52- Ave fénix.

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"Alba... Alba"...

El sonido de su voz repitiendo aquel nombre se fue haciendo cada vez más nítido en su cabeza. Natalia estiró el brazo queriendo palpar la realidad de su ensoñación, pero el lado de la cama que debía tranquilizarla estaba vacío. Empezó a abrir los ojos con cansancio, haciendo un esfuerzo por corroborar lo que sus sentidos le decían, vio que no estaba en la cama y levantó apenas un palmo la cabeza de la almohada para tratar de ver u oír cualquier cosa que le indicara que no estaba sola en la habitación. Las cortinas habían sido echadas aunque se podía ver que era entrado el día por el trasluz que se colaba a cuentagotas, se giró remolona en la cama y se estiró entre las sábanas, no se oía nada. Estaba sola. Levantó un poco el edredón y se contempló desnuda, se volvió a cubrir y una pequeña sonrisa empezó a parecer en su rostro.

"Lo hice... Lo hice"... le gritaba su foro interno, y tímidamente se cubrió la cara con el edredón presa de una sensación inconfundible. En su piel cientos de hormigas trepaban por su anatomía, se sentía más despierta que nunca. Se avergonzó de notar lo feliz y relajada que estaba.

- Dios... lo hice... -dijo en voz alta aun cubierta con el edredón, y al notar que su voz quedaba amortiguada, presa de aquella sensación, empezó a gritar-. Siiiiiiii... lo hice, lo hiceeeeeeeeeee.

Por fin sacó la cabeza de debajo de las sábanas, se pasó las manos por el pelo y decidió salir de la cama poniendo rumbo a la ducha. Había cruzado la frontera, ahora sólo tenía que encontrar el modo de seguir avanzando por aquellas arenas movedizas y conseguir llegar viva a la base.

Quince minutos más tarde, descorrió las cortinas de la habitación y se apresuró a ceñirse unos vaqueros y un suéter fino de rayas en distintos tonos grises. Se miró al espejo, su aire desenfadado y su sonrisa le devolvieron la mirada. Sonrió, luego revisó el efecto de subirse un poco las mangas y determinó que así quedaba mejor, terminó de cepillarse el pelo y como no quería perder ni un segundo más, ni se molestó en secárselo recogiéndoselo en un moño que dejó caer por los laterales de su cara.

- Vale, deséame suerte... -le dijo a la imagen que proyectaba el espejo y con un guiño, salió escaleras abajo en busca del resto del cuarteto-.

Al llegar a la cocina, divisó que las tres mujeres estaban al otro lado de la cristalera en unas butacas que habían acomodadas en el césped bajo la sombra de un parasol enorme. Se quedó un instante contemplando como Alba se reía con Laura mientras ésta le enseñaba una especie de cómic. Estaba insultantemente bella con una sudadera roja, sus vaqueros y su maravillosa sonrisa. El pelo le caía liso, seguramente se había duchado aquella misma mañana y ella ni siquiera se había despertado por el ruido del secador de pelo... en un flashback recordó lo acontecido en la noche.

"Albi..." pronunció Natalia después de haber entregado hasta la última gota de su ser, sumergiendo la cara en aquel cuello tibio que le brindaba mientras la abrazaba. Pasaron unos minutos que parecieron apenas unos instantes mientras sus respiraciones se calmaban, mientras la flacidez del cuerpo de la morena se reponía y la tensión en la rubia mermaba. Natalia la miró a los ojos...

- ¿Estás bien? –le preguntó acariciándole la cara-.

- Sí, muy bien. -le contestó agradecida y avergonzada-.

- ¡Me alegro!... –le sonrió Alba y la besó en los labios con ternura-.Anda ven..

Alba deshizo la cama, se despojó de su traje de baño y del resto que quedaba en ella, la piel de nuestra protagonista se puso de nuevo en pie ante la idea de poseerla nuevamente pero esta vez, de otra forma más consciente. Sin embargo, Alba abrió los brazos y le pidió que se acomodara en ellos, luego apagó la luz.

Sex education. //Albalia.Where stories live. Discover now