61- El Yo inconsciente.

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El desayuno se terminó convirtiendo en un tentempié antes de volver a encontrarse cuerpo a cuerpo y quedarse dormidas de nuevo, agotadas. No fue hasta casi las cinco de la tarde que pudieron ponerse en pie y bajar hasta la cocina para improvisar, si no una elaborada comida, si una lo suficientemente nutritiva para saciar aquel hambre desgarrador que ambas tenían. Entre conversaciones triviales, risas, provocaciones y besos, ambas consiguieron terminar de comer cuando Laura y Bea las llamaron para anunciarles que sobre las ocho estarían en casa y saber como estaban.

-      No, nosotras bien... -le decía Alba a Bea mientras Natalia terminaba de recoger la mesa-... sí, sí, todo bien, acaba de entrar en la cocina –le susurraba bajito para que no la escuchara-.. jajaj...dile a Laura que la oigo... jajaja.. desde luego siempre piensa en lo mismo... jajaj.. que sí, que sí lo hemos hecho claro, ala ¿ya está contenta? –empezó a reírse tras escuchar como Laura suspiraba y decía "alelullaaa" repetidas veces-..... Está loca.
-      ¿Quién está loca? –preguntó la morena sentándose de nuevo a su lado y mirándola con una sonrisa-.
-      Quién va a ser, Laura... -le dijo ella que empezó a recolocarle el cabello y acariciarle la cara  distraídamente mientras terminaba de hablar por teléfono-... pues no sé qué haremos... ah, pues no sé, espera... -se apartó el teléfono para hablar con di compañera -. ¿Me pregunta Bea qué si sabes conectar lo del equipo de cine? Qué Laura nos ha dejado algunas pelis en el mueble por si nos apetece ver algo.
-      Sí, creo que sí sabré, si quieres ahora lo miramos –le contestó ella-.
-      Que sí, que cree que sí... no, no la verdad es que a mí mucho bañarme no me apetece, estoy molida... jajajaj... -se rió Alba tras escuchar a la mujer decir por detrás "¿Pero no tuvieron bastante con lo de anoche? ¿qué se han pasado también el día follando?"-..... dile que no sea envidiosa, que yo no tengo la culpa de que mi chica tenga tanta energía –miró a Natalia que la contempló con timidez, enrojeciéndose por lo que había escuchado desde el otro lado de la línea, pero también por lo que había contestado aquella mujer sobre ella-... Bueno, a las ocho más o menos ¿no? Sí, claro, cuando queráis... sí nosotras bien, no os preocupéis más... Ah, Bea... Gracias. Besos, bye.

Alba pulsó el botón de colgar y dejó el móvil a un lado en la mesa, luego apoyó el codo en el respaldo de la silla y descansó la cabeza sobre su mano mientras miraba ladeada a la morena con una profunda sonrisa.

-      ¿Qué? –le preguntó esta finalmente, nerviosa por el modo en que la rubia la estaba mirando en silencio. Pues cientos de mariposas habían empezado a aletear en su interior bajo aquella candidez-.
-      Estás guapísima. Eres, guapísima- le dijo Alba y ella se puso roja de inmediato-.
-      Gra.. gracias, tú también –atinó a responderle-.

Alba observó como la chica agachaba la mirada tímidamente, aquella dulzura en una mujer de aspecto tan "integro" y "seguro" era arrebatador, al menos a ella le estaba robando el corazón. Despacio enlazó los dedos de su mano liberada con los de la morena, la cual empezó a acariciarlos con ambas manos.

-      ¿Alba? –la llamó esta sin mirarla-.
-      ¿Sí? –respondió sin dejar de mirar como su mano era acariciada y contenida por las de aquella mujer que tenía frente a sí-.
-      Mañana tenemos que regresar a la ciudad, y se acerca el fin de mes y yo... – no sabía como iba a decirle lo que le tenía que decir-... yo necesito decirte... necesito que sepas que...

Alba se removió nerviosa en cuanto vislumbró por donde les conduciría aquella conversación, se incorporó en la silla y con la otra mano que le quedaba selló los labios de la más alta.

-      Shhhh.... no hablemos de esto, hoy no por favor... -le pidió-.
-      Pero es que yo... -intentó seguir, pues no sabía cuándo volvería a encontrar las fuerzas para decirle la verdad a Alba sobre lo que sentía-.
-      Por favor Nat... -le suplicó ella poniéndose en pie nerviosa-... disfrutemos estas horas que nos quedan juntas como hasta ahora lo hemos estado haciendo, tendremos tiempo de hablar y decidir cuando lleguemos a la capital –la miró con un ruego tiñendo sus ojos-. Quiero disfrutar de esto ahora. Así. ¿vale?

Natalia quedó muda por unos instantes mientras ambas se miraban. Necesitaba decirle que la amaba, que no quería que lo que estaban viviendo se terminara, preguntarle si cabía alguna posibilidad de que pudiera encontrar espacio para ella en su vida... pero no dijo nada ante aquellos ojos, ante aquellas palabras, ante aquel temor melancólico-vulnerable que vio reflejado en toda su actitud corporal. Trató de serenarse, y se puso en pie frente a ella. Alba agachó la mirada al sentir que enlazaba sus manos con las suyas, suspiró tratando de contener todo lo que en su interior se removía.

-      Me parece bien. Yo también quiero disfrutar de esto... -la tranquilizó la morena. Alba la miró de nuevo a los ojos, y entonces añadió- Me basta y me sobra si te tengo ti. Conmigo.

Los ojos de la rubia tintinearon y se aguaron al instante, un nuevo quiebro volvió a desgarrar su vida con aquella mirada, con aquellas palabras... Una vez más los edificios que constituían su mundo se desmoronaban y ella no sabía si saldría viva esta vez de entre los escombros. De pronto, como si Natalia pudiera presentir su flaqueza, borró los pasos que las distaban y la agarró por la cintura, mientras que con aquella boca vertiginosa atrapaba de nuevo la suya temblorosa tratando de borrar todo aquel mar de decisiones, temores y dudas que se avecinaban en breve.

Sex education. //Albalia.Where stories live. Discover now