, ella no estaba en condiciones físicas de hacerlo pero sentía que tampoco podía dejarla así.

- ¡Soy egoísta, lo siento! ¡Pero hazme el amor otra vez! –le rogo con ojos vidriosos y un hilo de voz en la garganta, ella se asustó, parecía que iba a llorar-.

No entendía que es lo que estaba pasando, pero de pronto comprendió que es lo que no había podido descifrar en aquellos mismos ojos cuando recibió a la rubia por la noche, una profunda tristeza que ahora aparecía ante ella sin velo.

- ¡Alba yo...! –cómo iba a decirle aquello, cómo iba a decirle que no podía, pensaba-.

Esta le quitó la manguera y apagó el agua, se llevo aquella mano a la boca, cerró los ojos, y empezó a besarla. Natalia sintió pequeñas punzadas atravesándole la espalda por cada pequeño beso que dejaba en su mano, de pronto la punta de aquella lengua que había conocido el día anterior cosquilleó la palma...

- Diosssssssss.... –gimió y estiró la otra mano para anclarse a la pared-.

Alba no la miró hasta que no se introdujo uno de aquellos maravillosos y largos dedos en su boca, la morena se tambaleó por la humedad que descubrió en ella.

- agrrrrrrrrrr.... –gruñó completamente excitada, si tenían que hacerlo sería a su manera, sino Alba la mataría-. ¡Vamos!

Le dijo con voz ronca e imperante, y la tomó de la mano para que salieran de la ducha. Se puso el albornoz, y luego le puso otro a la chica que era incapaz de hablar. Se paró frente a ella, parecía tan vulnerable de pronto que se sorprendió queriendo protegerla. La besó en la frente y le acarició la cara tranquilizadora, respiraba con dificultad por el deseo.

Sex education. //Albalia.Where stories live. Discover now