59- Victorias y derrotas

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Al llegar a casa, apenas un poco de conversación las entretuvo antes de dirigirse a los dormitorios.

-      Bueno creo que no hay nada más... la copia de la casa os la dejo en la entrada mañana por si vais a pasear o lo que sea, nosotras antes de que anochezca creo que estaremos de vuelta, pero vamos que os llamaremos y eso –le explicó Laura a Natalia-.
-      Perfecto -le dijo esta que inexplicablemente ahora parecía la más fuerte de las dos y llevaba de la mano a la rubia por las escaleras-.
-      ¡Qué descanséis!... Mañana nos vemos –les dio las buenas noches Laura, pues Bea ya se había metido en la habitación.
-      Igualmente, que descanséis... hasta mañana –se despidió de la mujer mientras abría la puerta de su habitación-.
-      Buenas noches -dijo Alba al darse cuenta que ya habían llegado-.
-      Buenas noches preciosa -le contestó Laura con un guiño y una sonrisa, luego se introdujo en su habitación-.

Al entrar Bea estaba en el cuarto de baño, ella se encaramó al marco de la puerta y observó como terminaba de cepillarse los dientes.

-      ¿Qué, cómo van? –preguntó Bea tras escupir la pasta de dientes y coger un poco de agua para enjuagarse.
-      Necesitadas -contestó su mujer con una sonrisa traviesa-.
-      Ya, ya me di cuenta de eso... -se sonrió Bea al ver cómo la miraba a través del espejo- ¿Y tú qué? ¿También andas necesitada?
-      ¿yooo? –dijo fingiendo cara de inocente-.
-      Jajjajaja... -se rió Bea de su expresión y luego se dio la vuelta para mirarla-. ¿Quién si no? No veo a nadie más aquí repasándome con la mirada.

Laura sonrió y se acercó hasta Bea para rodearla por la cintura.
-      Tú sabes que yo a ti te quiero mucho, mucho ¿no? –le dijo de pronto feliz de que estuvieran juntas-.
-      Una ligera idea tenía, sí -le contestó Bea agarrándose a ella mientras le sonreía-. ¿Por?
-      Porque quiero estar segura de que lo tienes claro antes de saber lo que pienso hacerte esta noche... -le dijo ya jocosa mientras se mordía el labio inferior coquetamente-.
-     ... Vale, entonces queda claro, que me vas a hacer "el amor" aunque te comportes como una "guarrilla" ¿es eso... -le dijo descaradamente Bea que ya se moría de la risa-.
-      Eres... eresss... -empezó a decir Laura entre risas-.
-      Soyy.... Soy...-la imitó Bea-. Anda deja de hablar, y bésame, que estamos perdiendo el tiempo precioso.

Y entre besos aquellas dos mujeres se escondieron bajo su edredón, mientras en una habitación próxima a la suya, una tensión similar pero menos pulida impregnaba el ambiente.
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Natalia cerró la puerta tras despedirse de Laura. A pesar de haberse pasado gran parte del camino de vuelta poniendo en orden sus pensamientos y posibilidades, la verdad era que la frialdad de la razón no podía hacer nada sabiéndose a solas con ella. Al girarse divisó a Alba mirando a través de la ventana, se quedó contemplando sus piernas, sus caderas, su espalda... y la vio frágil a pesar de lo devastadoramente segura de sí misma que parecía normalmente.

Conciencia: ¿no te estarás achicando, no? –intervino su conciencia viendo que no se movía-.
Nat: No! –contestó con firmeza-.
Conciencia : ¿y entonces? ¿por qué no te acercas?

Ella no contestó, sus sentidos seguían saturándose de la presencia de la rubia. Aquella mujer podía hacerla vibrar sólo con estar, no necesitaba más para notar como el deseo se colaba entre sus fibras lentamente.

Conciencia: ¿Nat? –la llamó su conciencia preocupada por su aparente ausencia-.
Nat: Esta noche no voy a necesitarte

Le dijo y sus pasos se dirigieron irremediablemente hacia el foco de su atracción.

Alba sintió aquellos pasos casi antes de que los diera. Cerró los ojos tan sólo un segundo y suspiró... "¿A quién quiero engañar?..." se dijo para sí, sabiendo que aquel remolino que se había instaurado en ella casi de forma permanente desde que la había conocido, era el sentimiento más fuerte que había sentido nunca.

-      Me encantaría poder señalarte cada una de las constelaciones y contarte interesantes y bellos mitos sobre ellas, pero... -dejó de hablar la morena mientras se unía a su espalda sin tocarla. Alba se estremeció por lo suave y profundo de su voz-...
-      ¿Pero? –preguntó sin volverse, sintiendo aquel calor a escasos centímetros-.
-      Pero no sé de astrología, y si supiera no me serviría en este momento, porque ahora mismo no puedo pensar en nada más que en ti –terminó de decir-.

Alba cerró los ojos ante aquellas palabras que la habían sacudido una vez más por la sinceridad de quien las decía. Entonces lo sintió, aquella nariz que descansaba por las noches sumergida en su pelo volvía a estar allí, tan cerca que podía sentir su respiración como si fuera la suya propia. Las manos de Natalia se posaron en sus hombros desnudos, tan calientes que ardían al tacto, creyó fundirse bajo ellas... y de nuevo aquella voz, aquella voz más profunda y oscura que antes, firme y rota... embrujadora hacia su perdición:

-      Te deseo tanto que me estoy volviendo loca, pero si tú no quieres... yo... yo sabré respetarte –le susurró-. Jamás haría nada que tú no desearas tanto como yo.

A la rubia se le fraccionó la coraza en mil fragmentos y con ella posiblemente también su corazón.

-      Alba... mírame, por favor –le pidió con un hilo de voz-.

Esta así lo hizo, y lo que vio le erizó la piel dolorosamente. A pesar de estar en pie, Natalia estaba rota por un deseo que empezaba a consumirla poco a poco.

-      Si empezamos esta vez, no podré parar...  –se sinceró la morena apenas con un hilo de voz. Ella no sabía qué hacer ni qué decir, pues nadaba en un mar turbulento que no podía detener. Natalia se separó unos pasos, estaba mareándose por la espera, luego consiguió añadir-. Sólo quiero saber, qué es lo que quieres tú.

Y cómo la noche precede al día y viceversa, Alba sintió que nada podría apartarla de aquella mujer en aquel instante; levantó la mirada, cubrió los pasos y abalanzándose sobre ella sólo pudo decir...

-      A la mierda

Sex education. //Albalia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora