11- Sal y limon.

20.3K 841 489
                                    

Un poco más allá de la una y media, Natalia apareció en el mismo local. La guarda de seguridad la había mirado sorprendida e incrédula cuando aquella sensual mujer le había dicho que venía de parte de Alba, pero en cuanto le enseñó la tarjeta morada le sonrió y la dejó pasar sin resistencia.

La entrada a aquel local era tan oscura, que Natalia tardó unos segundos en adaptar sus ojos a la escasez de luz. El olor a perfume de mujer inundó su pituitaria hasta marearla. El golpe de las ondas sonoras impactó en su cuerpo y aquel entorno de calor y olor femenino, le produjo un cosquilleo casi instantáneo. "Hacía mucho que no salías de caza", le recordó su conciencia y una sonrisa traviesa se dibujó en su rostro.

Se acercó al vestidor y conoció a Ana, a la que le dejó su cazadora mientras le preguntaba si conocía a Alba. La chica, que no pudo quedarse indiferente ante aquellos dientes blancos que lucía la chica, le indicó cariñosamente que el local tenía un par de salas privadas para hablar y luego una pista de baile central con dos barras a los laterales, seguramente estaría en la pista.

- Gracias, un placer conocerte -le dijo la morena antes de adentrarse más en el local-.

- El placer ha sido mío, cariño –le contestó Ana con ojos seductores y con una sonrisa que seguramente no se había borrado aun de su cara aunque Natalia ya le diera la espalda-.

Echó un vistazo a su alrededor. El ambiente era agradable y estaba cargado de mujeres de todo tipo. Había llegado en la hora punta, de eso no cabía duda, pues la pista estaba a reventar. Se acercó más y entonces la vio.

El corazón le empezó a latir con una violencia despiadada. Jamás hubiera imaginado que alguien pudiera bailar así, pero allí en medio, a golpe de reggaetón, Alba bailaba con una mujer más o menos de su estatura, con el pelo más rubio y perfectamente acoplada a los pasos de su acompañante. Durante un tiempo no tuvo más ojos que para ella, su cadera, sus piernas, sus brazos... todo su cuerpo era grácil y acompasado, volcánico y seductor.

Nada importaba, sólo esa visión enfermiza de aquella mujer que había tenido desnuda entre sus brazos. Por desgracia su placer se convirtió en un rugido indescifrable cuando una mujer de pelo corto puso las manos encima de la rubia, la volteó y recorrió su pecho, su vientre y sus caderas de un modo abiertamente sexual. Alba sonreía y la mujer disfrutaba con ella, Natalia sintió como la alegría y la pasión inicial se transformaban lentamente en una ira contenida mientras veía como aquella mujer acariciaba zonas de la anatomía de la chica que ella quería para sí.

Conciencia de Natalia: ¿Qué esperabas? Te presentas sin avisar, así que ahora no te lamentes porque esté trabajando, y no contigo precisamente.

Natalia: Me dijo que hoy no trabajaba, sólo iba a venir a bailar con sus amigas

Conciencia: joder pues como la toquen así sus amigas, no te quiero decir yo lo que es capaz de hacer con las clientas.

Natalia: ggggrrrrr.... ¡cállate!

Conciencia: Oye míralo por el lado bueno, al menos hemos comprobado lo flexible que es... ¿Cómo coño ha hecho eso?

Ella quería salir corriendo, pero estaba paralizada por la imagen de Alba. No hubiera podido correr ni aunque el suelo estuviera ardiendo, pues sólo podía ver como la mujer de pelo corto hacía que arqueara la espalda mientras sus piernas estaban enlazadas en un movimiento de confianza plena.

Natalia: ¡Creo que he tenido bastante!... pensó, no pudiendo poner nombre a lo que sentía en ese momento.

Conciencia: ¡Ya te dije que no era buena idea! Sólo a ti se te ocurre encapricharte de una prostituta.

Sex education. //Albalia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora